Juan
Esteban
Anchorena
casado con
Romana Josefa López de Anaya
fue el primer Anchorena en
arribar a América en 1769. Llego
en compañía de Antonio Obligado,
quien compra campos en San
Pedro, actual Vuelta de
Obligado.
Al
morir
dejara a sus
hijos
herederos
una de las mayores fortunas del
virreinato.
Sus herederos fueron:
Juan José
Cristóbal
(1780-1831) casado con Bonifacia
de Lezica y en segundas nupcias
casado con Andrea Ibáñez y Marin
,
Tomás
Manuel
(1783-1847)
y
Mariano Nicolás
(1785-1856)
una de las mayores fortunas del
virreinato.
Como
muchos otros inmigrantes de ese
período, a poco de arribar al
Plata Juan Esteban se orientó
hacia las actividades
mercantiles
en 1750. En 1757 poseía vínculos
mercantiles en el interior, en
especial en Córdoba, donde
colocaba productos importados
(vino, tabaco, manufacturas de
metal) y compraba productos de
la tierra (ponchos, frazadas).
Para entonces ya había
incursionado en la compra de
cueros en el litoral del río
Uruguay, y algunos años más
tarde, en 1765, también aparece
registrado como propietario de
un comercio minorista en Buenos
Aires. A lo largo de la década
de 1760, Anchorena realizó
viajes regulares al interior
(Salta, Jujuy) y al Alto Perú,
extendiendo sus redes
comerciales hasta Lima. Para
comienzos de la década de 1770
se había convertido en un
importante mercader, cuyos
vínculos comprendían plazas
comerciales en todo el
virreinato del Perú (Chile,
Paraguay, Alto Perú, el Río de
la Plata) y llegaban hasta
España, incluyendo también
mercados en Inglaterra, Francia
y el Caribe.
Conviene destacar que el hecho
de que sólo tres hijos
sobrevivieran a los siete
nacidos en el matrimonio entre
Juan Esteban y
Romana
su mujer.
Familias aristocráticas
Los Anchorena
sinónimo de poder y riqueza
Herederos:
Juan José
Cristóbal
(1780-1831),
Tomás Manuel
(1783-1847)
y
Mariano Nicolás
(1785-1856).
Los tres hijos de Juan Esteban
heredaron así una de las mayores
fortunas del virreinato.
La crisis final del orden
colonial y el estallido de los
movimientos independentistas que
esa crisis alentó tuvieron
consecuencias más relevantes
para los negocios de los
hermanos Anchorena. La llegada
de una gran flota mercante tras
los pasos del ejército inglés
que dominó Buenos Aires en 1807
fue un heraldo de los cambios
por venir, y provocó “un
catastrófico derrumbe de
precios”
. De hecho, en los años
inmediatamente previos a 1810,
los Anchorena se habían
interesado en el comercio con
textiles británicos.
Para los negocios de los
Anchorena, pues, la revolución
había traído grandes
dificultades: crisis del
comercio a distancia,
competencia de nuevos
comerciantes extranjeros,
desaparición del metálico,
gobiernos arbitrarios y débiles
que, atendiendo ante todo a la
necesidad de asegurar su propia
supervivencia, parecían más
interesados en saquear a sus
súbditos que en garantizar el
orden imprescindible para el
intercambio mercantil. Para
complicar aún más las cosas, la
restauración de los Borbones en
el trono de España tras la
derrota de Napoleón tornaba muy
real la amenaza de una
reconquista española de América.
En caso de triunfar, ésta haría
caer su peso sobre aquellos se
habían pronunciado a favor de la
emancipación. Ello era peligroso
para todos los Anchorena, y en
especial para Tomás Manuel que,
a pesar de toda su moderación,
ocupó un lugar destacado entre
la nueva elite política surgida
con la independencia (se contó
entre los congresales que
declararon la Independencia en
1816), frente a la cual el rey
no parecía dispuesto a entrar en
componendas.
Los
Anchorena abandonaron sus
proyectos de radicarse en el
extranjero.
En 1828, con la llegada de
Lavalle al gobierno, Tomás y
Nicolás fueron a parar a la
cárcel y luego debieron marchar
al exilio.
Rosas
Rosas tuvo desde muy joven una
estrecha relación con los
Anchorena, con quienes no sólo
estaba emparentado por parte de
su bisabuela Isabel Díaz de
Cabrera casada con José Rubio,
sino que con los Anchorena tenía
relaciones de trabajo, primero
como capataz, después como
mayordomo y administrador a
partir de 1818 a 1830 de tres
inmensas estancias
pertenecientes a Juan José y
Nicolás Anchorena: Las Dos
Islas, Los Camarones y El Tala.
Rosas nunca percibió paga alguna
por ese servicio a pesar que
Rosas consideraba a Tomas Manuel
su oráculo político y que llego
este a ser su ministro de
Relaciones Exteriores durante
sus dos gobiernos durante veinte
años.
Tomás Manuel Anchorena
(1783-1847)
Tomás Manuel
curso sus estudios en el Colegio
de San Carlos efectuó su carrera
de derecho en la Universidad de
San Francisco Javier de
Chuquisaca, finalizándola en
1807. En mayo de 1810 le cupo un
importante papel, entre los más
decididos de los patriotas,
combatiendo firmemente a
Cisneros.
En octubre de 1812,
Manuel Belgrano
lo nombró su secretario, y
Anchorena acompañó al general en
las victorias de Tucumán y de
Salta
Tomás Manuel decía no disponer
de recursos suficientes como
para financiar el funcionamiento
de su estancia durante los
períodos de baja de sus ingresos
rurales. Sin embargo, su
situación no era tan
desesperada, pues la producción
rural no conformaba su única
fuente de ingresos. También
gozaba de importantes rentas
urbanas. Además de su casa
particular, que compró a su
regreso del exilio en 1823, en
1836 adquirió un gran inmueble
de renta. En ese año le compró
al fisco por $ 37.000 ($ 240.000
en papel) la Recova, quizá el
mayor inmueble de renta
existente en Buenos Aires hasta
su expropiación y demolición
durante la intendencia de
Torcuato de Alvear en 1884. La
Recova, que dividía a la Plaza
del 25 de Mayo de la Plaza de la
Victoria, contaba con unos
cuarenta locales que alojaban
numerosos comercios.
El doctor Anchorena murió el 29
de abril de 1847, a las dos y
media de la madrugada. Había
contraído matrimonio con doña
Clara García de Zuñiga.
Cuando falleció Tomás de
Anchorena poseía las tres
propiedades a las que hemos
hecho referencia, además del
equivalente a unos $ 50.000,
repartido entre onzas de oro,
depósitos en Londres y moneda
corriente. Recién a comienzos de
la década de 1870, casi un
cuarto de siglo después de su
muerte, algunos de sus herederos
iniciaron acciones legales para
dividir el patrimonio. Aunque
tardía, la tasación de los
bienes de Tomás Manuel realizada
en 1871 permite apreciar cómo
estaba compuesta su fortuna.
Tomás Manuel Anchorena y
Clara García de Zuñiga tuvieron
17 hijos, con 14 mujeres y tres
varones de los cuales dos
tuvieron descendencia: Agustina
Mónica y Tomas Severino de
Anchorena
(1827-1899)
casado con
Mercedes Francisca Riglos
Villanueva (1836-1925).
Su hijo Esteban alcanzó cierta
fama como criador de animales de
raza, y su cabaña Santa Clara se
contaba entre las más
prestigiosas del país en el
primer cuarto de siglo. Otro
tanto puede decirse sobre su
otro hijo, Joaquín S., que hizo
de su estancia La Merced una de
las más renombradas de la pampa.
HECHOS
DESTACABLES
Llegamos a 1883. Don Torcuato de
Alvear, primer intendente de la
ciudad federalizada, decidió
echar abajo la "vieja recova"
que dividía a las dos plazas (de
la Victoria y 25 de Mayo) y
unificarla en una sola, que
llevaría el nombre de Plaza de
Mayo. Como la propietaria, doña
Clara Zúñiga de Anchorena se
negara a esta demolición, el 25
de mayo de 1883, el intendente
Alvear envió una legión de
obreros. Ante la vista de su
propietaria, los hombres
comenzaron la demolición, que no
pudo ser realizada en un sólo
día, y se completó al día
siguiente. La propietaria
demandó a la Municipalidad. La
justicia le dio la razón y
ordenó al organismo el pago, con
costas, según el precio que
figuraba en la testamentaria de
doña Clara, que ya había
muerto... También había muerto
la "Recova Vieja .
Tomás Manuel de
Anchorena resulta en nuestra
historia el más conocido de los
de su estirpe, en primer término
porque fue uno de los que apoyó
la Revolución de Mayo de 1810, y
porque además puso su firma en
la Declaración de nuestra
independencia en julio de 1816.
Fue un fiel servidor durante la
Santa Federación desempeñándose
como Ministro de Relaciones
Exteriores en el primer gobierno
de Rosas (1829-1832). Murió en
pleno segundo gobierno de Rosas,
en el año 1847.
Tomás Manuel de
Anchorena
Mariano Nicolás
Esteban de Anchorena
y López Anaya
(1785-1856).
Se casó
con
María Estanislada Mauricia de
Arana Andonaegui.
Herederos:
Nicolás
Hugo Anchorena Arana y
Juan
Nepomuceno
Anchorena Arana
Mariano Nicolás acumuló quizá la
mayor fortuna de Buenos Aires en
el medio siglo que sucedió a la
Independencia, que algunos
contemporáneos llegaron a
estimar en cifras fabulosas.
Se convirtió en uno de los
hombres de confianza del
Restaurador, y bajo su
protección acrecentó su fortuna.
El 9 de julio de ese mismo año
fue nombrado gobernador por la,
Sala de Representantes, pero
renunció al cargo como lo
hiciera en 1834. Se casó
con
María
Estanislada Mauricia de Arana
Andonaegui.
Mariano Nicolás
falleció en Buenos Aires 3 años
después, el 24 de mayo de 1856.
La visión que describe a Mariano
Nicolás Anchorena como “el más
rico ganadero de Buenos Aires”
quizás no era del todo errada,
puesto que al morir en 1856 dejó
a sus tres herederos (sus hijos
Nicolás
Hugo Anchorena Arana
(1828-1884)
casado con
María Luisa de las Mercedes
Castellanos
de la Iglesia,
y
su otro hijo
Juan
Nepomuceno
de Anchorena y Arana
casado con Josefa Aguirre Ibáñez
y
su nieto
Fabián Gómez)
unas 200.000 hectáreas.
Nicolás
Anchorena, tuvo una actitud muy
ruin, pues una vez caído Juan
Manuel de Rosas en 1852, no dudó
en mostrarse como partidario del
general Justo José de Urquiza,
olvidando su apoyo dado al
Restaurador. No será el único
que traicionaría a Rosas: varios
oficiales de sus ejércitos se
afiliarían, tras la batalla de
Caseros, a la Masonería.
Nicolás
Hugo Anchorena Arana
y
María Luisa de las Mercedes
Castellanos
tuvieron diez hijos :
Nicolás
María Serviliano Castellanos
Anchorena (20 de abril 1866, d.
2 de noviembre 1889), Mercedes
Benita Castellanos Anchorena (4
de marzo 1869, d. 28 de abril
1869), Mercedes Dionisia
Castellanos Anchorena (5 de
junio 1871, d. 19 de diciembre
1890), Amalia Valentina
Castellanos Anchorena (14 de
febrero 1872, d. 16 de marzo
1907),
Aarón Castellanos Anchorena
(6 de junio 1873, d. 6 de junio
1873), Matilde Lidia Castellanos
Anchorena (11 de septiembre
1875, d. 25 de junio 1969),
Josefina Anacleta Castellanos
Anchorena (13 de julio 1876, d.
Sí, fecha desconocida),
Aarón
Félix Anchorena Castellanos
( 5 de noviembre 1877, Buenos
Aires, Argentina , D. 24 de
febrero 1965, Barra de San Juan,
Uruguay), Enrique Justino
Pascual Castellanos Anchorena
(13 de abril 1879, d. Sí, fecha
desconocida) y Emilio Evaristo
Castellanos Anchorena (11 de
noviembre 1880, d. 17 de
diciembre 1916).
María Luisa de las Mercedes
Castellanos
MAS FOTOS
El Palacio Anchorena fue
construido entre 1905 y 1909,
por el arquitecto Alejandro
Christophersen, a pedido de
Mercedes Castellanos de
Anchorena. Si bien parece un
complejo único, esta constituido
por tres residencias: la que da
a la calle Esmeralda que fue
habitada por Mercedes
Castellanos de Anchorena con su
hijo Aarón, la central que fue
habitada por Enrique Anchorena y
su familia, y la que da a la
calle Basavilbaso, que fue
habitada por Leonor Uriburu,
viuda de Emilio Anchorena.
En 1936 el
Palacio Anchorena fue adquirido
por el Estado para ser sede del
Ministerio de Relaciones
Exteriores, y pasa a llamarse
Palacio San Martín. Actualmente
es sede Ceremonial de la
Cancillería ya que sus oficinas
se han trasladado al nuevo
edificio de Arenales y
Esmeralda, construido por los
arquitectos Aizenstat y Rajlin,
cuya arquitectura parece
dialogar con la monumental obra
de Christophersen.
Palacio Anchorena
María Luisa de las Mercedes
Castellanos
dueña de una de las fortunas
argentinas más importantes de su
época -
era hija de Aarón castellanos.
Mercedes
enviudó
jóven.
En mérito a tan amplia actividad
el Vaticano decidió otorgarle el
título de condesa pontificia y
la condecoró con la Dama de la
Rosa de Oro, un honor que muy
pocas veces veces concede un
Sumo Pontífice a un particular.
Falleció en Buenos Aires el 9 de
julio de 1920. Su tumba se
encuentra en una cripta en la
iglesia el Santísimo Sacramento.
Mercedes vivió en el actual
Palacio San Martín, que entonces
era su casa en el barrio de
Retiro. Mercedes tuvo once
hijos, de los cuales solo cinco
la sobrevivieron. De éstos, sólo
tres, Aarón, Enrique y Emilio,
ocuparon con ella el palacio,
originalmente previsto para que
lo habitara también su hija
Amalia, casada con Juan José
Blaquier y fallecida en 1907,
antes de finalizarse la
construcción.
Mercedes tenía muchos hijos y
muchas estancias, pero no
alcanzaban para dejar una a cada
uno, por eso adquirió
La Azucena
en 1901, en el Partido de Tandil
destinada a su hijo menor,
Emilio. Gran plantador de
árboles, como todos los
Anchorena, éste tenía
veinticuatro años cuando empezó
a dirigir su proyecto forestal
en La Azucena. La obra se vio
truncada por la temprana muerte
de Emilio, en 1916. Su madre,
que ya había visto morir a siete
de sus hijos, continuó la obra
de Emilio y decidió rendirle un
homenaje a su manera, levantando
una capilla en la estancia. Así
fue como contrató los servicios
del arquitecto Martín Noel,
famoso por revalorizar los
olvidados estilos
hispano-criollos y le encargó la
más hermosa capilla que pudiera
diseñar para la memoria de su
hijo. Para complacerla, Noel
dibujó una capilla inspirado en
las viejas iglesias coloniales,
adicionando elementos típicos de
la arquitectura virreinal
altoperuana. En medio de la
estancia, emplazada en lo alto
de una loma toscosa, aparece la
imagen blanca de la capilla, con
sus grandes proporciones y la
belleza de sus líneas.
Construida la capilla en 1918,
faltaban diez años para levantar
la casa principal de la
estancia. La muerte prematura de
Emilio de Anchorena y otras
desgracias de la familia
atrasaron los sueños que aquél
había compartido con su esposa,
Leonor Uriburu,
y el proyecto de la casa quedó
postergado.
Hoy se crían en este
establecimiento, llamado Haras
Catriel, caballos pura sangre de
carrera. La antigüedad de esta
estancia data de 1860.
Leonor pasó muchos años educando
a sus hijos en París pero un dia
decidió volver y abocarse a la
construcción de una casa en La
Azucena, para lo que contrató al
arquitecto Alejandro Bustillo,
quien a su vez se trasladó a
vivir a la estancia para diseñar
la casa. Sus hijos fueron:
Leonor
María Mercedes Anchorena Uriburu,
Emilio
Nicolás Anchorena Uriburu,
María de
las Mercedes Eufrasina Anchorena
Uriburu,
Juan
Nicolás Antonio Anchorena
Uriburu,
José
Evaristo Nicolás Anchorena
Uriburu.
Mercedes - fue una personalidad
fuerte y decidida promotora de
obras de caridad y religiosas a
las cuales se dedicaba con gran
tenacidad y aportando fabulosas
sumas de dinero. La instalación
de los padres sacramentinos en
la Argentina se debió a sus
gestiones, como también la
construcción del seminario de
Villa Devoto o la basílica del
Santísimo Sacramento
-considerada una de las iglesias
más lujosas de Buenos Aires-
proyectada en París por los
arquitectos Coulomb y Chauvet.
Este empeño y generosidad fueron
recompensados con títulos
honoríficos como el de Condesa
Pontificia o el Dama de la Rosa
de Oro.
Josefina Anacleta Castellanos
Anchorena (13 de julio 1876)
hija de Nicolás y Mercedes se
casó
con el
escritor Enrique Rodríguez
Larreta que se expresaba en la
literatura, pintura, dibujo,
etc. Fueron dueños de la cerebre
estancia Acelain en el partido
de Tandil.
HECHOS CURIOSOS
En el Palacio tuvieron
lugar importantes encuentros
sociales, como el baile del
Centenario de la Independencia,
en 1916. Construido en base al
modelo de la Ecole des Beaux
Arts de París para el "hotel
particular", es una magistral
obra de arquitectura en la que
se integran el clasicismo de la
composición con la influencia
del art-nouveau en algunas
ornamentaciones. El Palacio se
caracteriza por la riqueza
espacial de los diferentes
ambientes, que resulta
verdaderamente espléndida en el
juego de transparencias del
patio de honor, a partir del
gran portal de hierro forjado
que le da acceso. Se otorgó a
las fachadas un tratamiento
escultórico, en el que mansardas
y cúpulas enfatizan la
composición de los diferentes
volúmenes, otorgando gran unidad
a su lectura de conjunto. El
Palacio alberga una Biblioteca
especializada en derecho
internacional, historia de las
relaciones internacionales,
historia mundial y geografía
universal.
Don Aarón Félix Martín de
Anchorena
Don Aarón Félix Martín de
Anchorena
nació en Buenos Aires el 5 de
noviembre de 1877, en el seno de
la familia más rica y poderosa
de una Argentina en plena
expansión económica. Hijo de
Nicolás Hugo Anchorena Arana (
1828 - 1885 ) y de María
Mercedes Castellanos de la
Iglesia, Condesa Pontificia y
Dama de la Rosa de Oro, debería
su nombre a su abuelo materno
Aarón Castellanos y su fortuna a
su abuelo paterno, Nicolás
Anchorena.
En 1906 se casó con
Zelmira Paz,
viuda de Gainza y heredera del
diario La Prensa agregó así al
patrimonio familiar el tercer
gran palacio de la plaza San
Martín.
El 1º de enero de 1908 a las
nueve de la noche, en la
confitería de los hermanos
Canale en la calle Florida, un
grupo de 45 locos –Anchorena,
Newbery, Sebastián Lezica,
Julián Paso Viola, Diógenes
Aguirre, Carlos Aubone, Juan
Cossio, Juan Carlos Vivot y
Roberto Zimmermann, entre otros–
fundó el Aéreo Club Argentino.
Durante los años 1935-1936, fue
miembro de la Dirección de
Parques Nacionales. En Uruguay
desarrolló un famoso
establecimiento de tipo
agropecuario en la zona de la
Barra de San Juan
constituyéndose en una de las
mansiones más hermosas de
Sudamérica. Todas estas tierras,
parque, edificaciones, etc. así
como valiosas colecciones de
arte y de valores históricos que
formaban el haber total del
mencionado establecimiento de la
Barra de San Juan, fueron
legados testamentariamente al
gobierno uruguayo y hoy es
utilizada como residencia
presidencial.
En esa casa de la
Barra de San Juan (Uruguay)
Anchorena falleció el 24 de
febrero de 1965 y sus restos
mortales, según expreso deseo
del extinto, fueron sepultados
en el lugar.
Esta familia es la única
nombrada en el
Martín
Fierro
de
José
Hernández.
Tan grande era la fortuna de los
Anchorena que Estanislao del
Campo, en su poema gauchesco
"Fausto", pone en boca del
diablo los siguientes versos
para tentar al protagonista:
Si quiere plata, tendrá,/ Mi
bolsa está siempre llena,/ Y más
rico que Anchorena,/ Con decir
quiero, será./
Aarón de Anchorena fallece en
1965, sin descendencia a los 88
años
dejaba tierras a sus dos
ahijados, Juan M. de Anchorena y
Luis Ortiz Basualdo.
Aarón de Anchorena
HECHOS CURIOSOS
AARÓN
FELIX MARTÍN
fue el octavo hijo de los once
que engendraron Nicolás Hugo
Anchorena y María Mercedes
Castellanos y el segundo Aarón
de la familia.
A su muerte, el
padre de Aarón dejó entre otros
bienes, veinte establecimientos
ganaderos con una superficie de
273.600 hectáreas de las mejores
tierras del litoral, pobladas
con más de 150.000 vacunos y
400.000 ovejas. De Aarón
Anchorena,
por su parte, se
decía que al terminar las
grandes comidas que daba en los
hoteles de Europa hacía
destrozar la vajilla por un
perro.
No menos ostentosos
aunque prácticos, los demás
Anchorena cuando viajaban a
Europa, llevaban en el barco a
los criados, cocineros, niñeras, choferes, como así también
gallinas y vacas, para tener
huevos y leche fresca. Clara
Cobo de Anchorena, según la
tradición oral, llevaba en su
coche numerosas cajas con
guantes, pues cada vez que usaba
un par lo arrojaba a la calle.
Paquín, de París, decía que sus
mejores clientas eran la Reina
de Rumania y Clara Cobo de
Anchorena."
Juan Esteban Anchorena, hijo de Domingo,
comenzó su vida en el Nuevo
Mundo desde muy abajo, con una
pulpería instalada en 1767, tan
modesta que pagaba el mínimo de
impuesto. Su pulpería se
convirtió pronto en una agencia
de préstamos de dinero a
clientes y vecinos en apuros o a
comerciantes de menor escala, lo
que le permitió a su dueño a
acrecentar rápidamente el
capital". Anchorena, para
decirlo de otro modo, era
almacenero y prestamista.
Doña
Mercedes Castellanos, la madre
de Aarón levantó el primer
palacio hacia fines de siglo en
Maipú y Arenales, como regalo de
bodas para su hija Matilde,
casada con Carlos Ortiz Basualdo
en 1896. El arquitecto que
proyectó la obra fue Julio Dormal, el mismo que realizó el
Teatro Colón. El palacio, que
ocupaba tres mil metros
cuadrados, tenía una suntuosa
fachada, decenas de salones y
habitaciones, y un solo baño en
el piso central, se conservó
hasta 1969 habitado por los
Vertraeten Anchorena, hijos del
segundo matrimonio de Matilde;
los Ortiz Basualdo habían
vendido su parte hacía años.
Aarón fue por largo tiempo
secretario honorario de la
legación argentina en la capital
francesa. Allí descubrió el
gusto por el deporte y la
aventura, a los que consagró, en
gran forma, largos años de su
vida. Aarón fue el poseedor del
primer brevet de piloto aéreo de
la Argentina, y el propietario
del primer globo aerostático que
se elevó en el Plata. Atraído
por la náutica, adquirió un gran
yate de recreo, El
Pampa, con el que en su
momento cruzó el Atlántico.
Anchorena llegó a tener 300
empleados en su estancia DE
Uruguay, de los
cuales 100 se dedicaban al
cuidado del parque.
También
mandó traer especies animales
con la finalidad de dedicarse a
la
cacería;
introdujo el
ciervo
axis
y el
jabalí.
Su estancia llegó a ser un
importante coto de caza en
Sudamérica. Poco antes había
confeccionado un testamento:
dejaba tierras a sus dos
ahijados,
Juan M. de
Anchorena y Luis Ortiz Basualdo.
Pero lo más destacable es que el
casco de la estancia con todo su
parque pasó a manos del Estado
uruguayo como agradecimiento al
país quien lo albergo durante
gran parte de su vida. Por tal
razón, su nombre es muy conocido
en Uruguay: su casa es utilizada
como residencia de descanso
presidencial. Desde 1990, el
Parque
Anchorena
está abierto al público.
Los últimos diecisiete años,
Aarón vivió en compañía del que
quizá fue el gran amor de su
vida, `La Negra`, una mujer que,
según se dice, habría conocido
en el Club de París, un famoso
centro nocturno de la época.
Cuenta la leyenda que "La
Negra", como él le llamaba
cariñosamente, no tenía fortuna
ni apellido, apenas un nombre,
Consuelo o Concepción y que
Aarón se lo quitó,
rebautizándola con el más
simbólico de E. Llanura; extraño
apellido, con llamativas
resonancias simbólicas, que
obedecería sin embargo a la
necesidad de mantener en secreto
su origen. "La Negra" estuvo a
su lado hasta la noche del 24 de
febrero de 1965 cuando Aarón
fallece. En
señal de gratitud por los muchos
años de felicidad compartida, le
legó una fracción de 800
hectáreas de las mejores tierras
de su estancia".
Los restos de Aarón
Castellanos descansan en el
centro de lo que fue la llamada
calle ancha que dividía según el
contrato las dos secciones de la
colonia, en lo que es hoy la
plaza principal de la ciudad de
Esperanza. Mirando al sur, dice
una sencilla placa: "Aquí
descansan los restos de Aarón
Castellanos (1800-1880) Fundador
de Esperanza".
una de las mansiones más
hermosas de Sudamérica en la
zona de la Barra de San Juan
Uruguay
moría Nicolás, el abuelo de
Aarón, dejando una herencia
El 24 de mayo de 1885 moría
Nicolás, el abuelo de Aarón,
dejando una herencia valuada en
170 millones de pesos; una cifra
verdaderamente astronómica a
valores constantes. Desde
entonces, sus descendientes
constituirían la rama más rica
de los Anchorena. Explicar el
origen de semejante fortuna no
es tarea sencilla.
Juan José Sebreli, autor del
único ensayo - así define él
mismo su trabajo para
distinguirlo de la historia
académica y excusarse de no
siempre abrevar en las fuentes,
en el que se estudia la saga
completa de los Anchorena
sostiene la tesis de que la
fortuna familiar se origina,
como otras, en la época
colonial, con las "mercedes
de estancia" otorgadas por
el rey. Estos privilegios
basados en el reparto de la
tierra pública se habrían
acentuado después de la
revolución de Mayo y llegado a
su culminación bajo el gobierno
de Juan Manuel de Rosas.
En la cláusula 24 del
testamento, redactado y escrito
de su puño y letra en 1862, Juan
Manuel de Rosas consigna un
crédito de 78.544 pesos contra
los señores Juan José y Nicolás
Anchorena. El crédito
correspondía a " el precio de
mis servicios y de mis gastos en
su beneficio pues les fundé y
cuidé varias estancias en los
campos entonces más expuestos"
entre 1818 y 1830. (Rosas accede
por primera vez a la Gobernación
de la Provincia de Buenos Aires
en 1829). Tras la caída de
Rosas, el 12 de octubre 1858 se
sancionó una ley que declaraba
pública toda la tierra donada
desde el 8 de diciembre de 1829
hasta el 2 de febrero de 1852;
ley que nunca se puso en
práctica. Pero el reparto de la
tierra pública aún no había
terminado: en el período
comprendido entre 1876 y 1893,
que abarca los años de apogeo de
Roca, se enajenaron 42 millones
de hectáreas de tierras
públicas, llegando a subastarse
en una sola operación en Londres
400 leguas cuadradas a $ 0.48 la
hectárea. El general Roca
informaría luego al Congreso que
hasta 1904, el Estado había
otorgado títulos de propiedad
que abarcaban 32.447.045
hectáreas.
valorización de la tierra
La enorme valorización de la
tierra con la llegada del
ferrocarril, multiplicó en forma
asombrosa la fortuna de los
propietarios que la habían
adquirido prácticamente por nada
o como prebenda de gobiernos
amigos. Por otra parte, las
vacas se multiplicaban solas,
sin que hubiera que distraer
fondos o tiempo en ello. Después
de Caseros, al parecer, las
ganancias empezaron a mermar, al
menos en opinión de Nicolás
Anchorena (h), quien se queja
ante Benjamín Vicuña Mackenna de
la crisis por la que atraviesa
el agro. Sin embargo, a pesar de
sus constantes lamentos, la
fortuna de los Anchorena siguió
en aumento. Hacia 1930,
solamente diecinueve miembros de
la familia, reunían 378.094
hectáreas sólo en la Provincia
de Buenos Aires. Hectáreas,
cabezas de ganado, el precio de
ambos, la influencia política,
el poder real, el brillo social,
los lazos familiares y de
conveniencia, los hijos, los
palacios, los objetos de arte,
todo se multiplicaba, como por
milagro, como la multiplicación
de los peces, en manos de los
Anchorena.
Fragmentos de la obra "Aarón de
Anchorena, Una Vida
Privilegiada" del escritor
uruguayo Napoleón Baccino.
HECHOS CURIOSOS
En 1909, enfrente de dicho
palacio, en Arenales, Esmeralda
y Basabilbaso, doña Mercedes
mandó construir otro palacio
para sus tres hijos varones:
Aarón, Emilio y Enrique. El
palacio, encomendado esta vez al
arquitecto Alejandro
Christophersen, es el más
ostentoso de los de su clase.
Poseía un
jardín de invierno ovalado, una
fuente sobre el patio que da a
la calle Esmeralda, una
asombrosa sucesión de chimeneas,
un túnel con paredes giratorias
destinado a bodega así como otro
muchos lujos y extravagancias.
La casa familiar - aunque no,
natal - de Aarón, estaba por
supuesto, amoblada íntegramente
en Europa, con piezas de gran
antigüedad e incalculable valor.
Veinticinco años después de
inaugurado el palacio y habiendo
atravesado la crisis del 30, los
Anchorena no podían seguir
manteniéndolo, por los que en
1936 fue subastado y adquirido
para la actual sede del
Ministerio de Relaciones
Exteriores en un millón y medio
de pesos. Para muchos, aquel
remate tuvo el valor simbólico
del fin de una época y de una
clase. Pero los Anchorena
todavía contaban con otro
palacio en la plaza San Martín.
El casamiento de Aarón con
Zelmira Paz, viuda de Alberto
Gainza e hija de José Camilo Paz
Cueto, "Director, Propietario y
Fundador del diario La Prensa ",
los puso en posesión del Palacio
Paz, en Charcas y Maipú. La
actual sede del Círculo Militar,
comenzado en 1906 y terminado en
1908 a un costo de 4.500.000
pesos, fue proyectado en Francia
por el arquitecto Luis Sortais e
inspirado en el Louvre. Los
Anchorena con sus palacios
convirtieron en las décadas del
veinte y del treinta a la Plaza
San Martín, en una suerte de
jardín privado. A otra escala,
lo mismo que habían hecho con
buena parte de las mejores
tierras de la República
Argentina.
El
25 de
diciembre
de
1907
Aarón,
con el legendario globo
«Pampero» que había traído desde
Francia, conjuntamente con
Jorge
Newbery,
realizaron el primer vuelo en
cruzar el
Río de la
Plata.
Aarón de Anchorena fallece en
1965, sin descendencia a los 88
años.
El Teatro Colón de Buenos Aires
fue construido entre 46 familias
que aportaron 60.000 pesos cada
una, entre las que contaban los
Anchorena, con derecho a palco.
El arquitecto que proyectó la
obra fue Julio Dormal.
En el Cabildo estuvo preso
Fabián Gómez Anchorena que se
había enamorado de la actriz del
teatro Colón:
Teresa Gavotti. Los agarraron
juntos en el hotel Argentino. Se
considero un delito sacrílego.
Al tiempo recobra su libertad y
se embarcaron juntos para
Europa.
La histórica Quinta de
Anchorena dió origen y nombre al
barrio de La Lucila [Buenos
Aires, Argentina] y estaba a
punto de declararse patrimonio
histórico. Sin embargo días
atrás fue demolida en forma
clandestina, en un claro acto de
engaño aprovechando el último
fin de semana largo en el cual
había menos gente en la ciudad y
ningún funcionario legislativo
en su puesto. Los propietarios
no dieron aviso a la
municipalidad ni presentaron el
plano de demolición.
La quinta Anchorena de La Lucila
fue en sus comienzos un calmo
bosque de olivos, que sirvió
como emplazamiento militar por
las Invasiones Inglesas.
Finalmente se transformó en
plácido lugar de veraneo. A
comienzos del siglo XX se
iniciaron grandes loteos y
remates de tierras. Las primeras
construcciones se realizaron en
el área que actualmente está
entre las vías del ferrocarril
Mitre y Libertador. Se
construyeron grandes residencias
de familias de la aristocracia
porteña, que habían elegido la
zona para pasar temporadas de
descanso cerca de la ciudad. Una
de las primeras y sin duda la
más importante fue La Lucila,
lujosa mansión inaugurada en
1915. Construida por Juan
Esteban de Anchorena, se llamó
inicialmente Quinta de los
Olivos y se intentó donarla para
residencia presidencial. El
regalo fue rechazado por
encontrarse la mansión fuera de
los límites de la Capital
Federal. La quinta, entonces,
fue regalada a la hija de
Anchorena, Lucila Marcelina,
casada con el militar Alfredo de
Urquiza. Se la bautizó La Lucila
en honor a su moradora.
Fue así que
el paraje y luego el barrio
tomaron el nombre de La Lucila.
Mirador La Lucila
quinta La Lucila