PLAZA

 

LAVALLE

 

 

Arcón de Buenos Aires

 

 

 

 

PLAZA LAVALLE

 

LA PLAZA DEL PARQUE

 

La plaza del General Lavalle, antes "Plaza del Parque" llamada asi por el parque de artillería. Se encontraba rodeada de  viviendas, como el Palacio Miró.  También se situaba alli el Magnífico edificio que pertenecía a la Estación del ferrocarril del Oeste. Una plaza, convertida en un verdadero parque, con sus jardines, arboleda, pintorescos kioscos, enrejados, glorietas; etc.

La plaza era un campo abierto, compuesto de 2 manzanas de 150 varas, con una que otra casa de material y algunos ranchos en los frentes que la rodeaban: y en esa época estaba en pleno funcionamiento la fábrica de armas antecesora al Parque de Artillería.

 

 

   

 

 

 

Esta plaza comenzó sus días como quinta. Era llamada el Hueco de Zamudio (nombre del dueño). En este hueco se refugiaba gente muy poco respetable, mas que nada delincuentes. Como todas las plazas fue paradero de carretas, pero para 1822 cesaron las actividades comerciales y el lugar paso a ser conocido como "la Plaza del Parque".

 

Muchas mudanzas hubo en esta esquina de Libertad y Tucumán, ya que ahí mismo funcionó un albergue de mendigos, así como el famoso circo Chiarini.

 

 

Años más tarde se instaló en los limites de la actual plaza Lavalle la Fábrica de Armas y el Parque de Artillería al rededor de 1800. También en los limites de la plaza se instaló el cuartel del 2° batallón del regimiento 1 de infantería. En ese mismo lugar se instalaría también el Cuerpo de Bomberos.

 

Parque de Artillería (Plaza Lavalle)
El parque de artillería se instala en 1822 en la zona conocida como el “hueco de Zamudio”. Poseía una fábrica de armas y un depósito de pólvora. Luego, la plaza que lo rodeó pasa a llamarse "Plaza del Parque" y en 1878 toma su nombre actual de "Plaza Lavalle" en homenaje a Juan Lavalle. El Parque de Artillería, ubicado donde luego se construiría el Palacio de Justicia, fue el escenario principal de la Revolución del Parque de 1890 contra el gobierno del presidente Miguel Juárez Celman, y es tomado por los revolucionarios radicales al mando de Leandro N. Alem.

 

En 1887 se inaugura el monumento a Juan Galo Lavalle, realizado por el escultor uruguayo Pietro Costa. Una columna de 18 metros de altura sostiene la efigie del militar, tal vez el único representado sin caballo, dado que la ordenanza de 1874 prescribía un monumento ecuestre, optándose por la columna dórica. Este monumento está ubicado en la Plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales y a pocos metros del Teatro Colón.

 

 

 

 Es la única torre estatuaria de la ciudad de Buenos Aires, rodeado por los escudos de las primeras 14 provincias argentinas.
 

 

Juan Galo Lavalle fue un político y militar en las batallas por la independencia. Descendiente directo del conquistador de México Hernán Cortés, Lavalle nació en Buenos Aires en 1797 y murió, luchando contra el gobernador Juan Manuel de Rosas, en 1841.

 

Plaza Lavalle antes de 1900, no estaban ni Tribunales ni el Mirador Massue. En su lugar se ve una casita italianizante de dos plantas. Pero ya estaba el Monumento a Lavalle (1887) confeccionada por el escultor italiano Pietro Costa y la plaza aparece parquizada.

 

 

En la manzana más próxima al Teatro Cervantes, en 1827, Santiago Wilde se asoció con un grupo de ingleses a instaló el Vauxhall, el primer jardín público al estilo europeo, obra del horticultor M Fabier. Eran edificios con magníficos jardines con plantas exóticas, donde también Wilde tenía su residencia. Había un lujoso hotel francés y un circo criollo para 1.500 personas, también un pequeño teatro, donde se inició nuestro Teatro Argentino, con figuras como Casacuberta. El jardín era amenizado por una banda musical y un pequeño zoológico.

 

 

Las inundaciones del terreno hicieron terminar con este parque de diversiones y entretenimientos. Hacia 1840 los terrenos fueron adquiridos por Mariano Miró y Felisa Dorrego, descendiente del Gral. Manuel Dorrego, quien que fusilado en una emboscada. Levantaron un palacio muy suntuoso y enriquecieron la arboleda con valiosos y finísimos ejemplares: El palacio Miro.  Fue centro de una gran vida social; hasta fue invitada la Infanta Isabel en su visita a Buenos Aires en 1910. Esta plaza y el palacio fueron escenarios de enfrentamientos, un bastión en la batalla de la Revolución de 1890, y epicentro de sangrientos episodios de la larga historia entre unitarios y federales. Finalmente, fue demolido en 1937.

 

 

 

*Sociedad del camino de hierro de Buenos Aires al Oeste*

 

El 17 de septiembre de 1853, Llavallol, Miró, Guerrico, Larroudé, de la Riestra Van Praet y Gowland, a los que luego se unieron Esteban Rams y Vicente Basavilbaso, constituidos en *Sociedad del camino de hierro de Buenos Aires al Oeste*, se presentaron ante el gobierno de la Prov. solicitando: la concesión y privilegio de construir un camino de primer orden, cuyas conducciones se efectuarían por locomotoras.

 

La primera estación se establecería en el predio donde se levanta el Teatro Colón, y para evitar expropiaciones las vías atravesarían la plaza formando una ligera curva por delante del Parque de Artillería y, al enfrentar la esquina de éste, tomaría la calle Lavalle, seguirían por Callao, Corrientes, Centro América (hoy Pueyrredón), Piedad (Bartolomé Mitre), hasta empalmar en la actual Plaza del Once con el trazado actual, hasta Flores. Estaciones intermedias serían Almagro, Caballito y Flores.

Los trabajos empezaron en 1855, a pesar de una serie de inconvenientes y evidente oposición del vecindario.

 

Así, los terraplenes fueron perjudicados por las lluvias que cayeron en el otoño de 1857, y otras obras, entre ellas las vías, fueron destrozadas varias veces por manos anónimas, consecuencia de la hostilidad con que algunos miraban el avance de los trabajos.

 

Estación Del Parque 1855 - 1883. Hoy Plaza Lavalle y aledaños. La estación Del Parque estaba ubicada entre las calles Del Cerrito (hoy Cerrito), Tucumán, Libertad y Temple (hoy Viamonte).

 

Vista exterior de la estación Del Parque.

 

 

Vista interior de la estación Del Parque con sus andenes

 y se observa parte de la mesa giratoria.

 

 

Locomotora*La Porteña*

 

Respecto del material rodante, la compañía adquirió finalmente en Inglaterra una locomotora usada que ya había hecho su campaña en la Guerra de Crimea: La veterana locomotora fue trasladada a Buenos Aires y sacó carta de ciudadanía con el nombre de *La Porteña*. Si grande fue la expectativa que en la Navidad de 1856 suscitó la llegada al puerto de aquella máquina de vapor, mayor fue el aborto veinte días después, al verla pasar por las calles de la Ciudad sobre un enorme carromato construido ex profeso y tirado por treinta caballos. Unos días más tarde del desembarco de La Porteña, llegó el maquinista Allan, especialmente traído para iniciar en el manejo de la locomotora a sus futuros colegas argentinos.

 

 

Vista de la vía férrea cortando la Plaza Del Parque (hoy Plaza Lavalle). El tren partía desde la Estación Parque, cruzaba la actual Plaza Lavalle en dos curvas y contracurvas, tomaba por la actual calle Lavalle, hasta el Boulevard Callao, desde alli por el pasaje Los Hornos de Bayo (hoy Rauch), llegaba al terraplén de la calle Corrientes, continuaba hasta Centro América (hoy Pueyrredón), girando a la izquierda seguía hasta Piedad (hoy Bartolomé Mitre) entrando a la estación Once de Septiembre y desde alli en forma paralela al camino Real (hoy Rivadavia) hasta Floresta, eran los primeros 10 kilómetros de recorrido. Al fondo el palacio Miro.

 

 

 La locomoción de vapor estaba asegurada, por lo que los caballos de tiro no entraron siquiera en escena. Los vagones que compusieron el primer convoy ferroviario argentino y que acompañaron en su viaje oceánico a La Porteña y a la Argentina, la segunda locomotora que se introdujo en el país, eran vehículos de cuatro ejes, divididos en comportamientos, sin plataformas, con portezuelas y estribos laterales, con asientos dispuestos en forma transversal y cortinas de género en las ventanillas. Eran alumbrados por lámparas de aceite y estaban hechos de madera de pino (La Porteña y el Vagón se encuentran en muestra en el Museo de Transporte y Producción de Luján, Provincia. de Buenos Aires).

 

 

Recién en 1878, se bautiza a la plaza con el nombre de Lavalle. En 1887 se inaugura el monumento a Juan Lavalle, esa magnifica torre de Pedro Costa. Hacia 1905 comenzaron las construcciones del Palacio de Justicia, que finalizarían en 1910. En el interín, 1908, se mudó el Teatro Colón frente a la plaza, fue inaugurado el 25 de mayo; antes había estado frente a la  Plaza de Mayo  donde hoy se encuentra el Banco Nación.

 

 

El palacio Miró, mansión de Felisa Dorrego y Gabriel Miró con su enrejado simple y fuerte, cuyos pilares tenían imponentes jarrones con cactos, el jardín estaba adornado por leones de mampostería y se habían plantado especies exóticas. Una verja sencilla lo rodeaba, con pilares coronados por jarrones en donde se advertían cactáceas; el camino que conducía por el parque hacia la escalinata de mármol, el corredor y los lujosos aposentos, sus salones decorados con valiosas obras de arte, su señorial fachada, la vidriera en forma de cúpula servía de remate al edificio. A ambos lados del portón de acceso, las columnas remataban en bustos romanos. En 1937 se inauguró la ampliación de la plaza por lo cual se había expropiado el solar que ocupo el viejo palacio.

 

 


Plaza Lavalle y Teatro Colón. En 1908 y 1910 se habilitaron el teatro Colón y el Palacio de Tribunales. El monumento mira hacia el teatro.
 

 

Sobre la calle Talcahuano se emplazó un reloj solar construido en los talleres del Servicio hidrográfico del Ministerio de Marina y donado a la municipalidad que en junio de 1942 desapareció de la plaza y poco tiempo después apareció junto a un manuscrito que mencionaba que se lo pegue con cemento. Está realizado en mármol y bronce. Marca la hora-sol graduada en una placa de bronce sobre la cual se proyecta la sombra del estilo o gnomon que determina el acimut y la altura del sol y las diferentes posiciones de éste en los signos del zodíaco. Constituye una rareza pues, generalmente estos relojes de sol suelen hallarse no en las plazas sino en el interior de los patios de las iglesias.

 

 

haga click en la imagen para ampliar -(varias fotografías).

 

 Ya para 1910, a esta plaza, se la tiene como uno de los espacios verdes mejor cuidados, con mucha variedad de canteros florecidos y sus árboles de distintas especies. Este marco la convierte hoy en día en una de las más hermosas plazas de Buenos Aires.

 

 

 

 

El Palacio de Tribunales se comienza a construir en el lugar en que estaba emplazado el Parque de Artillería a partir de 1906 y es inaugurado en 1910. También es obra del Arq. Norbert Maillart (Palacio del Correo, Colegio Nacional Buenos Aires). Bien a la derecha esta el mirador Massue.

 

 

 

Se observa a la derecha el mirador Massue y a espalda del monumento

vislumbra el Palacio de Tribunales.

 

 

se inaugura el 5 de septiembre de 1921, tuvo una significación. Por un lado, para el país, constituyó un verdadero acontecimiento cultural y social que convocó a , intelectuales, políticos, y por , a lo más graneado de la sociedad de principios de siglo. El suceso mereció un despliegue excepcional por parte de la prensa porteña. Por otro, fue la cristalización del sueño más anhelado de la actriz española María y su esposo Fernando Díaz de Mendoza, matrimonio que no sólo empeñó su voluntad y toda su energía, sino su fortuna personal para concretar el proyecto de construir en Buenos Aires el estupendo coliseo.

 

 

 

 

 

La estatua de Trajano, en la plaza Lavalle, es el único monumento porteño que homenajea a un emperador romano. Es una réplica de la que se exhibe en el Museo Popular de Nápoles. La donó en 1961 el Centro de Acción Latina, con motivo de los ciento cincuenta años de la Revolución de Mayo. Su base de mármol reproduce la Columna Trajana de Roma, del año 113 d.C.

 

 

En un principio esas tierras correspondían a la parroquia San Nicolás Di Bari que estaba donde hoy se sitúa el obelisco. A la derecha de la foto se divisa el Mirador Massue hoy día bastante reformado. Por estas tierras pasaba un arroyo, que se llamó el Tercero del Medio, y por ello la zona había quedado deshabitada. Tiempo mas tarde se construyó un puente de madera en la esquina de Lavalle Y Libertad que luego se hizo de ladrillo:  "Puente de los Suspiros". El arroyo Segundo o Tercero del medio se formaba al rededores de la plaza Congreso, siguiendo un recorrido zigzagueante por Corrientes, Libertad , Tucumán y Cerrito para formar un bañado donde se levanta la estatua de Dorrego, en Viamonte y Suipacha.  Desde alli seguia por el Zanjón de Matorras, cruzando las tierras de Jerónimo Matorras hasta el pasaje Tres Sargentos para desaguar en el rio.

 

 

En la plaza existen varios monumentos y esculturas, y también árboles centenarios. Además del monumento de Juan Galo Lavalle, hay otro en memoria de los muertos del atentado a la AMIA y finalmente uno que recuerda el accidente aéreo que se cobró la vida de varios bailarines del Teatro Colón en 1971. Entre los árboles centenarios se encuentran plantados algunos agathis australianos de más de 120 años y un Ceibo de Jujuy plantado en 1878 por Torcuato de Alvear.

 

 

En la plaza Lavalle-Vista del teatro Colón. Desde 1875 los burdeles fueron aceptados en Buenos Aires, pese a su tan mala reputación. El barrio de los burdeles primero se sitúa en esta plaza y sus alrededores.

 

 

 

 

El monumento a Lavalle

 

El monumento a Lavalle es una escultura de mármol erigida en 1887, apoyada sobre una columna de estilo dórico, del mismo material, que nace sobre un torreón de mampostería revestido en piedra arenisca que se encuentra rodeado por los escudos de mármol de las catorce provincias del Río de la Plata. La base cuadrangular inferior a la columna ostenta leyendas alusivas al prócer, encontrándose su parte inferior ornamentado por una guirnalda circular de roble y laurel, también de mármol. La altura aproximada del monumento es de 26,00 m.

 

 Juan Galo Lavalle, hijo de María Mercedes González Bordallo y Manuel José Levieux de La Vallée y Cortés, contador general de las Rentas y el Tabaco del Virreinato del Río de la Plata, quien era descendiente directo por parte de su abuela paterna de Hernán Cortés, conquistador de México, y por parte de su abuelo paterno de la familia francesa Levieux condes de La Vallée; de donde proviene la forma simplificada de su apellido como Lavalle.

 

 

 

 En 1812 ingresó como cadete en el Regimiento de Granaderos a Caballo, momento en el cual cambió su apellido a "Lavalle" para desprenderse de su origen español, algo muy común entre los jóvenes patriotas de la época. Tratando de huir al norte, a Bolivia, con unos cuantos camaradas leales, Lavalle fue muerto (probablemente por accidente) en una residencia privada en Jujuy cuando un grupo que acertaba a pasar por allí disparó una serie de tiros contra la casa; cuando sus leales seguidores se enteraron de que existía el propósito de profanar sus restos, formaron secretamente una guardia de honor para escoltar el cadáver de Lavalle fuera del país, hasta Bolivia, donde lo depositaron en la ciudad de Potosí hasta que los restos pudieran ser devueltos a Buenos Aires, lo que aconteció en 1868, siendo inhumados en el cementerio de La Recoleta.

 

 

 

 “Fuente de los bailarines”

 

  LA ESCULTURA ES …

Una Fundición de bronce conocida como la “Fuente de los bailarines”, representa a los bailarines Norma Fontenla y José Neglia y fue realizada en memoria de los nueve integrantes del Ballet Estable del Teatro Colón que murieron en el accidente aéreo de 10 de octubre de 1971: Norma Fontenla, José Neglia, Rubén Stanga, Marta Raspanti, Margarita Fernández, Carlos Santamarina, Antonio Sambrana, Carlos Schiafino y Sara Boschovsky. La estatua corresponde al escultor Carlos de la Cárcova (1903-1974) y la fuente por el arquitecto Ezequiel Cerrato. Inaugurada en 1972.

 


 


El 10 de octubre de 1971 los primeros bailarines José Neglia y Norma Fontenla, junto con integrantes del ballet que los acompañaba en gira a Trelew, mueren trágicamente en un accidente en el que cayó el avión que los transportaba en el Río de la Plata.

 



 



VEA LA NOTICIA EN ESTOS LINKS Y ALGO SOBRE SUS VIDAS:

http://www.youtube.com/watch?v=UiCcpS5lS0g&feature=related




VEA A NORMA FONTELA CON LA MUERTE DEL CISNE AQUÍ:

http://www.youtube.com/watch?v=HTZh9kABD1s

 

 

 

 La Escuela Presidente Roca

 

Frente a la Plaza Lavalle de la Ciudad de Buenos Aires, hay un edificio cuyo aspecto exterior parece el de un templo, y sin embargo es una escuela pública primaria. La Escuela Presidente Roca, inaugurada en 1903, obra de estilo neogriego del arquitecto italiano Carlos Morra, fue modelo de las llamadas "escuelas palacio" diseñadas durante la Generación del 80 y símbolo de la educación popular laica.

Su fachada monumental, engalanada por unas vigorosas columnas monolíticas de granito gris, está coronada por una serie de estatuas realizadas por el escultor Giovanni Arduino.

Es frecuente que, al ver este edificio vecino al Teatro Colón, la gente no imagine que se trata de una Escuela, y si por caso alguien se entera de que es la sede de una Institución educativa, rápidamente piensa que se trata de un colegio secundario o de una Universidad; pero no : es una Escuela primaria.

Efectivamente, en su libro de 1849, dice Sarmiento que "nuestras escuelas deben ser construidas de manera que su espectáculo obrando diariamente sobre el espíritu de los niños, eduque su gusto, su físico y sus inclinaciones". Esa idea es la que explica el monumental edificio de la Escuela Presidente Roca en la Plaza Lavalle.

El edificio no es un palacio suntuoso por vanidad o por despilfarro. Es un edificio importante porque su propósito es importante y porque la arquitectura, de acuerdo a la teoría sarmientina, es una herramienta pedagógica. El edificio transmite valores pedagógicos. Enseña a la comunidad lo importante que es la educación. Y enseña al niño que la sociedad valora en mucho su educación y por ello le ha destinado para ese propósito, uno de sus mejores edificios.


 

 La escuela Roca fue concebida como modelo del programa de la "educación común". El terreno seleccionado de la esquina de Libertad y Tucumán había sido sede del batallón del Regimiento 1 de Infantería, luego del cuerpo de Bomberos y posteriormente lugar de asentamiento de un circo.

 

El edificio de la ESCUELA PRESIDENTE ROCA, puede considerarse un paradigma de las construcciones encargadas por el Consejo Nacional de Educación dentro de su plan de Arquitectura Escolar del año 1899. Corresponde a una instancia superadora de las formas y las ideas que llevaron a la construcción de las denominadas "escuelas palacio" a partir de 1884. Este plan no solo buscaba establecer reformas funcionales, higiénicas y de infraestructura sino también transformar los espacios y formas arquitectónicas en una herramienta didáctica.

 

 

Por la vereda de Avenida Córdoba, entre Jacarandaes mimosifolia, nos dirigimos al lugar donde se halla la estatua de Hipólito Irigoyen. Pasado los años y acalladas las pasiones se resolvió levantarle un monumento cuyas características debían ser majestuosas. En 1946 se llevó a cabo un concurso de proyectos, pero el monumento no se llevó a la práctica.

 

En 1972 se volvió sobre el asunto. Fue entonces cuando la señora Amelia B. de Ferrari, viuda del escultor Pedro F. Ferrari que había sido uno de los escultores convocados para el anteproyecto de monumento, donó a la Municipalidad la maqueta de yeso realizada por su esposo. Aunque no reunía las condiciones de "en escala ciclópea" fue aceptada por decreto Nº 6211 de 1972, fijándose el lugar de emplazamiento en la "Plaza General Lavalle" escenario de la revolución del 90 y a pocos metros del Frontón Buenos Aires donde tuvieron lugar las reuniones preliminares de la formación de la Unión Cívica Radical. La figura de Hipólito Irigoyen, en tamaño natural se halla en una rotonda enmarcada por cuatro ejemplares de Styphnolobium japonicum. Colocada sobre un pequeño pedestal la estatua tiene la cabeza descubierta y la mano derecha apoyada sobre el pecho.

 


 

 

 

 

 

 

La terminal original del "ferrocarril del Oeste" estaba frente a la Plaza Lavalle.

 

  La popularidad de la milonga llevó a la instalación de salones de bailes públicos en los distintos suburbios de Buenos Aires y Montevideo. Estos salones fueron conocidos con el nombre de academias. En estos lugares también se bailaba polka, vals, mazurcas, paso doble, etc. Hacia fines del siglo XIX aquellas primeras milongas darían origen al tango bailado. En 1870 llega a Buenos Aires  un instrumento parecido al acordeón fabricado por el alemán Alejandro Band, "el bandoneón".

 

Dicen que en tiempos de carnaval el tango se introdujo por vías del Teatro Politeama. Sin embargo aun se lo consideraba un baile negroide. 

 

Cafés de hombres solos existían *Lo de Hansen*, *el kiosquito* y *el Tambito*, todos en parque Tres de Febrero, *El Garibaldi* ubicado frente a Plaza Lavalle y *el Guaraní* en la esquina de Corrientes y Esmeralda. También hubo otros en Palermo donde estaba el arroyo Maldonado, Santa Fe y Juan B Justo llamado *La Paloma*. En la esquina sudoeste de Corrientes  y Esmeralda estaba el *Café Cabildo* con el *teatro Odeón* inaugurado en 1891, el *Royal hotel* y *el Royal Keller*, un bar nocturno ubicado en el sótano. Todo ese predio fue demolido en la década de 1990.

 

Los mataderos existieron desde que Juan de Garay repobló Buenos Aires. Al principio, cuando la ciudad era un pequeño caserío, se cree que el matadero estaba a unas pocas cuadras del fuerte. A medida que la ciudad crecía, los lugares para faenar se retiraban, aunque nunca se buscó un lugar muy alejado. El primer matadero oficial aparece en 1607. Un funcionario del Cabildo controlaba la calidad y los precios de la carne. Se llamaba “Corral de bacas para propios”. Funcionó en Plaza Lavalle, después en Recoleta y luego en Belgrano. Con el tiempo hubo otros más, en distintos puntos de la ciudad. Alrededor del matadero siempre se formaba un poblado de trabajadores y además era un reducto para los gauchos nómades que seguían la vida del campo mientras permanecían en sus alrededores.

 

La nueva plaza, fue un lugar bastante solitario y abandonado hasta los albores de la segunda mitad del siglo XIX, a pesar de los mendigos que pululaban en sus adyacencias. Tanto es así, que eran pocos los que se animaban a cruzarla a medianoche, seguramente por temor a encontrase con la Viuda del Parque. La Viuda, una de las supersticiones más arraigadas en aquella época. Era una aparición, especie de fantasma que se presentaba en noche en los sitios apartados en forma de mujer enlutada, cubierta de pies a cabeza con un gran manto o rebozo negro. Este siniestro personaje salía inesperadamente al paso de los jinetes o peatones y corría detrás o delante de ellos. Bien dicen que hasta las supersticiones más grotescas se apoyan sobre un fondo de verdad. Así, según las versiones de la época, un asaltante nocturno tenía a mal traer a la población porteñas que acostumbraban cumplir su cometido a caballo en las zonas apartadas de la ciudad. Este sujeto, que llevaba prendas femeninas y al que se conocía con el nombre de La Viuda, habría dado origen al dicho popular.
 

 

  El circo Chiarini que estuvo en ese predio, la compañía pertenecía al italiano José Chiarini, nacido en Roma y su esposa Madame Angelita. Actuó en 1869 y en 1877 se hacían pruebas de acrobacia, equitación, gimnasia y mímica. Habían hecho varias giras por Europa, Argentina y el Caribe y que soñaban con recorrer todo el continente americano. Los Chiarini, eran la mayor dinastía italiana del circo, que habían aparecido por primera vez en Francia en 1580, en la Feria de Saint Laurent con equilibristas de cuerda y marionetistas, y en 1830 actuaron en la Argentina por primera vez. En la actualidad los artistas siguen ostentando con orgullo sus linajes y el pertenecer a una tercera, cuarta o quinta generación circense es un respetado título. En 1829, actúa en el Vauxhall, el circo de José Chiarini, el forzudo llamado "Hércules Williams". Este "hombre de acero" rompía adoquines con la mano, levantaba caballos desde el suelo, tiraba bueyes con sus dientes y doblaba barras de metal con sus manos. Pero no estaba solo, lo acompañaban grandes payasos que eran la atracción de los más chicos. Ciento de espectadores quedaron asombrado con las hazañas de Williams. El payaso que trabajaba con ellos era José Camilo Rodríguez, el cubano.El circo fue el espectáculo más popular en estas tierras, durante los tiempos de la colonia y los de la vida republicana independiente.

 

 

 

 

El parque Argentino fue antecedente del Jardín Botánico de Buenos Aires. La sociedad comercial se formó con un capital de 100.000 pesos, siendo socios fundadores varios caballeros ingleses que también bautizaron al parque con el nombre Vauxhall. El famoso Vauxhall fue el primer jardín público que al estilo europeo se abrió al público en 1827. Ese año Santiago Wilde se asoció con un grupo de ingleses e instaló el Vauxhall, el primer jardín público al estilo europeo, obra del horticultor M Fabier. Eran edificios con magníficos jardines con plantas exóticas, donde también Wilde tenía su residencia. Habia en el Parque un lujoso hotel francés a cargo de los señores Porch y Bernard, grandes salones de baile y un circo con capacidad para 1.500 personas, también un pequeño teatro que en el verano se realizaban funciones vespertinas con actores del Teatro Argentino con figuras como Casacuberta. El jardín era amenizado por una banda musical que los domingos quebraba con sus acordes la monotonía de esa zona, todavía despoblada. Y había un pequeño zoológico. Las inundaciones del terreno hicieron terminar con este parque. Hacia 1840, la residencia y el parque fueron adquiridos por Mariano Miró y Felisa Dorrego, descendiente del Gral. Manuel Dorrego, quien fue fusilado en 1828 por Lavalle. Levantaron el palacio y enriquecieron la arboleda con valiosos y finísimos ejemplares. En el Vauxhall, actuó años después un célebre personaje de la época, el italiano Pedro Sotora, que se auto titulaba ´´el hombre incombustible y el rey del fuego´´. Una de sus habilidades más llamativa era la de comer estopa ardiente. Solía lanzarse a la pista dando saltos mortales. Fue el primer divo que se vistió y pintó de payaso en el país.


El perímetro del parque estaba rodeado por una rústica pared de cerco, que sobre la calle Uruguay estaba emplazada 5 mts más adentro de la línea general, para que los concursantes puedan dejar ahí sus cabalgaduras y carruajes, todavía hoy esa calle es más ancha entre Córdoba y Viamonte.


En el año 1830, los residentes franceses festejaron, en el Vauxhall, la ascensión al trono del Rey Luis Felipe. Como es de suponer, el Parque Argentino, era un aliciente para los habitantes de la ciudad, porque les brindaba un espectáculo novedoso y atrayente. Pero había un serio problema que le restaba concurrencia. Durante toda su existencia, el parque sufrió los frecuentes desbordes del arroyo Tercero del Medio, que transcurría por la actual calle Viamonte y aislaba al complejo del casco urbano. Según cronistas de la época, se atribuye su declinación comercial a esa desfavorable situación geográfica. Después de las lluvias era muy difícil llegar hasta allí, porque el viaje desde el centro se interrumpía cuando se arribaba al famoso arroyo. Algunos años más duró el apogeo del Parque Argentino, pero el mal estado de las calles hacía sumamente difícil el acceso al lugar y por eso sus directores abandonaron la empresa. Ya casi sin que el parque produjese provecho económico alguno, a mediados de la década de 1840, don Santiago Wilde, que formaba parte de la sociedad creadora del parque y original propietario de los terrenos, compró todas las acciones societarias y volvió a ser único dueño de lo que fue, por muchos años, su residencia particular.


 

 

 

 

 

 La primera calesita

 

 

La primera que llegó a Buenos Aires fue en 1860 y estaba impulsada por un caballo. Hacia los años 30 aparecieron las primeras con motor. La mayoría de los barrios porteños tuvieron y tienen aún su calesita. La denominación “calesita” es argentina. Deriva de la expresión “vamos a jugar a las calesas”. De ahí, al “calesero” y al “calesitero”, hasta llegar a la “calesita”. La pera y la sortija son de autoría porteña. Quien logra alcanzarla tiene como premio una vuelta gratis. En la calesita los caballos de madera permanecen quietos mientras que en los carruseles suben y bajan. Esta es la principal diferencia aunque se nombren indistintamente.

 

 La primera calesita argentina se instaló entre 1867 y 1870 en el antiguo barrio del Parque, que quedaba entre lo que hoy es el Teatro Colón y el Palacio de Tribunales, donde se encuentra actualmente la Plaza Lavalle. La misma había sido fabricada en Alemania, ya que hasta 1891 no se fabricaría una en el país. Esta primer calesita argentina fue construida por Cirilo Bourrel, Francisco Meric y un financista español apellidado De la Huerta, y fue instalada en la entonces Plaza Vicente López. La empresa que habían formado se disolvió a los pocos años, y sólo De la Huerta continuó fabricándolas. Solía vendérselas a los inmigrantes españoles con facilidades pago, para que tuvieran una fuente de trabajo apenas arribaban al país.

 

 

 

 

       
           


 

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