Las
tiendas europeas de hoy, híbridas y raquíticas, sin carácter local, han
desterrado la tienda porteña de aquella época, de mostrador corrido y gato
blanco formal sentado sobre él a guisa de esfinge.
En el caso de las grandes
tiendas, visitarlas fue, además de comprar, un paseo para grandes y chicos…
TIENDA
*A LA CIUDAD DE MÉXICO*
Ubicación: Florida 302. Año
proyecto: 1920. Año Inauguración: 1968. Esquina de Florida y Sarmiento donde
se levantó, a mediados de la década de 1920, una gran tienda "A la Ciudad de
México" que competía con Gath & Chaves y Harrods, todas situadas en Florida.
Durante un tiempo fue cajera de esta tienda la poetisa Alfonsina Storni. En
1968 el edificio fue arrendado por diez años por el Banco de la Ciudad de
Buenos Aires. Institución que había nacido el 17 de octubre de 1877 como
Monte de Piedad de la Pcia. de Buenos Aires, e incorporada luego a la
Municipalidad de Buenos Aires. En 1966, el Directorio del Banco Municipal
recibió del Gobierno la orden de adecuar la institución a las necesidades de
un país moderno. Para cumplir con este objetivo se consideró hacer del Banco
algo distinto, agresivo. Una de estas medidas fue la de inaugurar la Casa
Matriz en la Calle Florida y Sarmiento, construida con métodos de
vanguardia. Esto se adelantaba a la nueva imagen que unificaría la
remodelación de la sección Pignoraticia (Esmeralda 78) y del Departamento de
ventas (Esmeralda 660) y la apertura de nuevas sucursales en cada uno de los
barrios de la Ciudad. Para ello contaron con el diseño realizado por el
estudio F. Manteola, I. Petcheresky; J. Sánchez Gomez; J. Solsona; R. Viñoly.
Dos socios, Ollivier y Albert, fundaron en 1889 esta tienda, que tuvo sus
instalaciones en la esquina noroeste de
Florida y Sarmiento. En
la noche del 25 de mayo de 1907 un fuerte incendio que se declaró a
las 10 de la noche favorecido por el viento pampero que soplaba con
violencia, destruyó todo convirtiendo en cenizas los delicados géneros y la
infinidad de preciosos artículos de que estaban repletos los escaparates. En sólo un año se construyó un nuevo edificio con cinco pisos, donde la sedería,
los géneros de fantasía, para hábitos religiosos y de luto, los sombreros de
gran moda, las gorras, los paletós de última novedad. Las estolas para todas las edades, guantes, calzados, perfumes,
juguetes, muebles, gramófonos, máquinas de coser, artículos para viajes
convivían con sus especialidades, las telas y la ropa interior femenina:
corsés franceses, corpiños, fajas, etc., así como con otros diversos
accesorios de la moda. No faltaban entre tantos productos, los cuellos para
camisas de hombres, cuya artificiosa compostura se ofrecía en varios
modelos, siendo los más comunes el “Newcastle”, que podía tener unos 6,5
centímetros de altura, el “Marconi” y el más famoso de todos, el cuello
“Palomita”. Una de las novedades que ofrecía en 1930 para su clientela eran
“…guardapolvos en brin satinado blanco con cinturón a $ 2,60…” Con la
llegada del peronismo al poder, sería expropiada y rebautizada como “Grandes
Tiendas Justicialistas”. Luego de 1955 aquella última palabra cayó en el
olvido y pasó a llamarse “Grandes Tiendas Empleados de Comercio”, pero no
duraría mucho tiempo y el “progreso” se las llevó también. La tienda estaba asegurada en 900.000 pesos y
su capital destruido fue de 1.050.000. La tienda perteneció al señor Ricardo Boch.
Entre los años 1966 y
1968, el edificio sería la base estructural de la actual casa central del
Banco Ciudad, una obra que, responsabilidad de los arquitectos Manteola,
Petchersky, Sánchez Gómez, Santos, Solsona y Viñoly, “…se basó en la
inclusión de una pieza moderna dentro de otra del período histórico
anterior, respetando la estructura arquitectónica previa y manteniendo una
imagen de totalidad. Para ello se concibió una caja de cristal dentro de la
estructura metálica existente, que encierra en su interior los espacios
públicos y de trabajo.
En el cruce Cuyo y Florida
funcionó durante muchos años uno de los grandes almacenes de Buenos Aires
llamado "A la Ciudad de México", en el que trabajó como cajera la poetisa
Alfonsina Storni. Desapareció la tienda a causa de un incendio en 1907.
Para atraer a esos potenciales clientes, una tienda importante de la calle
Florida (la gran calle comercial de la época, que luego compartiría cartel
con Avenida de Mayo) como A la ciudad de México –que con la llegada del
peronismo sería expropiada y rebautizada como “Grandes Tiendas
Justicialistas”– publicaba en 1906 un mismo aviso en cuatro idiomas:
castellano, francés, inglés y alemán. “Las tiendas de Buenos Aires”,
señala el arquitecto José María Peña, director del Museo, “fueron desde el
comienzo del siglo XIX un lugar de reunión, en no pocas circunstancias los
dueños vivían en los altos y la tienda, atendida por ellos, estaba a la
calle.
Dos socios, Ollivier y
Albert, fundaron en 1889 esta tienda, que tuvo sus instalaciones en la
esquina noroeste de Florida y Sarmiento. En la noche del 25 de mayo de 1907
un incendio “…favorecido por el viento pampero que soplaba con violencia, lo
destruyó todo… convirtiendo en cenizas los delicados géneros y la infinidad
de preciosos artículos de que estaban repletos los escaparates…”. En sólo un
año se construyó un nuevo edificio con cinco pisos, donde la sedería, los
géneros de fantasía, para hábitos religiosos y de luto, los “…sombreros de
gran moda, las gorras, los paletós de última novedad… las estolas para el
sexo bello de todas las edades…”, guantes, calzados, perfumes, juguetes,
muebles, gramófonos, máquinas de coser, artículos para viajes convivían con
sus especialidades, las telas y la ropa interior femenina: corsés franceses,
corpiños, fajas, etc., así como con otros diversos accesorios de la moda. No
faltaban entre tantos productos, los cuellos para camisas de hombres, cuya
artificiosa compostura se ofrecía en varios modelos, siendo los más comunes
el “Newcastle”, que podía tener unos 6,5 centímetros de altura, el “Marconi”
y el más famoso de todos, el cuello “Palomita”. Una de las novedades que
ofrecía en 1930 para su clientela eran “…guardapolvos en brin satinado
blanco con cinturón a $ 2,60…”. Con la llegada del peronismo al poder, sería
expropiada y rebautizada como “Grandes Tiendas Justicialistas”. Luego de
1955 aquella última palabra cayó en el olvido y pasó a llamarse “Grandes
Tiendas Empleados de Comercio”, pero no duraría mucho tiempo y el “progreso”
se las llevó también. Entre los años 1966 y 1968, el edificio sería la base
estructural de la actual casa central del Banco Ciudad, una obra que,
responsabilidad de los arquitectos Manteola, Petchersky, Sánchez Gómez,
Santos, Solsona y Viñoly, “…se basó en la inclusión de una pieza moderna
dentro de otra del período histórico anterior, respetando la estructura
arquitectónica previa y manteniendo una imagen de totalidad. Para ello se
concibió una caja de cristal dentro de la estructura metálica existente, que
encierra en su interior los espacios públicos y de trabajo” .
TIENDA SAN
MIGUEL hoy PALACIO SAN MIGUEL
Tienda San
Miguel (Suipacha y Mitre)
La Tienda San Miguel nace en 1857 de la sociedad de dos jóvenes
españoles, Elias Romero y Patricio Gutiérrez, que se instalan inicialmente
en la actual calle H. Yrigoyen, entre Chacabuco y Piedras, y en 1871 se
trasladan a la esquina de Suipacha y Mitre, frente a la Iglesia de San
Miguel Arcángel, de ahí el nuevo nombre que adquiere la tienda.
El actual edificio data de 1926 y es obra del Arq. José Julián García Nuñez
(Hospital Español), que respetó el diseño del edificio original. El rasgo
característico del local son los magníficos vitreaux, en la claraboya del
salón principal y en el ventanal abierto en la galería del primer piso, con
la imagen del arcángel San Miguel, hechos en Buenos Aires por la firma
Antonio Estruch.
1926
TIENDA
A LA CIUDAD DE LONDRES
Fue la tienda mas basta y
surtida de la republica
Fue fundada en
1872 por el francés Jean Brun como un pequeño negocio en Perú 76 y tuvo
tanto éxito en la sociedad porteña, por la calidad de sus mercaderías y el
sistema de tienda por departamentos que, en casi cuatro décadas, se
convirtió en la más grande e importante de la ciudad con este imponente
edificio que abarcaba parte de Victoria, de la Avenida y todo el frente por
la veredaEste de Perú.
Para hacerle competencia
la también prestigiosa Gath & Chaves levantó su Anexo en la esquina noreste,
mientras la Maison Peyrú –famosa por su peluquería “Luis XVI”– se instaló en
la esquina sudeste del cruce con Piedras, pero “A la Ciudad de Londres” fue
la reina indiscutida hasta este mismo año del Centenario pues el 19 de
agosto, a las 20.30, se incendió.
El siniestro duró seis
horas, hubo algunos muertos y numerosos heridos y dejó a 600 empleados sin
trabajo, además de afectar al mencionado Hotel Chester, a una casa de rentas
propiedad de Ortiz Basualdo y a otros edificios. La residencia Beláustegui
de Cazón de la esquina suroeste, que albergó a la comitiva del presidente
brasileño Campos Salles en su visita de 1900, apenas se salvó de ser
alcanzada por la esforzada acción de los bomberos comandados por José María
Calaza a los que se sumaron numerosos voluntarios como el Payo Roqué, quien
fue visto sosteniendo mangueras de impecable frac y galera...
Acotemos que en la
planta baja de esta residencia, con entrada por el 602, funciona la
Confitería Perú que hasta hace pocos años era conocida por “Montevideo
Chico”, por reunirse en ella un numeroso grupo de exiliados uruguayos –que
se incrementaba luego de cada revolución en el país oriental– entre los que
sobresalía Florencio Sánchez.
Al fondo, la cúpula de la
tienda A la ciudad de Londres, incendiada en 1910 y reemplazada rápidamente por
un edificio muy bonito. Surgió en la calle Florida con el nombre *Los Salones
Argentinos*
A la ciudad de Londres
1894- 1910
Todas las compras que efectúo esta tienda fueron hechas
directamente en las principales fábricas europeas (y sin ningún
intermediario), lo que le permite vender sus mercaderías mucho más barato”,
decía la publicidad de la tienda que no se conformaba con extenderse sobre
las calles Perú, Avenida de Mayo y Victoria (H. Yrigoyen), sino que también
quería dominar el mundo: “Casas en París, Lyon, Londres, Saint Etienne y
Manchester”. Este empeño en diferenciarse de otros grandes comercios iba más
allá de lo declamativo, o la creación de un escenario lujoso (que, en este
caso, no sobrevivió a un pavoroso incendio de 1910). Además de imágenes del
edificio, el Museo puso en exposición algunas reliquias: una serie de
primorosos almanaques de bolsillo con dibujos de niños en escenas
supuestamente que la casa obsequiaba a sus clientes.
Los primeros años del siglo coincidían con la gran inmigración, esa de
europeos dispuestos a hacerse la América y países americanos dispuestos a
recibir a cuantos europeos pudieran viajar en esos barcos inmensos.
"A la Ciudad de
Londres", un local que había empezado en 1872 sobre la esquina de Yrigoyen y
Perú. Mientras abrían la Av. de Mayo la tienda empezó a ser más y más
exitosa, tanto que compró el terreno vecino que ahora daba a la nueva
avenida, y construyó a fines de los 1890 el edificio. Pero en 1910 un
incendio lo consumió totalmente, y lo que quedó fue demolido. La tienda se
mudó a un edificio más chico y menos lindo en Corrientes y Carlos
Pellegrini,
que fue expropiado en 1936 para el ensanche de Corrientes. Al final, la
tienda cerró, se fundió.
Desde 1878, su presencia se transformó en un emblema de la época. Surgida en
la calle Florida con el nombre de “Los Salones Argentinos” hacia el año 1872
con sólo siete empleados, el impulso de los hermanos Jean y Hugo Brun
facilitó su crecimiento, lo que los llevó a instalarse en el local que
perteneciera a la en aquellos años conocida tienda del francés Arnal,
llamada “La Porteña”.
Esta tienda ocupaba una propiedad de la sucesión del
general Bustillo, que se extendía por el lado este de la calle Perú, desde
Avenida de Mayo a Victoria, actual Hipólito Yrigoyen, con ingreso principal
por el número 76 de la primera de las calles mencionadas.
La Arquitectura interior
suntuosa, con una gran escalera de honor, esculturas y todo con moderna
iluminación a gas, tenía además bien nutridas vidrieras de exhibición hacia
las tres arterias que llevaron a “A la Ciudad de Londres” a ser considerada
en sus tiempos una de las tiendas más elegantes de Buenos Aires. Hasta su
nombre nos refiere a una de las ciudades exponentes
del prestigio de Europa en la materia. Editaba “La Elegancia”, su propia
revista de moda y se promocionaba como “el rendez-vous obligatorio de todos
los novios sentenciados a matrimonio con término perentorio”.
Iniciaron un
tratamiento personalizado al cliente, que incluía la devolución de la
mercadería si ésta no le resultaba satisfactoria, así como el regalo de
globos y juguetes a los niños acompañantes. Fueron además pioneros de las
ventas a precio fijo, en una ciudad -y un país- en el que, según
publicaciones de la época, el mundo femenino todavía estaba “acostumbrado al
interminable regateo de antaño.”
También fue pionera en ofrecer a su
personal un porcentaje por las ventas y premios sobre la comercialización de
determinados productos. Será entre su personal que, allá por 1904, comenzará
a surgir con el nombre de “Maipo Banfield” el club que con los años
conoceremos como “Club Independiente”, actualmente afincado en la vecina
ciudad de Avellaneda, que intervenía en torneos con otras firmas comerciales
o en simples desafíos.
“Los empleados de menor edad del incipiente club Maipo pagaban su cuota
social como el resto de sus compañeros, pero solo les daban el derecho a
presenciar los encuentros pero no a participar de ellos. Esta enojosa
situación provoco que estos jóvenes se reunieran en un antiguo bar de
Victoria (ahora Hipólito Yrigoyen) y Bolívar. Ocho pibes, todos de 14 a 17
años, iniciaron la sublevación. Aprovechando la marginación de los cadetes
en otras tiendas, el proyecto trascendió las fronteras de A la Ciudad de
Londres. Y entonces ya nada los detuvo… ellos querían ser un club
independiente. Por eso se bautizó por parto natural: “Independiente Foot
Ball Club”.
El 19 de agosto de 1910 el edificio de esta tienda se incendió, resultando
completamente destruidas sus instalaciones y las mercaderías, siendo las
pérdidas totales. Los bomberos salvaron varias vidas, con la colaboración de
marineros de la Prefectura, que se acercaron a colaborar. Superando estos
avatares, el 10 de octubre del mismo año, la tienda volvió a inaugurarse,
ahora en Carlos Pellegrini esquina Corrientes 999 y bajo el rubro Jean Brun
y Cia. Ltda. En el mismo sitio -aunque en un edificio modernizado-
funcionaría después la tienda de ropa masculina * Los 49 Auténticos* y a
posteriori la Editorial Kapelusz.
En la actualidad hay una confitería. Su
clientela “…desde las más antiguas y respetables familias porteñas hasta los
hogares más modestos, no hay persona que no piense en "A la Ciudad de
Londres" cuando de hacer compras se trata, podía visitar su gran cantidad
de secciones o departamentos, que eran provistos por las “casas de compra”
que la firma tenía - o decía tener - en París, Lyón, Londres, Manchester,
Nueva York y Filadelfia.
De allí recibía mercaderías de los diversos
ramos: lencería, blusas y “peignoirs”, modas y confecciones para niñas y
niños, bazar y menaje, modelos y confección para señoras, sedas y tejidos,
tapicería, mueblería y adornos, trouseaux, mercería, platería, instalaciones
para baños, menaje y cubiertos, tocador y perfumería, bonetería, artículos
para viaje, zapatería, ajuares para novias y recién nacidos, etc.,
justificando el considerarse “…la más vasta y mejor surtida de Sud América…”
Si en 1872 empleaba siete trabajadores, para 1916 su número era de mil, sin
contar los más de 2.500 que fabricaban prendas a domicilio para la firma.
Treinta coches especiales y diez carros eran utilizados para los repartos a
domicilio y el movimiento de la mercadería desde los talleres, ya que tenía
sus depósitos en Barracas, en cercanías de la calle Uspallata y avenida
Montes de Oca.
“…Dos tangos le fueron dedicados: uno es de Ángel Gregorio Villoldo y se
titula A la Ciudad de Londres y lleva esta leyenda: "Recuerdo Exposición
Blanco y Lencería. Tienda A la ciudad de Londres. 1910 Editorial Ortelli
Hnos."; el otro, pertenece a V. Nirvassed y se llama, simplemente, Tienda A
la Ciudad de Londres... “
Para 1930, lejos ya de sus años de esplendor, promocionaba saldos y retazos,
lotes de batones y “…pantaloncitos cortos a la inglesa en casimir fantasía
de 3 a 15 años a $ 1,20…”Años más tarde y ya en un remozado edificio, se
abriría - en el mismo lugar donde estuviera esta tienda -, “Los 49
Auténticos”, local de ropa para hombres, cuyo nombre deriva del precio al
que ofrecía los trajes, $ 49.- sin ninguna “trampa”, según la publicidad,
que también decía que aquí resultaba “su traje o su ambo… mejor que de
medida”.
Se observa el lugar donde estaba
la tienda a La Ciudad de Londres" .
La barranca de la plaza
San Martín cuando estaba construida-
El
pasaje de la izquierda era el Falucho y el edificio blanco sobre la barranca era
el cuartel del retiro...( Màs tarde aparecería el Pabellón) el Plaza hotel no
existía, si el Palacio Sánchez Elia en Charcas y Florida...foto 1890.
Avenida de Mayo y
Bolívar- al lado del palacio municipal se avista A la ciudad de Londres con sus
toldos.
haga click en la imagen para
ampliar (fotos panorámicas)
Recuerdo de la inauguración
del nuevo y ultimo edificio Carlos Pellegrini Y Corrientes 10 de octubre de 1910.
La tienda -A la Ciudad
de Londres- después del incendio se había mudado a un edificio más chico y
menos lindo en Corrientes y Pellegrini que fue expropiado en 1936 para el
ensanche de Corrientes. Al final, la tienda cerró, se fundió. Se pueden ver los
carteles de expropiación. Aun no se divisa el obelisco y el edificio de la
derecha sobre Corrientes es el del Trust.
el incendio
TIENDA A LA CIUDAD DE
PEKIN
Pertenecía a Julián Parra y estaba en Artes (Carlos Pellegrini) Nº 173. “No
son sólo los grandes capitales, únicos factores de la evolución comercial de
una casa, son las más veces el conocimiento práctico de los secretos, que
determinan su espontáneo desarrollo…” dictaban crípticamente los avisos que
publicaba, ofreciendo la exposición de las últimas creaciones de la moda y
“…el inmenso surtido de todas las novedades y fantasías... trajes para
novias, ceremonia y calle…” Pero a pesar de la verbosidad de sus “reclàmes”,
no tuvo demasiada trascendencia en el tiempo, a juzgar por lo poco conocida
que resulta.
BAZAR DOS MUNDOS
Callao y sarmiento - edificio
J. Roger Balet-a la derecha se observa un carro repartidor de hielo
Tienda “Casa Argentina” (Perón y Suipacha)
demolida
CASA DUPUY
Interior de la sección de modas de la tienda Casa Dupuy. Se pueden ver
maniquíes con vestidos para mujeres. La foto está datada en 1886.
Vista interior de la sección platería de la Casa Dupuy. Buenos Aires, 1886.
Se pueden ver las estanterías con los objetos de plata.
Tiendas Etam
Florida
AÑO 1950- Vislumbra la tienda Etam.
Las tiendas Etam
acompañan a la mujer Argentina desde los años 20. La empresa es de origen
Francés y tiene más de 3000 locales en todo el mundo. Etam
nació en la Argentina en 1928 de la mano de otro alemán, Máximo Lindermann, que
se asoció con la familia Grether. Para entonces, Lindermann, el padre de la
marca, ya la había instalado en casi toda Europa central, siempre con socios
locales.
En los 70, durante los años dorados de Etam, cuando exportaba lencería
a Estados Unidos, los Grether compraron la parte de Lindermann. Después vinieron
los 80 y dos hiperinflaciones que dejaron a la cadena en convocatoria, de la que
salió hace seis años.-Steilmann cambió el management de la firma. El alemán
Eckhard Freiwald es el nuevo gerente comercial. En estos días, su equipo deshoja
la margarita. Debe decidir si amplía la canasta a ropa de hombres y niños y si
sigue con la lencería, que explica buena parte de las ventas. Planean crecer
entre el 15 y el 20% anual.-Con la crisis de las bolsas, que tiende a
prolongarse, la venta de ropa está bajando.
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