El primer director de la fábrica fue Domingo Matheu, designado en ese
cargo el 29 de septiembre de 1815.
En ese tiempo el
“hueco” que daba al
frente del Parque de
Artillería era un
basural, hasta que en 1822 el predio se convirtió en plaza. Muy pocas viviendas se
encontraban en los alrededores, por lo que el Parque de Artillería
aparecía como una construcción imponente, con su frente por Lavalle; de
ahí que a esta calle se la conoció durante muchos años por el nombre de
Del Parque. Y ese mismo nombre recibió el barrio.
Un muro liso rodeaba la manzana, lo que formaba el edificio de estilo
colonial. En su pórtico lucía la estatua de Marte.
En la época de Rosas se instaló el arsenal con frente a la calle Uruguay.
Era un edificio estilo
colonial y lo rodeaba en todo el perímetro de la manzana un muro chato y
liso. Fue instalado para taller y maestranza del ejército.
Posteriormente se instaló el cuartel, que miraba a la plaza, y se
ampliaron los talleres. En 1863 el Parque tenía siete almacenes grandes
con material de guerra, cinco talleres, una sala de armas, oficinas y
habitaciones para sus empleados. En los dos patios se depositaban piezas
de artillería y proyectiles de gran calibre, carros y cureñas.
Los sones militares, los toques de clarines, el redoble de tambores y las
dianas eran los acordes que por muchos años marcaron las horas del día en
la apacible zona que se iba transformando con el correr del tiempo.
Interior del parque. A medida que el progreso se iba instalando en los distintos barrios o
parroquias, como se los denominaba entonces, los primitivos cuarteles y
fábricas de armas se fueron trasladando a zonas menos pobladas.
En 1872 una comisión de vecinos destacados le solicitó al presidente de la
Nación, Domingo Faustino Sarmiento, el traslado del Parque de Artillería
como medida de precaución para protección de la vida del vecindario, que
estaba expuesto a una catástrofe como la que se produjo en 1865 en la
Plaza San Martín
por la explosión del
polvorín, que causó más de 70 víctimas.
Ahí se atrincheraron los
sublevados en la llamada Revolución de 1890 contra el presidente Juárez
Celman, y como era julio y hacía frío consiguieron en una tienda unas
boinas blancas que posteriormente identificaron a la Unión Cívica
Radical.
El tiempo pasaba, no se procedía al traslado y los petitorios y
protestas continuaban.
Corría el año 1884 y los vecinos al Parque se dirigieron al intendente
Torcuato de Alvear quejándose por el humo y el vapor que invadían las
calles aledañas, arrojados por las chimeneas y las fraguas de la fábrica
de armas. Ese hollín que despedían caía sobre los techos y las aguas de
lluvia lo arrastraba a los aljibes, inutilizándolos para el servicio
hogareño.
Un año más tarde se ordenó la construcción del
Arsenal Principal de Guerra
Esteban de Luca, en
las calles Combate de los Pozos, Rincón, avenida Brasil y Juan de Garay. Y
muy cerca, en avenida Brasil y Pichincha, lindando con el arsenal, se
construyeron los cuarteles.
El Regimiento 5° que tenía asiento en el
Parque fue trasladado a Campo de Mayo.
Pero el viejo Parque siguió en pie.
En 1887 el 2° Batallón del Regimiento 1º de Infantería tenía su cuartel en
la esquina de Libertad y Tucumán. En 1888 se instaló el Cuerpo de
Bomberos, y al abrirse la Avenida de Mayo se demolió el edificio que
ocupaba frente a la
plaza Lorea. Al año
siguiente los bomberos lo abandonaron y fue ocupado por el arma de
Ingenieros.
En 1903 se demuele el Parque de
Artillería
para construir el
Palacio de los
Tribunales
frente a
Plaza Lavalle.
Muchas de las
maderas que se utilizaron para construirlo provenían del antiguo
edificio que los jesuitas tuvieron en los terrenos de la Plaza de Mayo y
que luego fue bautizado como Piquete de San Martín.
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