El
ingeniero inglés Eduardo Taylor ganó un concurso para la nueva edificación y en
1855 comenzaron las obras junto al fuerte de la ciudad, donde luego se emplazó la Casa Rosada.
Mientras
se construía el nuevo edificio se habilitó
en Paseo Colón
un viejo caserón llamado Aduana de Lanús.


Aduana vieja Colonial
instalada en 1779-era la casa colonial de Domingo Basavilbaso antes de
ser sede de la Aduana. Estaba ubicada en la cuadra Sur de Paseo
Colón
a
Balcarce. Mostraba una clara influencia de arquitectura portuguesa. Había sido propiedad de la familia Aguirre Azcuénaga y Basavilbaso.
Por disposición virreinal se coloca sobre la entrada un escudo tallado
en piedra con las armas del rey como símbolo de la soberanía. Domingo Basavilbaso armó
buena fortuna a punto de ser alcalde y promotor
de la casa de Rentas y Correos.



Vista mas amplia de la
casona colonial que luego fue la aduana y detrás de ella se observan las
torres de la
Basilica San Francisco. Su frente con un portón daba a la
calle Balcarce. Hoy es la actual Plaza Colón.
Debido al
crecimiento comercial y al aumento en el calado de los barcos este
puerto comenzó a ser inadecuado y se hizo necesario contar con un
amarradero con aduana de control, que además resultara de fácil acceso
desde el centro de la ciudad.


La
casa de Basavilbaso estaba en la esquina S.O. de Belgrano y Balcarce.
Por entonces Balcarce formaba parte de la ribera del río.
Vista mas amplia de la
casona de la Aduana. Allí nació en 1754 el brigadier Miguel de
Azcuénaga. El edificio se mantuvo hasta los primeros años del siglo. El
predio había sido heredado por los Azcuénaga que luego lo alquilaron
para que allí se instalara la Administración de Aduanas. Don Manuel José
de Lavalle era el jefe de esta aduana y allí habitaba con su esposa.
Allí también nació el general Juan Galo de Lavalle.


Uno de los empresarios lancheros
mas importantes Vicente Casares, eleva al gobierno una propuesta
para profundizar el canal de entrada y hacer muelles sobre la ribera
del RIACHUELO pero las propuestas no fueron tomadas en cuenta hasta
que en 1852 caída la tiranía, después de la batalla de Caseros se
comienza a notar un movimiento comercial importante. En 1854 se
separa Buenos Aires del resto de la confederación y es electo don
Pastor Obligado como primer gobernador constitucional de Buenos
Aires. Alli se construye un nuevo edificio para la aduana y un
muelle para el embarque y desembarque de pasajeros.
La Aduana
Nueva o Aduana de Taylor fue el primer edificio público de gran volumen
construido en
Buenos Aires.
Inaugurada en
1859 la construcción de la "Aduana Taylor", se componía de un conjunto de edificios de los cuales
el principal, con frente al río, era semicircular.
A mediados del siglo
XIX el puerto de
La Boca
era el utilizado para la carga y
descarga de productos manufacturados.
La Aduana
Funcionaba como regulador de Importaciones.
El
Fuerte
hubo
que demolerlo parcialmente, sobre terrenos ganados al Río de La Plata,
convirtiéndose en el primer relleno que se realizó sobre el río para una
construcción de servicios.
Inspirada en el notorio empuje que cobraba el
puerto de Buenos Aires
y símbolo del poderío económico porteño, la
"Aduana Nueva"
comenzó a construirse en
1855 y se la
inauguró en
1857,
lindando con las paredes
posteriores del
Fuerte
y mirando al río.


Vista de Buenos Aires desde la ribera norte, c. 1832,
óleo s/tela, de Ricardo Adams 70 x 96 cm
Museo Histórico Nacional. Vista de la iglesia anglicana de
San Juan Butista. Se ven los carros aguateros.

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-
(FOTOS panorámicas)
La Aduana semicircular,
tenía un faro en lo alto para guiar a los barcos y un muelle con vías
construido en 1885.
Del centro del cuerpo
salía un espigón de madera, que se internaba en el río,
acondicionado posteriormente como muelle para pasajeros, aún cuando
tenía un servicio de zorras para bajar las cargas. Tenia 5 pisos con 51
almacenes y depósitos abovedados
rodeados exteriormente por
galerías.



Estación Central (1867).
Vista del Paseo de Julio, actual Leandro N. Alem, con la Estación en
primer plano. Estaba a la altura de la calle Rivadavia. También aparecen la Casa de Gobierno y la Aduana Taylor.
Era una construcción edificada aprovechando el antiguo
foso del Fuerte que se encontraba en el mismo sitio, sobre la
barranca del río, a continuación de la fachada este de la Casa de
Gobierno, separada de ésta por una calle, que años posteriores fue
utilizada para el paso del Ferrocarril a Ensenada, para llegar a la
Estación Central situada en el lugar donde actualmente se encuentra
el monumento al Almirante Guillermo Brown, esta estación se incendió
en 1897.


Casa de Gobierno (1885). En
la Buenos Aires de esa época, el Río de la Plata llegaba hasta el borde de la
ciudad. A la izquierda aparecen la Aduana Taylor que se comenzaba a construir y
restos del Fuerte. En medio de los edificios había un callejón cielo abierto que
conectaba con la aduana y con la plaza de Mayo. Observar el nivel que estaba la
aduana sobre el rio.


La
edificación de la izquierda es el edificio de
rentas Nacionales
que originalmente fue concebido como deposito de Aduana. Su gran altura
salvaba el desnivel de 6 metros de la antigua barranca con puentes,
escaleras y rampas de acceso, que lo convertirían en un interesante
ejemplo que equilibraba el volumen del edificio de correos ubicado calle
por medio.
Sólo tenía sobre la calle Balcarce dos niveles, mientras que sobre el
río mostraba sus cuatro pisos completos. Puede verse parte del fuerte a
la derecha. Detrás se divisa al viejo Congreso. A la derecha se ve en
primer plano la
Recova
y al fondo
el Cabildo.
Se encontraba
de espaldas a la casa de Gobierno.
Después de treinta y siete años de uso el
edificio de la Aduana vieja fue demolido, salvo su planta baja y parte
del primer piso que quedaron sepultados debajo del relleno que dio
origen a las obras de
Puerto Madero.
De la torre central
rematada por un reloj y un faro, parte un muelle de carga y descarga de
trescientos metros para el fondeo de los navíos de mayor calado.


Edificio
de rentas Nacionales
realizada por Taylor
entre 1858 y 1860 y demolido en 1935. Se
construyó por varias razones, entre ellas por la necesidad casi
imperiosa de ampliar las bodegas y depósitos de la Aduana. A pesar
de las enormes dimensiones que tenía el edificio semicircular de la
aduana que
había proyectado Taylor sólo cuatro años antes y que todavía estaba
en obra, el gobierno de Buenos Aires tenía problemas de espacio para
guardar mercaderías. Taylor supo
aprovechar la ubicación en la barranca de la costa del río de forma de
tener un edificio de dos pisos en la parte alta y de cuatro por el otro
lado. Para ello se excavó dentro de la barranca, dejando así dos pisos
semienterrados. Para acceder, pasando por un enorme hueco paralelo a la
calle Yrigoyen se hicieron extrañas escaleras colgantes, casi puentes
levadizos. El edificio de Rentas fue demolido en mayo de 1937 para
construir el actual edificio del Ministerio de Economía.


Vista de la calle
Victoria (Hipólito Yrigoyen) y Balcarce.
A la
izquierda el edificio de Correos y telégrafos, actual Casa de
Gobierno que fue una parte demolida en 1938.





El enorme edificio de la
Aduana de Taylor impresionaba por su blancura, desde el rio parecía un
coliseo romano. Fue un símbolo para la Ciudad de Buenos Aires, durante
treinta y siete años ya que fue demolido. Sin embargo su planta baja, y parte del primer piso quedaron
intactos, sepultados debajo del relleno que dio origen a los espacios
verdes, que precedían a las obras de Puerto Madero, finalizadas hacia
fines de siglo XIX.

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-
(fotografías panorámicas)
Parte de atrás de la
Aduana y su muelle.


Aduana año 1858-

Muelle de la Aduana Nueva- gruas de descarga


La Aduana constaba de planta y dos pisos altos con una torre central que
poseía un faro de unos 25 m de altura que, según referencia de los
visitantes, era muy destacable aún a varios kilómetros.


La edificación poseía almacenes para
depósito de mercaderías y un riel en el espigón facilitaba el movimiento
de zorras de carga, hacia y desde los barcos que se acercaban, ahora sin
el auxilio de los viejos carros tirados por bueyes. Los trescientos
metros del espigón garantizaban, cuando no había bajante, la profundidad
necesaria para el acercamiento de los grandes barcos de entonces.


1880
En
1977 se pensó en
poner a la vista los arcos de depósitos de la aduana, es decir, de las
dos galerías paralelas que habían sido construidas hacia el lado de
tierra adentro, ya debajo de la barranca natural, el Patio de Maniobras
y los túneles que desde la costa subían a este patio. Durante el
desentierro se encontraron cerámicas de
El Havre de 1850,
porcelanas, terracotas, etc, que se pusieron en exposición en el museo.


Vista
desde un buque- En el 1700 todo buque era acompañado por una nave
patacho, este a su vez por el esquipe y mas adelante por una lancha
que con la sonda media el fondo. Los desembarcos se realizaban
entrando a la ciudad, a la plaza del mercado que estaba frente al
fuerte, y mas tarde al Este de la recova vieja. Se utilizaban
para los traslados grandes carretas tiradas por bueyes. Para pasar
hacia otros lados de la ciudad el Cabildo propuso la construcción de
un puente llamado puente Gálvez.


Las lavanderas lavando a la
orilla del rio. En el fondo vislumbra la Aduana y a la derecha se ve el
murallón del paseo de Julio y partes de la Estación Central.
En los lugares donde lavaban tenían estacas clavadas en el suelo para
colocar las sogas que tendían la ropa. Mientras la ropa se secaba se
entretenían con mate, tabaco, y charlas con sus pares.


Pasada la época de Rosas fueron despareciendo las viejas esclavas y en
el 1860 las negras lavanderas trabajaban prácticamente por su cuenta.
A fines del 1866 el señor Thurber y el señor Wilkinson en sociedad
instalaron en la esquina de esmeralda y el paseo de Julio una maquina de
planchar y lavar a vapor y en 1871 se instala también en Paseo de Julio
entre Libertad y Talcahuano otro lavadero llamado : El Bordales, cuyos
dueños eran Masselin Hermanos. Ambas industrias volcaban el agua
jabonosa por medio de cañerías hacia el rio de la Plata.


Lavanderas en el Bajo
del Río, Parque Lezama.
En el mismo lugar donde trabajaban las lavanderas, los aguateros
recogían el agua para beber ya que la ciudad carecía de aguas
corrientes. Pura agua turbia, con lodo y suciedad. Las casas tenían
sus aljibes que llenaban con las canaletas de los techos durante las
lluvias.


fotografía genialmente montada por ALBERTO BOSELLI


fotografía genialmente montada por ALBERTO BOSELLI


fotografía genialmente montada por ALBERTO BOSELLI


En esos tiempos,
el Río de la Plata alcanzaba el eje de las actuales avenidas
Alem y
Paseo Colón,
y debido a su poca profundidad las embarcaciones debían anclarse río
adentro, y los pasajeros y cargas tenían que ser llevados a la
ribera en botes o sobre animales. Vista del Río de la
Plata tomada desde el Paseo de Julio. Se puede ver que están
desembarcando y descargando mercadería con carretas.
Los carros aguateros y los que transbordaban a los pasajeros de los
barcos (de ruedas muy altas) impedidos de acercarse hasta la costa
de la ciudad por falta de calado, subían y bajaban entrando en el
Río para el transporte.


Los primeros testimonios de aguateros se
remontan a 1748 donde se reglamentaba el lugar donde debían realizar
su tarea. Se les exigía que se internen en el río para lograr que el
agua sea mas limpia. Si no cumplían con las ordenanzas se los
azotaba con 50 azotes y se les confiscaba el caballo. En 1807 si se
negaban a vender agua a los precios fijados, y de los enviaba 8 días
a la cárcel. En 1823 la policía actúo contra los aguateros rebeldes,
embargando los carros, castigando a los peones y obligándolos a
proveer el agua gratuita. En enero de 1835 la sala de representantes
declaro libre la venta de las aguas, carne y pan. Algunas familias
porteñas solucionaban el problema con aguadores propios. En caso de
un incendio en la ciudad los aguadores estaban obligados a traer
urgente agua del rio. Con la difusión de las aguas corrientes, los
aguateros desaparecieron. En 1910 se declara obligatorio el servicio
de agua potable.


La Aduana y a la derecha
se ve el murallón del paseo de Julio y la Estación Central. Observen la
cercanía de cada construcción. Las rentas de la aduana del puerto a
pesar de su escaso movimiento era una fuente de recursos importantes
para el país aunque solo se exportaban cueros y alguna carne salada. El enorme edificio de la
Aduana de Taylor, símbolo de la Ciudad de Buenos Aires, es
demolido.
Sin embargo su planta baja, y parte del primer piso quedaron intactos,
sepultados debajo del relleno que dio origen a los espacios verdes, que
precedían a las obras de Puerto Madero, finalizadas hacia fines de siglo
XIX.


En
el centro de la foto se observan las torres de la iglesia San Ignacio, a
continuación hacia la derecha la recova vieja
y bien a la derecha el gran edificio del
viejo teatro Colón
realizado
por Carlos Pellegrini en 1857.

AÑO 1894
1- LA ADUANA * 2-LA
CASA DE GOBIERNO*
3-LA ESTACIÓN CENTRAL* 4- EL MURALLÓN DEL PASEO DE
JULIO*.


Muelle de pasajeros
(1867).
El muelle del fondo era el de la Aduana
Taylor.

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-
(ver fotos panorámicas).
A fines del siglo XIX el
muelle fue demolido por la construcción de Puerto Madero


El
muelle de la izquierda era el de la Aduana Taylor,
y el de la derecha
el muelle de pasajeros.


Pellegrini intenta
iniciar un servicio de agua potable para la ciudad y en 1850 en
pleno gobierno de Rosas se asocia con Blumstein y su socio La Roche,
dueños del molino harinero San Francisco. Estaba situado en la
bajada de Santa Clara lo que hoy es Paseo Colon y Alsina. Su
pronunciada chimenea lo hacia el edificio mas alto de la ciudad y
daba a la calle Balcarce. El establecimiento se dedicaba a la
molienda de cereales. Se propuso utilizar maquinas de vapor para
traer agua desde el rio hasta el molino. Alli serian
purificadas y conducidas por caños subterráneos desde pequeños
depósitos. La Primera Bomba de
Incendio de la ciudad fue traída de Francia por el señor Blumstein. La máquina fue
estrenada la tarde del 28 de octubre de 1849 cuando el incendio de
una mueblería en la Calle Perú. Blumstein y La Roche,
"sirvieron la bomba en persona". El fuego fue dominado en sólo tres
horas cuando, según la policía, sin ella hubiera durado todo el día.



Cerca de la Casa Rosada las excavaciones descubren
los secretos y
pasadizos de la Aduana Taylor.


Fotografía tomada en el
sector demolido de la Aduana de Taylor, hoy convertida en Parque Colón,
frente a la Casa Rosada.
En
1894 LA ADUANA
TAYLOR fue demolida para dar lugar a las obras de
Puerto Madero, ya
estaba su edificación y su muelle bastante deteriorado por las aguas,
también se demolió la línea ferroviaria y todas las actividades de
aduana se realizaron el en edificio de Rentas nacionales.

Ahora pueden visitarse el patio de maniobras, las galerías y los
depósitos. También se recorren los "Almacenes subterráneos de la Real
Hacienda", que formaban parte del antiguo fuerte. Otros restos de la
Aduana se ven en el sótano de la tanguería Michelangelo (Balcarce 433).
En 1810 Mariano Moreno luchaba para
hacer valer el libre comercio, por ello
ordena reparar los muelles del riachuelo
que habían sido totalmente dañados por
un temporal y dispone balizear el canal
de entrada de La Boca y en 1811 da orden
de canalizar el Riachuelo.
Fue
Bernardino Rivadavia el primero que puso en marcha la idea de construir
un puerto en la ciudad para que sea adecuado para el atraque de los
barcos de ultramar y es como solicita un competente ingeniero hidráulico
para tal proyecto pero al producirse la caída de Rivadavia se desmorona
dicho proyecto.
En 1876 la provincia de Buenos Aires llama a un concurso para la
canalización del Riachuelo que gana el Ingeniero Luis Augusto Huergo.
Las obras comprendían su ensanche, profundización, apertura de una
nueva boca y construcción de muelles. Las instalaciones resultaron
aptas para buques de ultramar. Así el 25 de Enero de 1883 el
transatlántico "Italia" ingresa al Riachuelo.
Taylor
falleció el 18 de agosto de 1868 por una
apoplejía.

Las galerías históricas que pertenecieron a la antigua
Aduana Taylor de Buenos Aires
EL MUSEO DEL
BICENTENARIO SE FORMÓ GRACIAS A LA RECUPERACIÓN DE RECINTOS QUE
PERTENECIERON AL FUERTE DE BUENOS AIRES Y A LA ADUANA TAYLOR.


El museo, emplazado
atrás de la Casa Rosada, por debajo del nivel actual de las calles,
ocupa el espacio exacto en el que estuvo el Fuerte de Buenos Aires a
principios del siglo XVIII y la Aduana Taylor. Y mantiene los muros
de ladrillo en pie de la construcción original de 1855.


Ganduglia recordó que
las galerías y el patio de la ex aduana fueron descubiertos en 1940
y permanecieron bajo tierra hasta los años 80. En el Museo se
exhiben también planos, mapas y pinturas que muestran la ciudad de
Buenos Aires antes de su fundación como tal.



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-
(FOTOS panorámicas)


La superficie
total del edificio es de 5000 metros cuadrados, presenta algunos
techos y paredes de vidrio que intensifican su luminosidad.


El rincón más antiguo del museo es el
único sector que se pudo recuperar del antiguo fuerte: fue construido alrededor
de 1730. Como todo el museo está bajo el nivel de la calle, los vestigios de la
fortaleza se ubican justo debajo del la puerta del Ministerio de Economía. Allí
se restauró una tronera donde está emplazado un cañón, que apunta hacia el río,
aunque ningún proyectil hubiera llegado hasta los barcos que no se acercaban a
la costa por la baja cota del río, según explica Raúl Fast, museógrafo de la
Casa de Gobierno.
La estrella del Museo del Bicentenario
es la cúpula, semioculta por una gigantografía
de Siqueiros, en cuyo interior está el
mural
recuperado y restaurado del artista mexicano.
Allí se podrá entrar en grupos de cuatro
visitantes, que deberán calzarse obligatorios
zapatos de tela, como los de cirugía, para
preservar las pinturas del piso. Durante 16 años
el mural estuvo albergado en cuatro contenedores
en la localidad bonaerense de San Justo, por una
disputa judicial, hasta que el gobierno lo
expropió y en el 2001 fue declarado monumento
histórico y se pudo iniciar su
restauración bajo la supervisión de Magdalena Faillace.

También por primera vez puede verse el
único retrato oficial de Juan Domingo Perón y
Evita, como presidente y primera dama. No es una
foto sino una pintura de cuerpo entero, obra del
artista plástico franco argentino Numa Ayrinhac
en 1947. “Esta es una de las tres copias que
hizo Ayrinhac, la única que sobrevivió. Una fue
quemada después del golpe de 1955, un hecho que
se puede ver en uno de los documentales que se
exhiben en el museo”, comenta Ganduglia. “Esta
copia –agrega–, fue cortada del marco y guardada
por una persona cuya identidad no conocemos, fue
guardada y puesta a remate en 1994 y comprada
por el Poder Ejecutivo.”
También se pueden ver en el museo los
carruajes que utilizaron los presidentes Julio
Roca, José Evaristo Uriburu e Hipólito Yrigoyen,
a los que se agrega una coupé Justicialista, con
motor DKW, de dos tiempos.
Se puede observar en exposición uno de los autos
Justicialista Gran Sport, de 1954, además de
algunos vehículos antiguos, entre ellos uno que
utilizó Hipólito Yrigoyen.
También están en exposición el sillón
presidencial utilizado por el presidente
Santiago Derqui en 1860, un mueble elegido y
comprado por Sarmiento en Nueva York en ese
mismo año, y detalles característicos de las
vestimentas de Hipólito Yrigoyen y Arturo
Frondizi.
En exposición es imperdible el mueble-escritorio
plegable, que data de 1865 y que perteneció a
Domingo Faustino Sarmiento, con decenas de
cajoncitos “que él cerraba con llave y embarcaba
en cada uno de sus viajes”, detalla Faust.
Escritorio y archivo que presenta un diseño de
avanzada, como confortable “ordenador” para
facilitar tareas. Importados de los Estados
Unidos de Norteamérica, llegaron a la Argentina
hacia el año 1876 varios muebles similares, que
se destinaron a las autoridades de importantes
organismos estatales.

Cuatro décadas después de su
construcción, la Aduana fue descubierta en la
década del ’80 tras una excavación de la parte
posterior de la Casa de Gobierno. Los arcos son
parte de la planta baja del edificio, lo único
que queda de esa construcción que en su origen
estaba emplazada sobre la playa, a metros del
río, alejado luego por sucesivos rellenos. Lo
que fue el patio de maniobras quedó al aire
libre, como un pozo al que se pudo acceder
durante un tiempo hasta que cayó en el abandono.
Ahora está protegido por una estructura
metálica, con un techo de varias capas de vidrio
que permite el ingreso de la luz del sol, y con
abundante iluminación artificial.
ACTUALMENTE
SE ENCUENTRA EL MUSEO DEL BICENTENARIO DONDE SE PUEDE OBSERVAR PARTE DE LA
ADUANA TAYLOR
El museo estará abierto de 11:00 a 19:00 hs,
de miércoles a domingo y feriados.
Entrada libre y gratuita
4344-3804 / 4344-3805
La entrada es por Hipólito Yrigoyen y
Paseo Colón.
http://www.museo.gov.ar


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