BASÍLICA

SAN

FRANCISCO

 

Arcón de Buenos Aires

 

 

 

Basílica de San Francisco, primer convento que tuvo la ciudad y que fue llamado de las "Once mil vírgenes".

 

ALSINA Y DEFENSA

 

Es la obra mas rococó realizada en la época virreinal. Por lo tanto se remonta a los primeros años de vida de nuestra ciudad. Se ha modificado muchísimas veces. La orden de los franciscanos es la primera en instalarse en la ciudad. En 1583 Juan de Garay les otorga la manzana 132 donde está ubicada la basílica. Francisco Romano era el único era el único sacerdote de la ciudad en 1587. En 1526 llega Fray Martín Ignacio de Loyola con 4 clérigos. Cinco años mas había en la ciudad 18 sacerdotes mas. La Orden de San Francisco de Asís, aprobada en el año 1212 por el Papa Inocencio III, revolucionó el mundo con su pobreza y sencillez evangélicas.

 

 

 

 


 Contigua a la Basílica se halla la Capilla de San Roque, restaurada en 1965; su nave presenta en el altar mayor y en los laterales imágenes del siglo XVIII.

 

 En primer plano La recova y al fondo la iglesia

 

 

Capilla de San Roque

 

 

Se encuentra frente a la farmacia La Estrella

 

 

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 (FOTOS PANORÁMICAS)

 

 

La actual iglesia comienza a construirse hacia 1731 sobre un proyecto del jesuita Andrés Blanqui (Cabildo de la Ciudad). En ese año Juan de Arregui es designado primer obispo porteño. En 1741 pasa a dirigir la obra Fray Francisco Muñoz, quien dirigió las construcciones de la Catedral de Córdoba y San francisco de Salta.  La Capilla de San Roque mantiene casi sin reformas su fachada, desde su inauguración en 1754. Se compone de una capilla con sacristía de 30 metros de largo, por 8 de ancho y 9 de alto. Un panteón, el cementerio subterráneo más grande de Buenos Aires, se encuentra ocupando todo su subsuelo, aunque desde 1882 rige la prohibición sepultar cadáveres en ese lugar.

 

 

 

El gran órgano Cavaille Coll sinfónico de la basílica de San Francisco de Asís (Defensa y Alsina) que fue quemado por grupos peronistas enardecidos en 1955 estos instrumentos son similares a los de las grandes catedrales francesas.

 

 

Asi quedó el gran órgano Cavaille Coll después de la denominada quema de iglesias en 1955,un echo lamentable, hoy en día en la basílica se puede ver el vacío que quedo sin el Gran órgano.

 


En 1791, Fray Domingo Pérez comenzó a instalar el órgano, el mismo fue construido por el maestro organero Luis Oben. Se concluyó al año siguiente, intervinieron además de Oben, el tallista Tomás Saravia y el escultor Manuel Díaz.

 

 


El frente de la iglesia se derrumbó en 1807, se derrumbaron la fachada y las torres por lo cual fue reconstruido por el arquitecto Tomás Toribio en estilo Neoclásico y el maestro Cañete en 1815, que tuvo que ver con la Pirámide.  El frente actual, en estilo Barroco bávaro, es obra del arq. Ernesto Sackmann, hacia 1910.

 

El edificio fue el más afectado durante la quema de iglesias de 1955. En lugar del retablo destruido se colocó un tapiz diseñado por Horacio Butler llamado “La glorificación de San Francisco”, que es el segundo en tamaño del mundo, luego del de la catedral de Coventry, con sus 8 por 12 metros. El Altar Mayor original desapareció cuando se saqueó e incendió la iglesia en febrero de 1955. Lo reemplaza este gigantesco tapiz, realizado según la técnica de Aubuson, de 8 m de ancho por 12 m de alto. Sobrevivió al incendio el altar derecho del crucero, único de los originales, obra de un portugués. Tiene una sola nave y tras su altar mayor se colocó el tapiz con escenas de la vida de San Francisco de Asís.

 

Boceto original realizado por HORACIO BUTLER en acuarela del tapíz

que se encuentra emplazado al fondo de la Basílica.

 

 

Los tres edificios (Basílica de San Francisco, Capilla de San Roque y Tercera Orden Franciscana Seglar) forman el Conjunto Monumental San Francisco, declarado Monumento Histórico Nacional. El Templo tiene una sola nave y su construcción es una muestra de habilidad técnica, pues la bóveda, a pesar del ancho de la nave, se apoya en el claustro del Convento por un lado y, por el otro en la pared lateral sobre Defensa. El claustro tiene un alto pino, palmeras y el clásico reloj de sol.

 

 

En lo alto de su fachada se observan cuatro estatuas: una representa al santo, originario de Asís, Italia. Lo acompañan tres compatriotas: el pintor Giotto, el navegante Cristóbal Colón y el poeta Dante Alighieri. En marzo de 2007, mientras restauraban la cabeza del Dante, dos especialistas notaron que era hueca. Encontraron dentro una carta que había dejado oculta el escultor, Antonio Vöegele, además de recortes de diarios y dinero de 1908, cuando realizó las estatuas.

 

 

 

 La totalidad de la manzana en la que está enclavada la basílica pertenece a la orden de los franciscanos, quienes, en el corazón de la misma, aún cultivan una pequeña quinta o huerta de verduras, siguiendo una tradición que viene de la época de la colonización. Aunque el acceso es muy restringido, es posible observar este curioso huerto emplazado en pleno centro de la ciudad si se obtiene permiso para ingresar por la entrada de la calle Alsina, atravesando un largo callejón interior que se encuentra flanqueado por antiguas esculturas que representan imágenes religiosas.

 

 

El único altar original es el derecho del crucero. Los de las capillas laterales datan de 1911. La cúpula está sobre un tambor octogonal. Su panteón fue el mas grande enterratorio hasta el año 1882 en Buenos Aires. El púlpito, en madera tallada y dorada, es un excelente ejemplo del barroco en América. Lo realiza Isidro Lorea, excelente tallador.

 

 

 

El reloj de sol no es tan viejo, data de 1815

 

En 2007, mientras se llevaban adelante obras de restauración, se encontró que la cabeza de la estatua del Dante tenía en su cabeza un espacio interior hueco que alojaba una carta escrita por su escultor, el alemán Antonio Voegele, explicando quién había realizado el conjunto escultórico, quién la remodelación del templo, quién había financiado las obras, etc. La obra fue pagada por el Señor Don Santos Unzué y Señora.
 


En 1882 pasa al poder del gobierno a raíz de "La Reforma", el convento sirve para diferentes usos, llegando a venderse parte de sus tierras a particulares, toda la manzana entre Balcarce y el río jamás les es restituida.

 

 

 


Convento de San Francisco


En el convento de San Francisco, funcionó la primera escuela de Buenos Aires en el siglo XVII.

 Hay libros antiquísimos.

Se comenzó a construir hacia 1730; se inauguró en 1755. En 1757 se termina un ala del convento con 60 celdas y el coro, el pulpito , el panteón y las escaleras y en el 62 se coloca el reloj de la nueva torre y se hace un nuevo coro. En 1770 se desploman algunos muros y se ordena la clausura. La obra del noviciado cuklmina en 1790.

 El convento de San Francisco es el más grande de la ciudad. Con más de 80 celdas, en su momento llegaron a vivir 70 frailes en forma simultánea. También en el mismo predio, funciona el convento de San Francisco. Este lugar nunca estuvo abierto al público en sus 400 años de vida hasta ahora".

El convento lo edificaron los propios religiosos en 1604, con ladrillos de adobe. El compromiso del colegio se mantiene hasta hoy: la vieja escuela de "primeras letras" ahora es el jardín de infantes y primario San Francisco. Resulta extraño que una manzana del centro porteño haya permanecido inexpugnable durante tanto tiempo. Sin embargo, los portones de Alsina al 300 se abrieron al público a través de visitas guiadas.

Adentro, el paisaje no está detenido, como en una postal de época. Es más, no hay demasiadas cosas que hablen de un pasado remoto: apenas un reloj de sol de 1802, retazos de un viejo mobiliario arrumbado en habitaciones, un ciprés añoso y las líneas barrocas de una arquitectura que fue mutando con los siglos. La última remodelación del convento fue realizada por el arquitecto Ernesto Sackmann en 1909.

Muros adentro, uno no debe imaginar que va a encontrarse con el monasterio que Umberto Eco pensó para El nombre de la Rosa. Nada es tan atávico ni tan austero. Y para toparse con un fraile vestido a la usanza franciscana, se deberá tener paciencia. O suerte. En todo el convento actualmente viven menos de diez religiosos.

Esta congregación tiene unos 350 religiosos en todo el país."Esto recién es el comienzo de un proceso que apunta a recuperar los valores históricos y culturales del lugar. En un futuro, todo el predio (el convento, la basílica y la parroquia) será conocido como La manzana de San Francisco.
Lo que sigue tendrá que ver con la recuperación del antiguo mobiliario, que los franciscanos fueron reemplazando con los años. Por ejemplo, algunas habitaciones (llamadas celdas) ahora se parecen a las de un hotel tres estrellas. En las oficinas hay televisores, computadoras, teléfonos.

En uno de los dos patios centrales, una plaza seca es coronada por un reloj de sol de 1802. Alrededor, las galerías tienen arcadas semicirculares y las celdas, una tras otra, están numeradas. En las galerías se distribuyen las estaciones del Vía Crucis. También hay pinturas que relatan la vida de San Francisco de Asís.

¿Por qué ahora aceptan visitas?

Entre 1820 y 1825, parte del convento fue una cárcel, depósito aduanero, y que destinó algunas instalaciones a la Universidad de Buenos Aires.  Mariano Moreno y Bartolomé Mitre tuvieron acceso a la bibliografía del convento y que sufrió distintas restauraciones.
 En el primer piso hay una polea que activa un sistema interno de campanas. "Cada uno de los hermanos se identifica con una cantidad de campanazos", explican los guías. Más allá está la capilla doméstica de los franciscanos, donde se organizan retiros y oraciones y un comedor que incluye un púlpito desde donde se hacían lecturas religiosas.

 

La mayoría de las piezas son de imaginería del siglo XVIII, más o menos conservadas unas que otras, pero todas claramente exhibibles. Aquí un pequeño ejemplo: San Juan Bautista con sus padres. Es de las mejor conservadas. Se encuentran el el museo de San Francisco.
 

 

No conserva documentación a causa de los incendios producidos en 1955.

 

 

El edificio actual se inició en 1726 según diseño del hermano jesuita Andrés Blanqui; fray Vicente Muñoz continuó la obra a la muerte de aquél. Fue consagrado en 1783. En 1754 se iniciaron las obras de la Capilla de San Roque, con frente también al atrio, y en 1755 las del Convento, según un proyecto de José Echevarría. La basílica adquiere su imagen actual en 1911 por obra del arquitecto alemán Ernesto Sackman. Su fachada actual data de 1907. Restaurada en estilo barroco alemán por el arquitecto Sackmann. Está conformada por dos torres decoradas con querubines que se resuelven en pequeñas cúpulas con forma de cebolla alrededor de las cuales encontramos las estatuas de Fray Marchena, Bacon, y los Papas Sixto V, Gregorio IX y León XIII.

 

 

 

Esculturas de mármol de Carrara (La Geografía, La Astronomía, La Navegación y La Industria) que se hallaban en el primer piso del Banco Provincia en la calle San Martín. Estas permanecieron hasta 1912 alrededor de la Pirámide de Mayo, pero al trasladarse la pirámide, fueron retiradas y pasaron a depósito municipal. El 6 de octubre de 1972 fueron ubicadas en la antigua plazoleta de San Francisco, en la intersección de las calles Defensa y Alsina, a unos 150 m de la actual ubicación de la pirámide, donde aún permanecen-

 

 

 

 

 El órgano, obra de Luis Oben, data de 1772, con una extraordinaria acústica.

El órgano es usado actualmente en cada servicio religioso.

 

 

 

 

 

 

 

 Francisco Romano, el primer fraile que tuvo nuestra ciudad  era pendenciero, pícaro, díscolo. Se supo que había escapado huyendo por las selvas de Tucumán, lejos de la justicia y el obispado. Fue condenado a destierro del ria de la Plata de por vida.

 

Juan de Arregui es designado obispo, primer obispo porteño y muere en 1736 y sus restos junto a los de su hermano Gabriel, yacen bajo un monumento en la entrada del templo actual.

 

Expulsados los Jesuitas en 1767, fueron reemplazados por los Padres Bethlemitas, a quienes por la larga barba que usaban se los llamaba “barbones” y que instalaron el Hospital de Hombres en la Chacra de Belén. Al lado de la mencionada chacra, y en la de ellos propia, que tenían desde 1748, hicieron algunas construcciones destinándolas a los convalecientes del Hospital. De allí entonces, viene el nombre de la “Convalecencia”. Años más tarde, este edificio fue destinado a cuartel, y en calidad de tal subsistió hasta la época de Rosas.

 

En 1851 se instaló allí un Manicomio de Mujeres, llamado de “las Mercedes” desde 1873 y que actualmente es el Hospital Neuropsiquiátrico Braulio A. Moyano en la calle Brandsen.

 

Descansan en su interior los restos de Mariano Acosta, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, y su esposa, los firmantes de la independencia Mariano Boedo y Juan de Darregueyra, la Virreina Rafaela de Vera y Mújica, esposa del Virrey del Pino, Fray Pedro Errecart, amigo y confidente del General Juan Domingo Perón y su esposa Evita, Fray Francisco Schiamarella, sacerdote que los casara en la Parroquia San Francisco de Asis de La Plata.
También se encuentran sobre el final de la nave sepulcros donde reposan los restos de Franciscanos que fueron importantes en la vida de este convento: Fray Luís de Bolaños: apóstol del Paraguay quien fue trasladado desde la cripta hasta allí durante la reforma de 1900; Fray Gabriel Arregui: obispo de Buenos Aires y del Cuzco; Fray Juan Arregui: obispo de Buenos Aires, durante la quema de 1955 ambas tumbas fueron profanadas. Sus restos fueron dispersos por el templo y Fray Abraham Argañaráz: guardián del convento, provincial.

 

Durante la revolución cívico militar de 1880 donde se enfrentaron el Presidente de la Nación, Nicolás Avellaneda, con el Gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor, el templo fue convertido en hospital de sangre, y los religiosos presentaron ayuda a las víctimas de aquellos enfrentamientos.


El 8 de enero de 1919, el papa Benedicto XV concedió a esta iglesia el título de Basílica Menor.


Por decreto del poder Ejecutivo Nacional Nº 120.412 del 21 de mayo de 1942 la iglesia de San Francisco y el convento fueron declarados Monumento Histórico Nacional.

 

Otra curiosidad es el reloj de sol vertical que se encuentra sobre una de las alas de la construcción. Este es bien visible desde el patio interior del convento. Esta perfectamente orientado, el gnomon marca la hora solar que debemos ajustar de acuerdo a la ecuación del tiempo y latitud (34° 36′ 37, 34´´ S 58° 22′ 17, 31´´ O) para obtener la hora oficial. No hay datos ciertos de su construcción.
 





 

 
           

 

 


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