Mariano Saavedra, hijo de
Cornelio, edificó sobre la
Avenida Alvear (hoy Avenida del Libertador)
una vivienda y comenzó la parquización del terreno circundante. En 1887, cuando
Saavedra advirtió que los Padres Recoletos destinarían parte del terreno vecino
a la construcción de un edificio para albergar a los enfermos mentales y a los
menesterosos, vendió el predio a un acaudalado ganadero,
Mariano Unzué.
Este construye allí un palacio de línea francesa que destinó a residencia de
verano.
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(PANORÁMICAS)
El primer y único presidente que
habitó en el Palacio Unzué de forma permanentemente fue el General Juan Domingo
Perón y su esposa Eva Duarte durante sus dos primeros gobiernos entre 1946 y
1955. Luego que el mandatario fuera derrocado por un golpe militar, la quinta
permaneció en desuso hasta su demolición en el año 1956.
La casona se inauguró con el sistema de luz eléctrica.
Por allí pasaron de visita algunos presidentes argentinos: Mitre, Roca,
Quintana, Sáenz Peña.
El Palacio Unzué era un caserón de estilo afrancesado, recostado
sobre la medianera de la calle Agüero, con una galería de entrada
flanqueada por columnas, con vista al entonces cercano Río de la
Plata. Fue mandada a construir por unos comerciantes ingleses y en su tiempo fue
habitada por la familia de don Manuel de Arrotea y luego adquirida por Mariano
Saavedra hijo del prócer del mismo apellido.
La quinta fue vendida finalmente a uno de los señores de Unzué.
El terreno que ocupara la residencia presidencial hoy puede verse la Plaza Rubén
Darío. La casa de fin de semana de Mariano Unzué y Mercedes Baudrix, fue mandada
a expropiar por el presidente Agustín P. Justo en 1937, cuando fue
invitado a la fiesta de casamiento entre Teresa Blaquier Unzué,
nieta de los dueños de casa, y Mario Hirsch.
El dormitorio estaba en el primer piso de la
residencia. A un lado había otra habitación que daba al frente, destinada a
vestidor. Y hacia el costado, una pequeña terraza desde donde se veía el parque
que ocupaba más de 20.000 metros cuadrados con mucho verde. En esa habitación
del primer piso, el 26 de julio de 1952, se terminó la vida física de Eva Perón.
La intención era destinarlo a vivienda de los presidentes quienes hasta
entonces residían en un edificio en Suipacha 1034. A mediados de la década del
30 el estado adquiere la propiedad de Carlos Madariaga y su esposa Josefina
Anchorena, ubicada en la calle Suipacha 1034 de la Ciudad de Buenos Aires, para
convertirla en Residencia Presidencial. El primer presidente que la utiliza es
Roberto Ortiz junto a su señora María Luisa Iribarne. Se recuerda que muchos
muebles valiosos y elementos de decoración que estaban en la residencia de
Suipacha fueron llevados hacia el palacio Unzué donde falleció Evita.
- Suipacha 1034 -En 1955 el edificio pasa a ser
propiedad de la Nunciatura apostólica. Actualmente funciona allí la Conferencia
Episcopal. La mitad del jardín fue destruido para construir un estacionamiento
en el que actualmente se está levantando un hotel.
- Frente de Suipacha 1034 -
No obstante, algunos elementos valiosos se salvaron. Por ejemplo, el frente de
la chimenea que estaba en el despacho presidencial se mantiene en el actual
despacho en la Residencia de Olivos. Y un piano Steinway & Sons, comprado por el
Estado en Nueva York en 1910, se conserva en el Museo del Bicentenario, en la
Casa Rosada.
También en la actualidad en el terreno sobreviven muchos de los árboles que tuvo
el jardín de aquella residencia y que ahora son parte de la plaza Eva Perón. Hay
plátanos, magnolias, pinos, algunos cedros, tipas y palmeras.
La casa principal constaba de una edificación
suntuosa de dos plantas, emplazada en el centro de un amplio parque, un grupo de
garajes, dependencias de servicio, el casino de oficiales de la custodia, un
departamento a tal fin y edificaciones independientes para vivienda del
personal. Se erguía, igual que la mayoría de las edificaciones adyacentes, en
una superficie elevada, una barranca natural que se defendía de las inundaciones
provocadas por el desborde del Río de la Plata.
El jardín fue de estilo poético, con toques
románticos y exóticos, era el marco adecuado para tal palacio. A los pies de la
escalera de acceso había
plantas de ámbar, que al florecer perfumaban la entrada y le otorgaban
prestancia con sus grandes flores blancas. Formó un pequeño oasis con veinte
palmeras junto al pequeño estanque. Llamaba la atención un pino que crecía
inclinado, paralelo a la tierra, en cuyo tronco nacían claveles del aire. Aún
puede verse el inmenso gomero que se plantó sobre la calle Austria.
Tenía algunos techos de pizarra y una gran galería con columnas en la
planta baja, a la que se llegaba por una corta escalera de mármol. Instalada
sobre una barranca natural, la gran mansión lucía impactante.
Desde
sus ventanales traseros se podía disfrutar el Río de
la Plata, entonces
limpio, que para esos años llegaba a la altura de ATC y la flor de hojalata
inmóvil.
Luego de la crisis de 1930, muchos de los lujosos
palacios pertenecientes a destacadas familias porteñas fueron expropiados,
muchas veces por una discretamente encubierta falta de dinero para su
mantenimiento. Así pasaron a manos del Estado el
palacio Anchorena (hoy sede del Ministerio de Relaciones Exteriores) y el
Errázuriz
(hoy Museo de Arte Decorativo). Muchas de las casas del aristocrático barrio
Grand Bourg se convirtieron en Embajadas.
En enero de 1937, la Cámara de Diputados aprobó,
en una polémica sesión, la expropiación como inmueble de utilidad pública, de
la quinta de la familia Unzué. El diputado Enrique Dickman fue uno de los
que se opuso con mayor fuerza a esa medida, por considerarla como un método de
salvación económica de esas familias en crisis.
A pesar de esto, la casa y su frondoso parque
pasaron finalmente a manos del Estado. Luego de la muerte del presidente Roberto M. Ortiz,
en 1943, quien vivió sus últimos días en el caserón de la calle Suipacha 1034,
la residencia fue destinada para uso presidencial. A excepción del presidente
Gral. Edelmiro J. Farrell, que solía pernoctar en el palacio, el primer
mandatario que vivió allí y único con continuidad, fue el Gral. Juan Domingo Perón.
La ex "Quinta Unzué"
fue adquirida por Mariano Unzué, hacendado, nacido en 1836, quien construyó
dicha hermosa casa hacia fines del siglo XIX. Mariano Unzué se contrajo
matrimonio con Mercedes Baudrix. Luego de la muerte de su marido, en 1906, la
viuda siguió viviendo allí hasta su fallecimiento. Pero en 1936 la quinta fue expropiada por el Estado Argentino, mediante Ley Nº
12.352, para destinarla a Residencia Presidencial y fue demolida en 1956.
El palacio Unzué visto desde el
monumento a Mitre desde la plaza Mitre- hoy el predio es ocupado por
la biblioteca Nacional.
La
biblioteca Nacional se asoma en el margen derecho derecho de la
foto.
El mobiliario era suntuoso. La planta baja no era demasiado utilizada.
Perón y Evita se instalaron en el primer piso, donde estaba el dormitorio
principal y un cuarto de huéspedes, vestidores, biblioteca, escritorio y un
pequeño comedor diario, además de las dependencias de servicio y de las
administrativas. Perón agrandó el comedor de la mansión y cambió las baldosas
del hall por parquet de madera. La escalera de mármol tenía forma de “Y”, y llevaba a las alas
derecha e izquierda de la planta, que se asomaban a un balcón desde el cual
podía observarse la planta baja de la suntuosa propiedad. También había un ascensor que se
encontraba del otro lado de la casa, entre la biblioteca y el salón dorado.
En la quinta nunca se hicieron
grandes bailes pero si bodas suntuosas como la de Mercedes Quintana Unzué con
Arturo Santamarina. También la de Elena Peña Unzué con la de Félix Alzaga Unzué,
la de Mercedes Peña Unzué con Wenceslao Paunero, la de Mercedes Santamarina con
Héctor Castro Soto y la ultima fue la de Teresa Blaquier Unzué con la de Mario
Hirsch. En esa época los dueños de La quinta eran: Mercedes Unzué de Quintana,
Adolfo Blaquier y su señora Marta Unzué, y Mariano y Carlos Unzué que eran
solteros.
Al ser el Palacio Unzué la residencia oficial del
Presidente de la Nación debía contar ésta con dependencias para alojar al
Regimiento de Granaderos que está a cargo de la custodia del primer mandatario,
e instalaciones para el guardado de los vehículos que lo trasladaban. Para ello
se adaptaron las antiguas dependencias de servicio ubicadas detrás de la
residencia como pabellones para las tropas y cochera presidencial.
.
Fue en esa casa donde Evita
otorgaba entrevistas y donde murió, en 1952 en su habitación en el primer piso. Allí vivió Perón hasta su
derrocamiento, en 1955. Desde entonces, la casa quedó deshabitada.
En 1957, el gobierno provisional
del general Aramburu decidió que en el solar se levantaría la
Biblioteca Nacional,
que hasta entonces funcionaba en un viejo edificio de la calle México y demolió
la mansión.
En
la foto aparece Eva Perón. Uno de los
edificios linderos a la residencia se salvó de la destrucción. Allí es donde
funciona, desde 1997, el Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e
Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas, donde existe una Sala
Multimedia abierta a investigadores, estudiantes y público en general. En 1999,
el edificio fue declarado Lugar Histórico.
Eva fue una de las personalidades Argentinas que marco un estilo. Su estampa
con el traje entallado y tipo Dior y sobre todo el cabello recogido que uso en
un rodete.
Cristian Dior dijo en un reportaje: La única verdadera reina que
vestí fue Eva Perón. María Eva Duarte fue una mujer fascinada con el
espectáculo. Agustín Magaldi fue quien la ayudó a echar suerte en Buenos Aires.
Los fundadores de la dinastía Unzué fueron saturnino (muerto en
1853) y Jacinta Rey, no conocieron la quinta que edifico su hijo.
A principios de 1800, el río estaba muy cerca de
los terrenos donde en el futuro se emplazaría la residencia presidencial. La
gente humilde lavaba la ropa en la ribera y por las actuales calles Agüero y
Austria iban los carros que depositaban la basura en la zona baja. El barrio
circundante tomó el nombre de Tierra del Fuego, quizá porque eran frecuentes las
fogatas en los basurales o, tal vez, por el ardor belicoso y pendenciero de sus
ocupantes.
Colindantes con los terrenos de la familia de Cornelio Saavedra,
estaban los de Pearson, grandes extensiones cultivadas por arados. En esa época,
un mandadero, a caballo, iba a buscar el pan a la “ciudad” todos los días.
En 1910, durante la Exposición del Centenario, el
Palacio Unzué fue sede principal de la Exposición de Salud e Higiene, que mostró
algunos adelantos técnicos de la época como el inodoro, nuevos sistemas
cloacales e instrumental médico de vanguardia.
Algunas statuas que adornaron sus jardines pueden
verse hoy en el Parque Lezama.
Cuando Agustín P. Justo les expropia la quinta de
Libertador y Austria a los Unzué, los padres de Teresa Blaquier Unzué, Enrique
Blaquier y Ana Unzué Baudrix, se compran la propiedad de Villanueva 1055, que
actualmente ocupa la Embajada de Alemania, en la manzana rodeada por las calles
Villanueva, Olleros, Luis María Campos y Gorostiaga.
El predio perteneció originariamente a la familia alemana de banqueros Tornquist,
que desempeñó un papel importante en la sociedad a principios del siglo pasado.
La provincia de La
Pampa se bautizó con el nombre de Eva Perón y Chaco con el nombre de Presidente
Perón. Hasta entonces eran territorios Nacionales. La revolución libertadora
anuló esos nombres.
Uno de los
edificios linderos a la residencia se salvó de la destrucción. Allí es donde
funciona, desde 1997, el Instituto Nacional “Juan Domingo Perón” de Estudios e
Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas.
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