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El fuerte de Buenos Aires comenzó 
a construirse en abril de 1594 con el único fin de defender a la ciudad contra 
los ataques de los corsarios. Buenos Aires al principio era una aldea con 400 
casas. En 1606 los templos y las casas eran de tapia y tierra cubiertos de paja 
por no haber cal ni canto ni otros materiales perpetuos. Hizo construir el 
fuerte Fernando de Zarate, quien lo 
bautizo real fortaleza de 
San Juan Baltasar de Austria. 
Estaba rodeado de un foso, edificios internos y artillado con 8 o 10 cañones. 
Era un recinto de 120 mts por 
lado con paredes de barro apisonado. La ciudad no tenia cerco, ni muro, ni 
foso ni nada para defenderse. A los cinco años estuvo a punto de 
derrumbarse. 
En 1607 se produjo un golpe a mano 
de piratas contra los navíos anclados. El gobernador Hernandarias hizo 
reconstruir el fuerte habilitando habitaciones para el alojamiento de los 
gobernadores incluyéndose como morador.  También se estableció la guardia 
del Riachuelo para proteger a los navíos anclados en el puerto.  
  
  
  
Hasta mediados de 1663 a instancia 
del gobernador Martínez de Salazar se decidió la construcción de otro pero con 
foso circundante. Sobre planos trazados por el Ingeniero José Bermúdez de Castro 
y continuado por el ingeniero Domingo Petrarca, fue inaugurado en 1723. Según 
los planos del ingeniero Bermúdez del año 1708 el fuerte tenia forma 
cuadrangular.  
  
Todo era de piedra y ladrillos. 
Allí se instala la residencia del Virrey a partir de 1776 y fue la casa de 
Gobierno de Rivadavia en 1821, modificada por Prospero Catelin. El viejo edificio colonial subsistió 
hasta 1853, cuando comenzó su demolición por ordenes del Pastor Obligado. 
 
  
Estaba ubicado en el espacio comprendido 
por las calles Rivadavia, Balcarce, Hipólito Irigoyen y Paseo Colón, donde hoy se encuentra la 
Casa de Gobierno.  
El fuerte estaba rodeado de un 
foso inundable. Para cruzar ese foso había un puente levadizo.  
  
La Real 
Fortaleza fue demolida en 1853 y ocupaba el lugar en que se construyó la Casa 
Rosada (La Casa de Gobierno, sede del Poder Ejecutivo Nacional).
 
  
  
    
    
	 
Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias), fue Gobernador de Buenos Aires.  
Hasta fines del siglo XVIII la 
gobernación de Buenos Aires formaba parte del virreinato de Perú y luego de la 
creación del Virreinato, de la apertura de nuestros mercados marítimos y 
la entrada del comercio la ciudad dio un verdadero vuelco.  
 Puede decirse que Buenos 
Aires recién entra un poco en la historia a partir de 1806.  
Mas de 300 barcos entraban ya en 
el puerto y se exportaban mas de un millón de cueros. 
  
  
  
    
    
	 
Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias)  
      
  
  
  
         haga click en la imagen para ampliar 
 
 
ACUARELA ANÓNIMA REALIZADA EN 1628 
En la construcción del fuerte 
trabajaban los indios de los vecinos de Tucumán que habían bajado con él a 
Buenos Aires. El primer alcalde y castellano del fuerte fue Bartolomé de 
Sandoval, teniente de don Hernando de Zárate, con un salario anual de 
trescientos mil maravedíes. Debido 
a noticias sobre un presunto ataque de naves corsarias, el gobernador Fernando 
de Zárate hizo levantar en ese sitio una precaria construcción rodeada por un 
cerco de "palo a pique" y un foso.  
  
  
  
  
  
     Vista a la ciudad en 
    1794. En el centro se observa el fuerte, 
 mas atrás el 
    Cabildo, la iglesia y 
    la Catedral-  
A comienzos del siglo XVII, el 
activo gobernador Hernandarias mejoró las condiciones ofensivas y defensivas del 
recinto.  
    
    
 Fue él 
quien reconstruyó  
el fuerte de buenos 
Aires y bajo su mando, los pobladores comenzaron a edificar el Cabildo. 
Lo reedificó completamente, construyó en él habitaciones particulares para vivir 
con su familia y lo dotó de un espléndido mirador desde el cual se divisaba una 
hermosa vista sobre el río, para ver entrar los navíos que ingresaban al puerto.También dio comienzo a la construcción de un 
fortezuelo o torreón en la entrada del Riachuelo, que era el puerto de Buenos 
Aires. 
Habilitó locales 
destinados a la Aduana, Contaduría Real o Cajas Reales, reforzó las murallas e 
hizo cubrir parte de los techos con tejas.   
  
  
  
  
  
 Acuarela de Vidal 1816/17 
vista al fuerte y personas y lavanderas en el río. Vista a la única Iglesia que 
había en la ciudad. Cien años de construcciones convirtieron 
el fuerte  en un 
sitio
amurallado de piedra, con un foso perimetral, puente levadizo enfrentando la 
Plaza Mayor, donde hoy se encuentra el arco de entrada a la Casa Rosada. 
Baluartes en sus ángulos con cañones para la defensa e instalaciones interiores 
para el asiento de las autoridades coloniales, que después de 1810 utilizaron 
los gobiernos patrios como 
residencia de los distintos 
gobernadores hasta 
principios de la presidencia de Julio A. Roca a comienzos de 1880, quien decidió 
la demolición total de los viejos restos en pié de la fortaleza. 
  
  
  
  
  
Dimensiones 
del edificio 
  
La planta del Fuerte era de forma 
cuadrada algo irregular, con cuatro baluartes angulares —con garitas para los 
centinelas— y la rodeaba un foso, que nunca se llenó con agua. Se ignoran con 
exactitud las dimensiones del edificio, pero de acuerdo con algunos planos de la 
mitad del siglo XVIII, se puede calcular que ocupaba una superficie inferior a 
15.000 metros cuadrados y que el perímetro de sus muros se acercaba a los 500 
metros. Toda la mampostería era de ladrillo y un puente levadizo comunicaba la 
entrada con la Plaza Mayor (hoy plaza de Mayo). 
  
  
  
  
  
 Fuerte de Buenos Aires 1829. Atrás 
se observa el Rio de la Plata. Era una fortificación cuyos cañones apuntaban a 
la calle de las Torres (hoy Rivadavia).  
En 1803 el arquitecto Juan Bautista 
Segismundo reforzó los muros exteriores y construyó almenas para sacar las bocas 
de unos 40 cañones que se utilizaron para las invasiones Inglesas. 
Además, 
dentro del Fuerte podía alojarse una dotación cercana a los 700 hombres, pero 
con todo, su eficacia para el caso de un ataque naval era prácticamente nula, 
debido a la menor potencia de sus cañones en relación con los utilizados por los 
corsarios de la época. 
  
  
En 1854 se produce la separación 
de la Pcia. de Buenos Aires del resto de la Confederación y es electo
Pastor Obligado como 
Gobernador del estado de Buenos Aires.  
 
En este período 
se autoriza a demoler el Fuerte y levantar en ese sitio 
 
la Aduana, que hasta 
entonces había estado funcionando, desde la época del Virreinato, en en edificio 
viejo de Azcuénaga situado sobre la barranca del río a la altura de la Av. 
Belgrano. También se autoriza a construir un 
muelle de pasajeros. 
  
  
  
Maqueta del Fuerte de Buenos Aires 
y la Plaza de la Victoria (hoy plaza de Mayo),  
el Cabildo vislumbra en el fondo y 
La Recova se destaca en la parte central. 
El fuerte estaba rodeado de un foso, convertido en epicentro de gente de 
mal vivir y en depósito de inmundicias y desperdicios.  
  
  
  
  
Los 
primeros seminaristas se habían recibido en la parroquia Jesuita Nuestra Señora 
de Loreto capilla que estaba ubicada frente al fuerte de Buenos Aires. 
  
  
  
  
    
        
        El agua para el consumo de la población, 
se tomaba, como hoy, del Río de la Plata.
 
        
La primera excavación para 
extraer agua, quizá, sea un silo 
excavado en 1667 en el Fuerte del Buenos Aires 
colonial, con una cisterna de 6,5 metros de altura. Muchas de las antiguas 
construcciones subterráneas tuvieron funciones utilitarias, que hoy nos resultan 
extrañas porque estamos acostumbrados a que el agua llegue a través de caños. 
Pero no siempre fue así. Hasta poco después de 1880, la tierra debía ser 
excavada para tener agua para las tareas diarias.
 
 
  
  
  
  
  
          
          
Uno de 
los empresarios lancheros mas importantes Vicente Casares, eleva al gobierno una 
propuesta para profundizar el canal de entrada y hacer muelles sobre la ribera 
del RIACHUELO pero las propuestas no fueron tomadas en cuenta hasta que en 1852 
caída la tiranía, después de la batalla de Caseros se comienza a notar un 
movimiento comercial importante. En 1854 se separa Buenos Aires del resto de la 
confederación y es electo don Pastor Obligado  como primer gobernador 
constitucional de Buenos Aires.  Alli se construye un nuevo edificio para 
la aduana y un muelle para el embarque y desembarque de pasajeros.
 
           
  
  
El viejo edificio colonial subsistió hasta 1853, en que comenzó su demolición 
parcial, para dar lugar —años más tarde— a la actual Casa de Gobierno. 
  
  
  
Fuerte de Buenos Aires (1852-1854) DEMOLICIÓN 
La imagen muestra a un grupo de obreros que demuelen el Fuerte. Es el primer 
daguerrotipo de personas trabajando porque en esa época predominaban los 
retratos y los paisajes. El primer Fuerte fue construido en 1594. Reemplazado 
por otro edificio en 1713 y remodelado en 1820, estaba en el lugar que 
actualmente ocupa la Casa de Gobierno, sobre la calle Balcarce. 
La demolición 
del fuerte se hizo parcialmente, se volteó el gran muro exterior que descendía 
hasta la playa y parte de las construcciones anexas, respetándose los edificios 
en su interior, mejorándolos. El espacio que 
quedaba entre la Recova y el Fuerte, era la Plazoleta del Fuerte. En esta plazoleta se efectuaban las ejecuciones. Wilde ubica 
los banquillos, en la zona cercana al foso del Fuerte y señala que en algunos 
casos, el cuerpo del ajusticiaba quedaba suspendido de la horca, a la vista de 
la población.   
  
	
	  
  
Edificio de la administración de Rentas 
		Nacionales realizada por el arquitecto Eduardo Taylor que fue el 
arquitecto de la Aduana Taylor.
A la izquierda puede verse el viejo 
Fuerte de la Ciudad. A la derecha, asoma la chimenea del Molino Harinero San 
Francisco. 
  
  
  
    
       
Plaza 25 
de Mayo (1867). En primer plano la plaza, mirando al sur de la ciudad de izquierda a 
derecha se pueden ver la entrada al Fuerte, el edificio de Rentas Nacionales, el 
molino San Francisco y el edificio con arcos del antiguo Congreso Nacional. 
  
  
Hernandarias, la fortificación 
de Buenos Aires. 
  
No obstante estos buenos 
razonamientos, el comercio libre fue negado a Buenos Aires y Hernandarias tuvo 
que reparar el fuerte lo mejor que pudo. Lo reedificó completamente, construyó 
en él habitaciones particulares para vivir con su familia y lo dotó de un 
espléndido mirador desde el cual se divisaba una hermosa vista sobre el río. 
Hernando de Vargas, enemigo personal de Hernandarias, criticó acerbamente estas 
modificaciones del fuerte y, sobre todo, la costumbre, que luego heredarían los 
demás gobernadores, de vivir en el fuerte.  Estas críticas las hizo 
Vargas en una carta del 21 de junio de 1604; pero Hernandarias no se dio por 
enterado de ellas y el 27 de junio de 1605 nombró alcalde de la fortaleza a don 
Sancho de Nebrija y Solís, capitán y sargento mayor. También dio comienzo a la 
construcción de un fortezuelo o torreón en la entrada del Riachuelo, que era el 
puerto de Buenos Aires. Esta idea de construir una defensa en la boca del 
Riachuelo ya la había expuesto el gobernador don Diego Rodríguez Valdez y de la 
Banda en una carta del 20 de mayo de 1599; pero no se llevó a cabo hasta que 
Hernandarias la inició poco antes del 5 de mayo de 1607.   
Desde esta fecha Buenos 
Aires contó con su clásico fuerte desesperación que como un castigo heredaban 
todos los gobernadores y con un reducto en la boca del Riachuelo: defensas bien 
intencionadas, pero casi inútiles en la práctica, que ni siquiera tuvieron 
oportunidad de infundir un poco de temor a los piratas. Si éstos no 
desembarcaron nunca en la ciudad, su alejamiento no se debe a eso, fortezuelos, 
sino a la terrible defensa de los bancos de arena submarinos que hacían 
imposible la entrada del puerto a los navíos que no conocían los canales 
subfluviales. Prueba de ello la tenemos en el hecho de que la sola vez que unos 
corsarios dispusieron de un práctico que no ignoraba esos canales avanzaron en 
el puerto, hasta el fondeadero llamado el Pozo, y huyeron llevándose un navío 
que allí estaba anclado.    
  
  
Cuartel de la Convalecencia 
  
Pero si bien nos hemos 
referido a dos cuarteles famosos e importantes, ampliamente conocidos, nos 
ocuparemos ahora de otro cuartel llamado de “la Convalecencia”, totalmente 
desconocido y que ha permanecido en el olvido. Cuando los Escuadrones 3º y 4º 
del Regimiento de Granaderos a Caballo volvieron de la Campaña de la Banda 
Oriental (Uruguay), la que había comenzado en 1811 y terminado en 1815, fueron 
alojados en el Fuerte de Buenos Aires, lugar totalmente inadecuado para alojar 
tropas de Caballería, puesto que no tenía ninguna clase de comodidades y tampoco 
caballerizas. A pedido del Comandante del Regimiento coronel José Matías 
Zapiola, que reemplazaba al general San Martín, quien se encontraba en ese 
momento en el Norte; los Escuadrones fueron trasladados a los cuarteles del 
Campamento de la Convalecencia, el que ocuparon hasta fines de 1815 y que había 
alojado antes al Regimiento 10 de Infantería. Los granaderos dejarían ese 
cuartel a principios de 1816, cuando fueron a incorporarse en el Ejército de los 
Andes. (Tcnl Camilo Anschutz – Historia del Regimiento de Granaderos a Caballo. 
Tomo I, página 200). Respecto a los antecedentes de este cuartel de la 
Convalecencia, sabemos lo siguiente: desde 1734 hasta 1767 estos terrenos habían 
pertenecido a los Padres Jesuitas, llamándose “Chacra de Belén” por depender de 
la Residencia del mismo nombre; luego fue Cárcel de Mujeres e Iglesia de San 
Telmo en la calle Humberto 1º 340. Expulsados los Jesuitas en 1767, fueron 
reemplazados por los Padres Bethlemitas, a quienes por la larga barba que usaban 
se los llamaba “barbones” y que instalaron el Hospital de Hombres en la Chacra 
de Belén. Al lado de la mencionada chacra, y en la de ellos propia, que tenían 
desde 1748, hicieron algunas construcciones destinándolas a los convalecientes 
del Hospital. De allí entonces, viene el nombre de la “Convalecencia”. Años más 
tarde, este edificio fue destinado a cuartel, y en calidad de tal subsistió 
hasta la época de Rosas. En 1851 se instaló allí un Manicomio de Mujeres, 
llamado de “las Mercedes” desde 1873 y que actualmente es el Hospital 
Neuropsiquiátrico Braulio A. Moyano en la calle Brandsen. 
  
    
El Fuerte 
  
Al borde de la barranca que terminaba en el Río de la Plata y al este de la 
manzana que correspondió al Adelantado —donde actualmente está la Casa de 
Gobierno— Juan de Garay señaló la ubicación del Fuerte de Buenos Aires. En 1595 
y debido a noticias sobre un presunto ataque de naves corsarias, el gobernador 
Fernando de Zárate hizo levantar en ese sitio una precaria construcción rodeada 
por un cerco de "palo a pique" y un foso. Aunque muy rústica, fue denominada 
Real Fortaleza de San Juan Baltasar de Austria. En tiempos de los gobernadores 
Juan Ramírez de Velazco y Rodríguez de Valdés y de la Banda, el edificio fue 
parcialmente ampliado. A comienzos del siglo XVII, el activo gobernador 
Hernandarias mejoró las condiciones ofensivas y defensivas del recinto. Otorgó 
mayores comodidades a su alojamiento y habilitó locales destinados a la Aduana, 
Contaduría Real o Cajas Reales, reforzó las murallas e hizo cubrir parte de los 
techos con tejas. 
  
  
  
  
Con el transcurso del tiempo, el edificio amenazaba derrumbarse, mientras 
persistía el peligro de un ataque por parte de naves enemigas, esto motivó que 
en julio de 1663, el gobernador José Martínez de Salazar reuniera una Junta de 
Guerra, la cual dispuso reforzar las defensas de la ciudad con la construcción 
de un Fuerte, con foso circundante.  
Entre los años 1666 y 1670, el edificio fue reconstruido completamente. Se le 
agregaron cuatro baluartes, uno en cada ángulo de la muralla y artillados con 
varias bocas de fuego. Dentro del edificio se construyeron espaciosos locales 
destinados a la morada del gobernador y alojamiento para oficiales y tropa; 
otros recintos para Cajas Reales, enfermería, talleres de herrería y 
carpintería, panadería, cárcel, etcétera.   
Los trabajos realizados costaron más de 54.000 pesos fuertes, suma bastante 
elevada en aquella época. Además debe tenerse en cuenta que para abaratar el 
valor de las obras, Salazar dispuso que los soldados del presidio, los días que 
no estén ni entren de guardia, trabajen tres horas por la mañana y tres por la 
tarde en los terraplenes. ( Documentos y planos recopilados por Enrique Peña. 
Buenos Aires, 1910.) 
A comienzos del siglo XVIII el gobernador Manuel de Velazco informó al rey 
sobre el estado ruinoso en que se encontraba el Fuerte (julio de 1710) lo cual 
fue causa de que se realizara una sustancial reforma.  
  
Años más tarde se inició una reconstrucción casi total, sobre planos trazados 
por el ingeniero José Rermúdez y en la dirección de los trabajos también 
participó el constructor Domingo Petrarca, especialista en obras de carácter 
militar. No se sabe con certeza la fecha en que fue terminado el edificio, pero 
según las constancias más aproximadas, su inauguración debe haber tenido lugar 
entre 1724 y 1725, durante el gobierno de Bruno Mauricio de Zavala. 
Es probable que en esas épocas las murallas exteriores y algunas obras 
internas ya estuvieran terminadas. Los trabajos tienen que haber proseguido 
varios años más, por cuanto entre 1727 y 1729 las autoridades de Buenos Aires 
solicitaron del rey Felipe V cierta suma de dinero para levantar un nuevo local 
para Cajas Reales. 
La planta del Fuerte era de forma cuadrada algo irregular, con cuatro 
baluartes angulares —con garitas para los centinelas— y la rodeaba un foso, que 
nunca se llenó con agua. Conviene aclarar que las obras defensivas sobre la 
ribera del Plata —donde podían atacar naves enemigas— eran mucho más importantes 
que las orientadas hacia la ciudad. Se ignoran con exactitud las dimensiones del 
edificio, pero de acuerdo con algunos planos de la mitad del siglo XVIII, se 
puede calcular que ocupaba una superficie inferior a 15.000 metros cuadrados y 
que el perímetro de sus muros se acercaba a los 500 metros. Toda la mampostería 
era de ladrillo y un puente levadizo comunicaba la entrada con la Plaza Mayor. 
El nombre primitivo fue remplazado por el de "San Miguel". Dentro de sus 
murallas estaban incluidas las mismas dependencias que tenían en épocas del 
gobernador Salazar. 
  
  
  
Juan Francisco de Aguirre dejó escrita la siguiente descripción:  
"Todo lo interior del Fuerte o su plaza de armas está ocupada de habitaciones. 
La entrada derecha conduce a la escalera que da a la habitación de los Señores 
Virreyes, la cual está este-oeste. Esta habitación es antigua, reducida y no 
corresponde a la idea de palacio, que es el nombre con que se conocen las casas 
de esos señores. Aquí se llaman fuertes aun cuando estén fuera de esta plaza a 
cuya situación le viene bien. En la parte inferior de esta habitación está la 
secretaría y se ha de poner la Real Audiencia.  
Fuera de la vivienda de los Sres. Virreyes están las cajas reales en la parte 
sur. A la parte del oeste están la capilla y cuerpos de guardia, a del norte, 
los almacenes de pertrechos y utensilios y a la del este, la fragua, herrería y 
carpintería." 
En 1803 el arquitecto Juan Bautista Segismundo reforzó los muros exteriores y 
construyó almenas para sacar las bocas de unos treinta cañones. Además, dentro 
del Fuerte podía alojarse una dotación cercana a los 700 hombres, pero con todo, 
su eficacia para el caso de un ataque naval era prácticamente nula, debido a la 
menor potencia de sus cañones en relación con los utilizados por los corsarios 
de la época.  
  
  
    
Quien era Hernandarias?
 
No existe monumento en su 
memoria. 
  
           Era yerno de Juan de Garay (pionero que tuvo la idea de poblar 
Buenos Aires). 
           Este caballero de nombre Hernando Arias de Saavedra, había 
crecido entre indios y fue nacido en Paraná. Lamentablemente Garay, de origen 
vasco murió luego de fundar Buenos Aires cuando volvía de una misión a la Banda 
Oriental. Lo mataron los indios junto a 40 hombres mas de su grupo. Al morir 
Juan de Garay Hernandarias que se había casado con su hija Jerónima de 
Contreras, queda al frente de toda la familia cuidando tierras de su suegra 
Isabel Becerra y sus cuñados. Hernandarias padeció de parálisis facial 
aproximadamente a los 30 años. Era conocido como el sordo y como cara de perro. 
Hernandarias fue el que invita a los jesuitas a rescatar indios y llevarlos por 
el camino de la gracia y el trabajo. Entonces se liberaron a los indios y se 
rindieron por su propia voluntad a ser domesticados. Allí aprendieron a 
vestirse, manejar herramientas, conocieron la música etc. 
  
Una de sus importantes 
labores fue defender el Puerto de Buenos Aires asolado por piratas y corsarios 
Ingleses y holandeses. Por eso mando a reconstruir el fuerte.  
  
Por temor a los corsarios 
que pululaban por el mar a la espera de barcos cargados con mercaderías de todo 
tipo el rey tomo precaución y manda a clausurar el puerto de Buenos Aires, pero 
se concedió nada mas la entrada de dos barcos por año  para sustento del 
puerto y el vecindario.  
  
Hernandarias gobernaba en 
ese momento y acata la orden del rey. Fue 4 veces gobernador. Los confederados 
odiaban a Hernandarias que perseguía el contrabando y no se dejaba comprar por 
ellos. Todos sabian que el puerto de Buenos Aires lejos de estar cerrado era el 
mayor puerto negrero de Indias.  
  
Hernandarias prohibe que se 
matasen hembras en los ganados para fpropiciar la reproducción y que se faenara 
todo animal sin marca. Asi los campos fueron aumentando sus ganados.  
  
  
    
  
  
          
  
          Fue 
Bernardino Rivadavia el primero que puso en marcha la idea de construir un 
puerto en la ciudad para que sea adecuado para el atraque de los barcos de 
ultramar y es como solicita un competente ingeniero hidráulico para tal proyecto 
pero al producirse la caída de Rivadavia se desmorona dicho proyecto. 
            
          
          
  En 
			1810 Mariano Moreno luchaba para hacer valer el libre comercio, por 
			ello ordena reparar los muelles del riachuelo que habían sido 
			totalmente dañados por un temporal y dispone balizear el canal de 
			entrada de La Boca y en 1811 da orden de canalizar el Riachuelo. 
            
          
          
  En 
			diagonal al fuerte, lo que es hoy 25 de mayo y Rivadavia, donde se 
			ubica la puerta central del Banco Nación, era ocupada por varios 
			negocios como la sastrería de Coyle, la única inglesa en la ciudad, 
			que abrió en 1824. El dueño tenia su vivienda en el piso de arriba. 
			También se instalaron las caballerizas de Crow y de Malcom  
			
			donde se guardaba la carroza que conducía el Santísimo en las 
			procesiones que partían de la Catedral. Años después se levantó allí 
			una vivienda particular. 
			Más tarde y tomando 
			también el terreno anterior, levantó allí su edificio la Bolsa de 
			Comercio en 1885. 
			También 
			se instalo alli el hotel Faunch que fue uno de los primeros hoteles 
			en nuestro Buenos Aires. Sus dueños eran Jaimes Faunch y su esposa 
			Mary Morley, llegados a Buenos Aires en 1819 provenientes de 
			Inglaterra. La clientela era muy distinguida e inglesa. En ese lugar 
			antes funcionaba una taberna para marinos y hombres de la rivera. 
           
   
          
          
   
La clausura del Puerto 
dispuesta por el rey en 1594 provocó la desaparición total de la moneda de metal 
y convirtió a los simples tejidos en codiciados y raros artículos, que los 
lugareños emplearon como improvisado medio de intercambio.  
El cierre del puerto de Buenos Aires incentivó la práctica del contrabando. Para 
ello el oro y la plata se concentraban en Lima, la única ciudad del Virreinato 
autorizada a ejercer el comercio con España. A partir de entonces quedaba 
prohibida la entrada de esclavos y mercaderías procedentes del Brasil. 
  
          
          
  En 
el país colonial había tres formas de convertirse en estanciero: 1). Por merced 
del rey- 2). Por compra particular. 3). Por subasta publica o composición. La 
tierra valía muy poco. Se la compraba y vendía con bastante frecuencia. A 
mediados del siglo XVII una finca valía menos que un esclavo y un poco mas que 
un vestido bordado.   
            
          
          
   
			Juan Manuel de 
			Rosas fue la única autoridad que no gobernó desde el antiguo Fuerte, 
			sino desde su residencia Palermo de San Benito. El Fuerte se había 
			convertido en un edificio siniestro por su deterioro, por la 
			humedad, por las ratas y el descuido al que lo habían sometido las 
			administraciones anteriores. Bartolomé Mitre se instaló a partir de 
			1862 en la Casa de Gobierno. 
  
  
      
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