HOTEL JOUSTEN

 

Arcón de Buenos Aires

 

 

 

 

 

 HOTEL JOUSTEN

 

Avenida Corrientes esquina 25 de Mayo

 

El NH Jousten Hotel cerró en 1980 y fue reabierto en el año 2000 por la cadena NH Hoteles. Al Jousten iban a alojarse muchos de los pasajeros que llegaban en los enormes transatlánticos al puerto de Buenos Aires y desembarcaban, por entonces, a la altura de la avenida Córdoba. Como los hoteles de su tiempo, tenia pasajeros permanentes. Sus habitaciones estaban equipadas como pequeños departamentos. Actualmente es un establecimiento de categoría 4 estrellas. Fue escenario de sucesos históricos, como las conspiraciones militares previas a la Revolución del 43.

 “El faisán”, restaurante del hotel, fue sede de las reuniones secretas entre cuadros militares que luego encabezaron el golpe de Estado autodenominado Revolución del 43, que derrocaría al Presidente Ramón Castillo.

 

   

 

 

 

En el año 1925, la señora María Lidia Lloveras, princesa de Faucigny Lucinge, le pidió al cuñado de su hermana, el arquitecto e ingeniero Raúl Pérez Irigoyen, que realizara los planos de lo que es el actual Jousten. Ella era propietaria de una vivienda que se encontraba el terreno del futuro establecimiento, que comenzó a construirse en 1926. Cabe recordar que a fines del siglo XIX existía allí otro hotel, un Hotel de Inmigrantes.

Dos años más tarde, el Presidente Marcelo T. de Alvear encabezaba la inauguración del Jousten Hotel, de gran categoría y que supo hospedar durante las siguientes décadas a viajeros que llegaban del puerto cercano.

 

Vista del Hotel Nacional en un terreno de 25 x 26 mts (ex residencia de Francisco Madero), vean que al lado aun no estaba el Hotel Jousten.

 

 

La crónica de la época dice que "en su interior predominaba el lujo y el buen gusto", que había mayólicas traídas desde España, que las columnas fueron totalmente talladas en yeso, que los pisos y la imponente escalera habían salido de una cantera de mármol de las afueras de la ciudad de Carrara, Italia, que el pasamanos de hierro forjado fue encargado a dos herreros de renombre internacional y que el mobiliario y la decoración fueron realizados por la casa Nordiska.

 

Cuando las instalaciones del Club Alemán fueron expropiadas, los habitués se pasaban horas acodados en las mesas del restaurante o en el hall de entrada soñando imposibles victorias.

 

 

 

Aun no estaba construido el edificio Comega-

 Detrás a la izquierda  se divisa el ex Palacio de Correos.

 

 

Cuenta la leyenda que cuando el Hotel Jousten estaba en su apogeo y la guerra en Europa hacía estragos, El Faisán (restaurante) era una especie de Casablanca, pero sin Humphrey Bogart. Espías alemanes e ingleses se daban cita en el bar con nombres supuestos, pasaportes falsos y profesiones de fantasía.

 

 

La arquitectura sobria del Comega se contrapone con la del edificio vecino, en esquina con la calle 25 de mayo, que albergó al "Hotel Jousten", (hoy NH) de estilo renacentista español, neoplateresco, inaugurado por el presidente Marcelo T. de Alvear en 1928.

 

 

En este hotel el General Arturo Rawson dirigió a un grupo de conspiradores, al que se lo conoció como los generales del Jousten, que durante la llamada Revolución del 43 derrocarían mediante un golpe militar al gobierno de Ramón Castillo, nombrando al mencionado Rawson en su reemplazo.

 

 

el edificio que se observa a lo lejos es el edificio Safico.

 

 

 

El Jousten Hotel fue proyectado por los arquitectos Luciano Chersanaz y Raúl Pérez Irigoyen, en estilo neoplateresco, una corriente del barroco español que en Buenos Aires también ostentan edificios como el Teatro Nacional Cervantes y el Banco de Boston, ambos diseñados en su misma época.

 

 

Construido por la empresa del Ingeniero Mauricio Kimbaun, el edificio ocupa un terreno sobre una marcada pendiente, por lo cual el nivel del subsuelo —donde se instaló el restaurante “El faisán”— sale a la superficie hacia el este. Debajo, en el sótano, estaban la bodega, el sector de lavandería y la caldera.

La época de esplendor duro hasta 1940 que comenzó su declinación. Vista al edificio , a la izquierda parte del Comega y el Jousten. A lo lejos es el edificio Safico.

 

 

ensanchando Av. Corrientes

 

 

 

Sus juegos de mesa eran de platina y tenia fábrica de hielo propia. Al costado izquierdo en primer plano el Hotel Jousten y cercano se ve el edificio Safico.

 

 

haga click en la imagen para ampliar (fotos panorámicas)

 

 

 

 

 

Se ve la cúpula del Hotel, detrás el río y las obras.

 

 

 

Las décadas siguientes, el cambio en la organización de los hoteles y la decadencia del centro porteño llevó al lujoso hotel a su cierre, efectuado el 30 de marzo de 1980. En los siguientes meses, el mobiliario original, la decoración de interiores y la vajilla fueron rematados; y el edificio quedó abandonado por décadas.

A fines de 1998, la cadena española NH Hoteles compró el deteriorado Jousten con el objetivo de incluirlo en la red de hoteles que estaba empezando a formar en la Argentina. Las obras de restauración y remodelación se desarrollaron durante ese año, y el nuevo NH Jousten Hotel reabrió en mayo de 2000. Ese año, la Sociedad Central de Arquitectos y el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo entregaron al proyecto el premio anual al Mejor Edificio Reciclado.

 

En cuanto a la fachada, fue restaurada y mantenida según su diseño original, pero el basamento fue muy modificado en el formato de sus aberturas y revestido en granito gris, mientras originalmente ostentaba un revoque con técnica de almohadillado. Así, perdió las rejas artísticas que ostentaba originalmente, mientras el local comercial que tenía entrada por la esquina de 25 de Mayo fue cerrado y su puerta reemplazada por una ventana. Así, el interior de la planta baja si fue reformado, aprovechando el espacio originalmente destinado al local de alquiler para salas de estar; además, el acceso al restaurante en el subsuelo fue modificado, y se agregaron escaleras de emergencia inexistentes en el antiguo hotel, y ahora obligatorias por ley.

 

Los pisos de habitaciones también fueron totalmente modificados, reduciendo la cantidad de habitaciones por piso pero dotando a todas de baño privado, un rasgo infaltable actualmente para un hotel de cuatro estrellas. Ochenta habitaciones ocupan los pisos del segundo al octavo, mientras el noveno piso y la torre fueron destinadas a las cinco suites del Jousten.

 

Por último, se mantuvieron y restauraron detalles tales como las columnas ornamentadas del subsuelo, el cielorraso artesonado y los revestimientos originales de cerámica en la planta baja. Para los sectores realizados a nuevo, se utilizaron materiales nobles como mármol y madera, combinados con revoque símil piedra.

 

 

 

 

 

 

En cada piso había dieciséis habitaciones y dos baños, ubicados de forma simétrica en el sector correspondiente con el eje del acceso al hotel. Una planta en formato de "C" permitía que todas las habitaciones tuvieran luz natural, aunque no estuvieran sobre la fachada exterior del edificio.

 

 

Un día dejó de atender a los pasajeros porque los turistas ya no elegían esta ciudad como antes, porque el dinero valía poca cosa, casi nada, y porque los militares que habían tomado el poder cuatro años antes eran poco confiables para ciertos ojos extranjeros. Algunos, dicen, hasta tenían miedo de venir. Entonces, el Hotel Jousten cerró sus puertas el 30 de marzo de 1980. Y fue del peor modo posible para un edificio con tanto pasado: pocos meses después la vajilla, el mobiliario, los adornos, todo el interior de la esquina de Corrientes y 25 de Mayo, fue rematado al mejor postor. Después, el tiempo, las ratas y el fuego se encargarían de roer los interiores, las cocinas oscuras, los cortinados comprados durante la belle époque porteña, el piso del hall de entrada.

 

 

 

La planta baja, cuya fachada ostenta un amplio arco de acceso al hotel, custodiado por dos soldados de armadura realizados en bajorrelieve, da acceso al lobby del hotel mediante una escalinata. Al costado derecho, estaba el salón para señoras, y del lado izquierdo el salón de lectura, mientras un pasillo hacia el fondo conducía al restaurante en el subsuelo y una escalera junto a dos ascensores, a los pisos superiores. Sobre la ochava, un local comercial servía era alquilado por la propietaria.

 

 

 

En el primer piso, se dispusieron la sala de desayuno junto a la cocina, y el gran salón de fiestas hacia el lado de 25 de Mayo. El segundo piso posee una esquina con ochava a 45°, pero desde el tercero hasta el octavo la ochava es curva y las plantas fueron diseñadas con distribución idéntica.

 

En el noveno piso, otro bar y restaurante con terraza al aire libre ocupaba la azotea, y poseía una gran cocina sobre un entrepiso. A partir de allí, surge la torre que corona al edificio, junto a la cual se instaló la sala de máquinas de los tres montaplatos que servía al sector de empleados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La restauración realizada para la cadena NH Hoteles en 1998, estuvo a cargo de los estudios de arquitectura Urgell-Fazio-Penedo-Urgell, Fernández-Otero y Caparra-Entelman y Asociados; la constructora fue la firma RT Construcciones.

 

En ese hotel vivía gente.

 

La construcción del estadio Luna Park y los eventos boxísticos le dieron un brillo particular al lugar y a la época, y era normal verlo a Carlos Monzón, en la década de los 70, festejando sus hazañas, con un champagne de nombre impronunciable para el campeón, en el Hotel Jousten.

 

En noviembre de 2003, el Museo de la Ciudad otorgó al hotel la distinción de Testimonio Vivo de la Memoria Ciudadana, por considerarlo un edificio que ha mantenido su carácter y decoración originales, respetados en su proceso de reciclado.

 

 

 

 

       
           


 

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