La
familia Alvear es una saga de políticos, militares y
empresarios originaria de
Nájera
(España)
que posteriormente emigró a
Montilla
(
Córdoba
,
España),
para después asentarse también en
Argentina. El fundador,
Juan Bautista García de Alvear y
Garnica (1657-?) nació en
Nájera
el 18 de julio de 1657. De origen noble, era funcionario de
la Hacienda Real. Su cargo le acabará llevando a
Córdoba,
donde contrae matrimonio en segundas nupcias con una dama
cordobesa. De este matrimonio nacerá
Diego de Alvear y Escalera
(1697).
Familia
Alvear
Diego
de Alvear y Escalera
Diego
de Alvear y Escalera
(1697-?) se traslada a
Montilla
(Córdoba, España) en 1729, donde adquiere
viñedos
y funda las bodegas "Alvear".
Santiago de Alvear,
hijo del anterior, ayudará a su padre con el
negocio familiar, que pronto adquirirá prestigio,
lanzándose a la exportación de vinos, entre otros
sitios, a
Gran Bretaña.
Diego de Alvear y
Ponce de León
(1749-1830), hijo de Santiago, hará carrera
militar en la marina. Entre los hitos más
destacados de su vida cabe mencionar los más de
veinte años dedicados en el virreinato del Rio de
la Plata a estudiar y cartografiar las zonas
fronterizas con el Brasil portugués, su papel en
la batalla marítima de
cabo de Santa María
y su participación en la defensa de
Cádiz
(España) frente a las tropas francesas invasoras.
Se caso con Pepa Balbastro
perteneciente a una familia rica y tradicional. la
vida de ese matrimonio fue una aventura enmarcada
por viajes a la selva, los traslados y el
nacimiento de seis hijos. Durante 17 años vivieron
en la selva misionera.
UNO DE SUS TANTOS HIJOS FUE :
(Carlos
María de Alvear 1789-1852)
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Carlos
Antonio Joseph Gabino del Ángel de la Guarda
Alvear
(Carlos
María de Alvear 1789-1852)
Carlos
María de Alvear nació en Misiones
y fue
militar
y
político
rioplatense
que ejerció el
Directorio
de la Nación en
1815.
Es uno de los personajes más polémicos del siglo
XIX argentino. Hijo del noble español
Diego de Alvear y Ponce de
León y de la
bella joven
porteña
María Balbastro. A fines de
1804,
viajaba con sus padres y sus hermanos y hermanas
rumbo a
España
a bordo de la
fragata
Nuestra Señora de las
Mercedes, cuando
la escuadra española que les transportaba se
encontraba casi frente a la costa de
Cádiz,
a pesar de ser las relaciones entre España e
Inglaterra pacíficas, se aproximaron
sorpresivamente cuatro fragatas inglesas.
El
capitán español, confiado, les permitió una
aproximación a "tiro de fusil"; encontrándose a
tal distancia, para sorpresa e indignación de los
españoles, uno de los capitanes ingleses intimó a
que el navío español quedara como presa — junto a
sus tripulantes — de "Su Majestad Británica". Sin
poder creer lo que escuchaban, los españoles
decidieron enviar una delegación a
fin de parlamentar y aclarar posibles malos
entendidos. Como los ingleses vieron que el navío
español en lugar de aceptar la intimación parecía
dilatar los tiempos del plazo, respondieron con
una andanada de "ángeles" (balas de cañón unidas
por eslabones) o balas incendiarias (calentadas al
rojo vivo). Una de tales balas dio en la
Santa Bárbara (polvorín) del navío español que
voló por los aires.
Desde la
fragata "Medea" el
joven Alvear, que tenía entonces 16 años, vio como
perecían su madre y sus hermanos junto a
otras 240 personas. En Londres se
les informo que todos habían perecido y padre e
hijo recibieron una indemnización de doce mil
libras por parte del gobierno Británico que era
una fortuna. Carlos en Londres asistió a un buen
colegio y su padre se volvió a casar tres
años más tarde con Luisa Rebeca
Ward. A fines de
1805,
padre e hijo regresaron a España
donde Carlos hizo la carrera militar. El padre Don
Diego le negó la herencia materna por lo tanto
Carlos tuvo que iniciarle una demanda para
finalmente adquirir lo que le correspondía por
derecho propio. Con esa fortuna arribo al Rio de
la Plata.
SU FALLECIMIENTO:
Vivió 14 años en
Washington y perdió toda su fortuna en las guerras
de la Independencia. Su avidez por la gloria, la
ambición y el poder lo llevo a alejarse de
su familia falleciendo en la miseria en Washington
en 1852. Jamás conoció a sus nietos. La familia
había quedado en la pobreza.
Carlos María de Alvear
se casó antes de volver a Buenos Aires con Carmen Sáenz Quintanilla
en España y tuvieron nueve hijos.
HECHOS CURIOSOS
Este hombre presentó
a don José de San Martín en sociedad cuando vino
a Buenos Aires. También estuvo en la boda del General San Martín.
En
la dominante logia del Río de la Plata, José de San
Martín rivalizó con Carlos de Alvear, un hombre menor que él y
de inferior grado militar, pero que descollaba por su inteligencia, su
brillo social y su riqueza. Se comentaba que el padre de Carlos, Diego
de Alvear, en su juventud había tenido de amante una india en Yapeyú,
con la cual había concebido un hijo. Esta criatura, bautizada como
Francisco José -afirmaba la versión-, habría sido entregada al
matrimonio de Juan y Gregoria de San Martín para que lo criaran. De
este modo, Carlos y José vendrían a ser entonces medio hermanos y,
precisamente, a San Martín lo apodaron como El Cholo o el Tape de las
Misiones, por su apariencia de mestizo.
Josefina
de Alvear de Errázuriz era hermana de Carmen de
Alvear de Christophersen. El marido, Pedro
Christophersen, un gran empresario, fue presidente
de la Bolsa de Comercio y embajador de Noruega,
Suecia y Dinamarca, y cónsul de Rusia Y el Palacio
Bosch, hoy residencia del embajador de Estados
Unidos, era de Ernesto Bosch, casado con Melisa de
Alvear, otra hermana de mi bisabuela.
El (palacio)
Sans Souci hecho por René Sargent, el mejor
arquitecto que había en Francia, era de Carlos de Alvear
y su mujer, Mercedes Elortondo.
El Sans Souci inspiró al escritor Manuel Mujica Láinez para ambientar su novela
“Aquí vivieron” y más recientemente, el cineasta Francis Ford Coppola realizó
las principales locaciones de “Teatro” en la casona que mira al río.
VEA MAS FOTOS E HISTORIA EN:
http://www.arcondebuenosaires.com.ar/palacio_sans_souci.htm
Las Mercedes y esta ubicada al noroeste de
Buenos Aires. Perteneció a Carlos Maria de Alvear. Es de fines de
1890.
HIJOS :
Torcuato de Alvear
(1822-1890)
Marcelo Torcuato de Alvear
(1868-1942),
Diego
(1827-1887)
María Carlota
Emilio Marcelo
Camilio Urbelino
Carlos F.
Torcuato Antonio
Joaquina del Carmen
Virginia Mercedes
Juan Nepomuceno
León Gabi |
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Rama Argentina
Mucho
más relevante que la rama española, está
representada por tres importantes personajes:
Carlos María de Alvear
(1789-1852), importante personaje en la
independencia argentina, jefe de estado
(director) de
Argentina
en 1815, el hijo de éste,
Torcuato de Alvear
(1822-1890) y por último
Marcelo Torcuato de
Alvear
(1868-1942), presidente de
Argentina
entre 1922 y 1928. Cabe
mencionar que
Torcuato de Alvear
tenía, junto con su familia, un esclavo negro
que recibió el apellido de Alvear también, y
se llevaban bien: su nombre era
Segismundo de Alvear.
Este esclavo una vez se abatió a duelo, en el
duelo, su rival había avanzado demasiado, y se
había chocado con un arbusto y se llenó la
cara de espinas, Alvear lo sableó sin piedad,
pero también sin precisión por la oscuridad,
el esclavo paro de atacar a su contrincante,
saco dos doblones de plata y dijo: "Esto es
para que ese pobre negro cure las heridas
recibidas de la mano de un Alvear", y mirando
al publico en la oscuridad agrego: "Así
defiende un Alvear el nombre de sus
antepasados".
Rama Española
En
España la saga familiar fue continuada los
hijos de Diego de Alvear,
Diego de Alvear y Ward,
que fue amigo de
Espronceda
y
Enrique de Alvear y Ward.
De esta rama española, que siguió al
frente de las bodegas Alvear, cabe destacar a
Francisco de Alvear y
Gómez de la Cortina
(Conde de la Cortina) (1869-1959). El Conde de
la Cortina, como también se le conoce, dio un
enorme impulso a las bodegas Alvear, se
convirtió en una destacada figura del
carlismo
y el
sindicalismo católico
e hizo importantes donaciones culturales a la
localidad de Montilla (como, por ejemplo, la
casa donde había vivido el
Inca Garcilaso
en el siglo XVI).
El hijo de Francisco de Alvear, José María de
Alvear, fue máximo dirigente del carlismo en
la provincia de Córdoba y murió (31 de julio
de 1936) en el transcurso de la Guerra Civil
Española luchando en el frente avulense.
Actualmente la familia sigue al cargo
de la empresa bodeguera, encabezada por tres
de sus miembros: Fernando de Alvear y Zubiría,
presidente del negocio vitivinícola, Juan
Bosco de Alvear y Zubiría, vicepresidente y
Fernando Giménez y de Alvear, director
general. Las
otras ramas están compuesta por las familias
de Alvear y Ostos, y Drake y de Alvear. El
resto de la familia Alvear son descendientes
de José María de Alvear (murió un 31 de julio
de 1936) y Antonia Zambrano Jaraquemada (+).
Sus hijos: José María (+), Asunta, María
Antonia, Candelaria, Álvaro, Mariana,
Francisco Solano y Cristóbal (+). Todos ellos
(De Alvear y Zambrano; De Alvear y Ostos; y,
Drake de Alvear) son primos hermanos de la
familia Alvear y Zubiría. Actualmente los
descendientes de la familia Alvear y Zambrano
se cuentan por más de 250 miembros (entre
primera, segunda y tercera generación). |
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Torcuato de Alvear (1822-1890)
Primer intendente Municipal de Buenos Aires
"TORCUATO" ANTONIO DE ALVEAR Y SAENZ DE LA
QUINTANILLA, nacido en Montevideo, Uruguay el 23 de
Julio de 1822, bautizado allí el 24 de Julio de 1822
(Catedral Metropolitana de Montevideo).
Junto a
María Elvira Dolores Pacheco Reynoso
seria padre de 8
hijos, entre ellos el futuro presidente Marcelo Máximo
Torcuato de Alvear Pacheco. María Elvira Dolores Pacheco Reynoso
fue hija del General Ángel Pacheco.
Torcuato hijo del General Don Carlos de Alvear, guerrero de la
Independencia y diplomático de Don Juan Manuel de Rosas.
Nacido en Montevideo en 1822 debido al exilio de
su padre, al contrario de sus hermanos no cursó estudios
secundarios dedicándose a trabajar el campo y su
temprano viaje a Europa, sin dudas, dejaría huellas
imborrables que en el futuro plasmaría en sus obras
públicas. Casado con Elvira
Pacheco, hija del General Ángel Pacheco, tuvieron cuatro
hijos, Carmen, Ángel, Carlos y Marcelo, que fuera
elegido en 1922 Presidente de la República,
escribiéndose otra etapa de esta aristocrática familia.
Ingresó en la vida pública integrando la Junta de
Crédito Público, siendo elegido en 1875 miembro de la
Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires.
Trabajó en la candidatura del Gral.
Julio Roca y en Septiembre de 1880 presidió la
Comisión Municipal para tres años después asumir su
cargo como primer Intendente Municipal.
El plan que propone Alvear, sin dudas apoyando el
modelo "Rivadaviano" que se impuso a partir de 1820, era
delimitar a la ciudad por las avenidas Caseros al sur,
Callao-Entre ríos al oeste, Santa Fe al norte y el Río
de la Plata al este. Fuera de esa
traza se alojarían las industrias, los servicios y
quintas de abastecimiento, aunque el perímetro distrital
iría cerrándose hacia 1886 con la incorporación de
Flores y Belgrano.
Juan Buschiazzo fue llamado desde el primer momento por
Alvear en 1880 logrando una dupla imbatible, ya que el
hacedor de las grandes ideas urbanas era el intendente,
encontrando en el ingeniero un técnico eficiente y el
que mejor las llevó a la práctica.
Bajo el impulso transformador desgraciadamente
caería gran parte de nuestra historia.
Contra lo primero que emprendió a poco de asumir
fue la Recova vieja que dividía las dos plazas y que era
una antigua construcción levantada hacia 1801 donde se
distribuían los negocios de todo tipo.
Enérgico y autoritario como era echó a todos los
comerciantes y la hizo demoler en tan sólo tres días,
obligando incluso a los obreros a trabajar por la noche
dirigiendo personalmente las obras.
Fue así como dejó el camino libre para que
el arquitecto
Buschiazzo unificara ambas plazas convirtiéndola en una
sola, la actual Plaza de Mayo.
La Recova
fue la primera galería comercial de
Buenos Aires. Se
cuenta que, en ese tiempo, la Recova era propiedad de
Clara Zuñiga de Anchorena quien se negaba a destruirla.
El intendente envió una brigada de obreros que en un par
de días completaron la demolición. La señora de
Anchorena esposa de
Nicolás Anchorena
demandó a
la Municipalidad y la Justicia le dio la razón, debiendo
indemnizar a la propietaria quien, a la fecha del fallo,
ya había muerto.
Torcuato de Alvear cegado por
el progreso giró su vista hacia el oeste más
precisamente hacia el Cabildo, tenía claro que la "Gran
Aldea" tenía que dejar de serlo y nada lo haría cambiar
de opinión. Mutiló sus tres arcos
y parte de la vieja Casa Municipal y ya no paró, el
proyecto de un boulevard parisino lo obsesionaba, su
idea de unir el futuro Poder Legislativo con la Casa de
Gobierno a través de una gran avenida no tardó en
llevarse a cabo. Miles de pleitos
derivados de las expropiaciones sin embargo, no
dificultaron su realización que demandó diez años.
Alvear, siempre con el apoyo de Buschiazzo, dotó
a la ciudad de parques y plazas y las embelleció,
siempre con su criterio de ver las cosas, con grutas,
cascadas y puentes como las de Constitución, Recoleta o
Palermo, por esto sería muy criticado y defenestrado en
publicaciones de la época.
Los
edificios públicos eran monumentales, las ampliaciones y
construcción de hospitales, asilos y cementerios, como
así también mercados de abastecimiento y el ordenamiento
de las terminales de transporte, pasaban bajo su
supervisión. Por su
temperamento fuerte o mejor dicho su mal genio, el
Consejo Deliberante pidió en 1884 su cesantía pero fue
apadrinado por el Gral. Roca y reelegido al año
siguiente ya bajo la presidencia del Dr.
Miguel Juárez Celman, renunciando en 1887.
Gozando de una gran fortuna viajó a Europa, donde
ya enfermo, recibió la noticia de que resultaba
designado nuevamente como intendente municipal, ya en el
mandato de Carlos Pellegrini.
Torcuato regresó para hacerse cargo de su puesto pero su
estado empeoró falleciendo el 8 de Diciembre de 1890.
Una columna en su honor se levanta en los
jardines de la Recoleta, esos mismos que él creara.
Juncal 1082 y Cerrito / Palacio de Torcuato de Alvear (c.1885) /
DEMOLIDO
HECHOS CURIOSOS
Buenos
Aires, durante la presidencia del general Julio A. Roca, era el
último baluarte del atraso, en contraposición al "progreso": la
Campaña del Desierto había terminado con el problema del indio y el
Estado había ganado miles de leguas de tierras fértiles; el
telégrafo y el ferrocarril revolucionaron las comunicaciones y, sin
embargo, Buenos Aires se mantenía ajena a los cambios, en su
condición de insalubre pueblo colonial. Le había llegado la hora,
pero se necesitaba un hombre con prestigio, determinación y una
voluntad arrolladora para transformarla en una gran metrópoli que
nada tuviera que envidiar a las capitales europeas. Además debía
vencer el peor de los obstáculos, el más temible de los enemigos:
los propios argentinos, quienes se resistían al cambio y al
crecimiento. Ese hombre fue Torcuato de Alvear.
Cabe mencionar que
Torcuato de Alvear
fue un visionario. La Avenida de Mayo causaba
admiración en todos los turistas europeos y la transformación de
Buenos Aires embelleciendo plazas y reemplazando y creando
construcciones fue un impresionante adelanto para nuestra ciudad. Hizo
poner numeración a todas las casas. En la Recoleta hizo construir un
lago hoy desaparecido con grandes cascadas y grutas.
Gregorio
Lezama dueño del predio de Parque Lezama donó
tierras en la calle Cochabamba para que el paseo Colón
fuera deslumbrante y también se ofreció a pagar
el adoquinado a pesar que había estado en contra de ese proyecto
creado por Torcuato de Alvear.
La
avenida Alvear fue en 1885 cuando el intendente
Torcuato de Alvear le dio ese nombre en homenaje a su padre, el
general Carlos María de Alvear. Originalmente con un recorrido desde
la plaza San Martín hasta Palermo, resultó la última calle importante
establecida en Recoleta. Así, la avenida
conformó un estilo que llevó a muchos extranjeros a decir que se
sentían como en un rincón de París.
Sobre el casco de "El Talar" de Pacheco
al
morir el Gral. Pacheco en 1869, se hace la sucesión y se nombra
albacea a su esposa Dolores Reynoso. Su hijo mayor José Felipe Pacheco
Reynoso, recibe en herencia el casco y parte de las tierras de la
estancia "El Talar"; otra parte de éstas tierras se reparten entre
alguno de sus otros hijos; su hijo Román hereda la fracción que hoy
ocupa la ciudad de General Pacheco (en la sala-museo se encuentra una
copia del primer loteo de esas tierras). Su hija María Elvira, casada
con Don Torcuato de Alvear, recibe en herencia las tierras que hoy
conforman la localidad de Don Torcuato, y por su parte su hija Agueda
que se había casado con José G. Berdier, hereda otra de las partes de
la estancia; el matrimonio Berdier tiene cuatro hijos: Àngel,
Hortencia, Corina y María Luisa, que no tuvieron descendientes por lo
cual la parte que les pertenecía por herencia pasó al biznieto del
General José Carlos Pacheco Alvear.
José
Carlos Pacheco Alvear tampoco tiene un matrimonio muy feliz; antes de
los veinte años de casado tiene una nueva pareja, Hilda Ritter de
Menéndez Behety, quien toma un papel preponderante en las decisiones
del casco de "El Talar" de Pacheco.
Diego
Federico de Alvear Sáenz de la
Quintanilla
(1827-1887)
Hermano de Torcuato, Diego de Alvear, se destaca en la
historia familiar por su refinamiento y costumbres muy al estilo
europeo. Estudió en el colegio
de los jesuitas de Buenos Aires. Continuó en la universidad de
Buenos Aires y en la de nueva York donde se graduó en medicina y
cirugía. Se incorporó al ejercito de
Urquiza contra Rosas en el que fue Sargento Mayor. Cautivo al
peronismo. Fundador del Club del Progreso,
ministro plenipotenciario en Inglaterra, cuando asume la presidencia
de la República el general Roca, ofrece un baile cuyo boato trasunta
el abandono de las austeras costumbres tradicionales, refería Beatriz
Bosch la escritora, de 75 años en 1994. "En su casa -refería Carlos de Alvear- la
actual Bolsa de Comercio, en Sarmiento y 25 de Mayo -hasta donde
llegaba en ese momento el Río de la Plata- decidió dar un baile en
honor a Roca. Esas invitaciones por primera vez llevaban al pie, la
sigla R.S.V.P. El esplendor de Diego fue
mantenido por su viuda, Teodelina Fernández Coronel(
1832-1909),
hija de un rico estanciero con tierras y estancias en Chascomús,
Necochea y otros lugares. Pero Diego multiplicó los bienes de su
mujer y llego a ser uno de los hombres mas ricos de la Argentina.
Diego de Alvear hermano de Torcuato
Diego de Alvear, fue anfitrión de tertulias
y reuniones de gran influencia en la política argentina de finales del
siglo XIX.
Josefina de Alvear
hija de Diego y el diplomático chileno Matías Errázuriz Ortúzar,
contrajeron matrimonio en la Catedral de Buenos Aires el 23 de abril de 1897;
durante varios años vivieron en la calle Chacabuco del tradicional barrio de
Monserrat en la zona sur de la ciudad, allí nacieron sus hijos Matías y
Josefina.
Museo Nacional de Arte Decorativo.
Desde 1906 hasta 1916
Josefina, Matías y sus hijos residieron en Francia debido a misiones
diplomáticas asignadas al señor Errázuriz en Europa, es durante esos
años que se proyecta y construye esta residencia.
El matrimonio, interesado en el arte y las antigüedades aprovechó los
años vividos en Europa para adquirir una valiosa colección de obras de
arte europeo y oriental que en su mayor parte integran hoy el
patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo. De regreso en Buenos
Aires, a fines de 1916, y a medida que llegaban los muebles y objetos
de arte por vía marítima, los Errázuriz Alvear se ocuparon de
controlar todos los detalles de la decoración. El 18 de septiembre de
1918 la casa fue inaugurada con una gran fiesta y se convirtió en el
centro de una intensa vida social en los años que residieron en ella.
Después del
fallecimiento de Josefina en 1935, Matías Errázuriz y sus hijos
ofrecieron al Estado Argentino la posibilidad de comprar la casa junto
con la colección de arte, con la condición de que se destinara a crear
un nuevo Museo: el actual Museo Nacional de Arte Decorativo.
HECHOS CURIOSOS
Diego de Alvear con las heridas aun abiertas por
la batalla de Caseros convoca a 56 vecinos y les propone fundar el
Club del Progreso
y
fue su primer presidente.
También con la colaboración de Delfín Huergo
funda el diario El Progreso cuyo numero aparece un primero de abril.
La bolsa de Comercio
se gesta también por iniciativa de Diego de Alvear.
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Carlos Torcuato de Alvear
hijo de Torcuato de Alvear
Carlos Torcuato Diego de
Alvear y Pacheco (Buenos
Aires,
Argentina;
6/2/1860
-
2 /5/1931)
fue un
hacendado
y político que llegó al cargo de Intendente de la Ciudad
de Buenos Aires entre
1907
y
1908.
Nacido en 1860, fue hijo del
futuro primer Intendente de Buenos Aires
Torcuato de Alvear
y hermano del futuro Presidente
Marcelo Torcuato de Alvear.
Fue iniciado
masón
en
1885,
y se casó en
1888
con María Elina González Moreno Halbach.
Participó de la llamada
Campaña del Desierto,
bajo órdenes del General
Julio Argentino Roca,
y de la cual obtuvo tierras en la actual
La Pampa;
y en consecuencia formó parte de la
Generación del 80.
Se dedicó a la agricultura, y sus productos fueron
premiados por su calidad en varias oportunidades. En
1896
fundó un pueblo en una porción de sus terrenos, y lo
llamó
Intendente Alvear
en homenaje a su padre, fallecido en
1890.
En cuanto a la política, fue Diplomático,
Ministro Argentino en
Bélgica
y Cónsul General en
Lima.
Fue designado Intendente de Buenos Aires en 1907 por el
Presidente
Victorino de la Plaza,
quien había tomado el cargo del fallecido
Manuel Quintana.
Los hechos más importantes de su gestión en la
Capital Federal fueron la inauguración -el
22 de septiembre
de 1907- del Zoológico del Sud en terreno del
Parque de los Patricios
(sería cerrado en
1939
para dar lugar al
Hospital Churruca),
el contrato por 50 años con la Compañía Alemana
Transatlántica de Electricidad (CATE)
por el manejo de la provisión de electricidad al
alumbrado público de Buenos Aires, la confección de un
Proyecto Municipal que pretendía la construcción de una
red de tranvías subterráneos, el comienzo de la
construcción del
Barrio Butteler
y el desarrollo de la
Huelga de inquilinos de 1907.
Murió en Buenos Aires en 1931. Sus restos se
encuentran en el mausoleo de los Alvear del
Cementerio de la Recoleta,
diseñado por el arquitecto
Alejandro Christophersen.
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Máximo Marcelo
Torcuato de Alvear
+
Su casamiento con
Regina
Isabel Luisa Pacini
en 1907, provocaría un escándalo en
Buenos Aires. Recibidos por reyes y nobles, Maria Unzue
de Alvear, cuñada de Marcelo, una de las mujeres mas
ricas de la Argentina, jamás quiso recibirla en su casa.
Biografía de
Máximo
Marcelo Torcuato de Alvear
Fue
el menor de los siete hijos de Don Torcuato de Alvear,
el primer intendente de
Buenos Aires
y de Doña Elvira Pacheco
y Reinoso (hija del general
Ángel Pacheco).
Máximo Marcelo Torcuato de
Alvear nació el
4 de octubre de
1868, en
Buenos Aires. Pertenecía
a la saga de los
Alvear: nieto del general
Carlos María de Alvear
(miembro de la Logia Lautaro).
Durante su juventud
perteneció a la
aristocracia
porteña y nunca trató de
disimularlo, hecho que lo diferenció del carácter popular de Yrigoyen.
La juventud que tuvo Alvear fue la típica de un joven de la
oligarquía, frecuentaba
los distintos circuitos de la noche
porteña, los cuales iban
desde los respetables
teatros del centro de la
ciudad de Buenos Aires, a
lugares de encuentro de dudosa reputación. En
1879 ingresa al
Colegio Nacional de Buenos Aires,
concluye sus estudios en
1885. En febrero de
1886 solicita la
matriculación en la Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires
para estudiar abogacía.
El joven Alvear junto a sus
compañeros de estudio y amigos, entre los cuales más tarde serían futuros
políticos radicales como
José Luis Cantilo,
Fernando Saguier y
Tomás Le Breton,
integraban un grupo con cierta fama, empeñada en producir alborotos públicos,
algunos de esos alborotos terminaron con algunos de los integrantes del grupo en
la
cárcel. Cabe destacar que
Alvear no tenía muchos amigos de su misma clase económica, pese a que el era un
aristócrata y nunca quiso ocultarlo, no le agradaba mucho la gente de su misma
clase. Antes de su paso por la universidad, Alvear no
había sido un buen alumno. Finalmente en
1891 obtiene su diploma,
a apenas un año después del fallecimiento de su padre.
HECHOS CURIOSOS
Torcuato de Alvear -como
los estancieros, los políticos, los funcionarios de esa época-
cumplía un rol específico en la familia, más institucional que
afectivo. El ejército de mucamas, mucamos, jardineros, cocheros,
lavanderas, cocineros, planchadoras, niñeras e institutrices
extranjeras, que habitaban en las grandes mansiones, si bien
formaban una comunidad, estaba lejos de permitir la intimidad y la
expresión continua de los sentimientos. Marcelo, como la mayoría de
los niños de familias ricas, tenía más contacto con la servidumbre,
en términos cotidianos, que con sus padres. Pero recibió, sin duda,
el amor de su madre.
Quizá la época de la presidencia de Alvear fue el período de
mayor esplendor de aquella Argentina. Las condiciones económicas
todavía eran favorables para el país y los miembros de la clase
patricia habían adquirido un gusto por las artes y las letras que
había convertido a Buenos Aires en un polo de atracción internacional:
compañías teatrales (Sarah Bernhard le escribió a un admirador local
pidiéndole que le enviara un puma) cantantes, intelectuales, figuras
de sociedad llegaban a la ciudad porque aquí encontraban un círculo de
alto poder de consumo y de un refinamiento (los argentinos habían
contraído horror a la imagen del nuevo rico y del rastacuero) que
sorprendía a los extranjeros.
En 1895 fallece Doña Elvira Pacheco, su mamá. Esta muerte significó para
Marcelo una gran tristeza que, sumada al suicidio de Alem y a la falta
de ejercicio político, provocó en el futuro fundador de la ciudad de Don
Torcuato, un sentimiento de profunda soledad. En contraposición a esto,
aquel joven de 28 años, se había transformado en uno de los hombres más
ricos del país: a la fortuna heredada de su papá, ahora se le sumaba la
de su madre. Y en 1905, engrosó la lista de sus posesiones en la
Argentina, la herencia de su hermano Ángel (casado con María Unzué)
quien le dejó gran parte de lo que hoy es la ciudad de Don Torcuato.
En 1932, el gobierno surgido del golpe de Estado
proscribió la candidatura de Alvear para favorecer a Justo. Ya en el
gobierno, que ocupó de 1932 a 1938, Agustín P. Justo encarceló a
Alvear en Martín García. Entonces afloró la fibra de Regina. Durante
el terrible verano del ’33, que Marcelo pasó preso en un barracón de
la isla, agobiado por los mosquitos y bañándose en una única canilla
con otros centenares de detenidos políticos, Regina cruzó más de
cincuenta veces el río en una barca, a veces desafiando furiosos
oleajes, para llevar mudas, comida y aliento a su marido..
Alvear había perdido casi toda su
fortuna, en parte por su vida de lujos y placeres, en parte porque la
política se la había comido. Al morir, le quedaban Villa Regina, su
residencia de Mar del Plata (hipotecada); Villa Elvira, en Don
Torcuato (la hizo construir en 1942, la bautizó en recuerdo de su
madre y sólo vivió allí quince días), un auto Buick ’41 y un capital
de 150.000 pesos, cifra ya consumida por la inflación.
Ángel de Alvear
Hermano de Marcelo
Torcuato de Alvear
Se casó
con Maria Unzué. No tuvieron descendencia.
María Unzué, propietaria, entre otras cosas, de
setenta mil hectáreas de la mejor tierra, en el partido de Rojas,
provincia de Buenos Aires. A modo de homenaje a Francia, en su
estancia, San Jacinto, hizo construir un castillo normando de
ochenta habitaciones.
Construyó
un castillo Normando
"SAN JACINTO".
La estancia San jacinto tenía 80
mil hectáreas. Conocerla en toda su extensión llevaba varias jornadas.
En su centro estaba levantado el palacio San Jacinto.
Tenía 100 habitaciones
amuebladas con distintos estilos (francés, indio, americano),
picaportes de oro y majestuosas arañas colgantes” . En sus instalaciones fue filmada "Fantoche", película nacional que alcanzó
notoriedad y cuyo reparto encabezó Luis Sandrini.
Ángel había legado a Marcelo extensas y valiosas
tierras en la zona que hoy se denomina Don Torcuato. Su viuda respeto
el testamento de su esposo, pero no estaba dispuesta a aceptar a
una cantante en la familia: desde el momento en que se anunció
el compromiso matrimonial, se transformó -de por vida- en enemiga
mortal de Regina, a quien nunca recibiría en su casa.
Su palacio en la Avenida Alvear, esquina Libertad, era el
epicentro, el non plus ultra de la aristocracia: allí no entraban
personas divorciadas, ni aquellas de vida ligeramente cuestionable.
Era el templo de la elegancia, de la
tradición, del catolicismo.
Marcelo
murió el 23 de marzo de 1942.
"Doña
María”:
María Unzué dejó de existir en 1950, en
un sanatorio de la Capital Federal.
El
gobierno totalitario peronista impidió que sea enterrada en la iglesia
Santa Rosa de Lima en Buenos Aires
(tal su derecho como marquesa pontificia) por
la envidia que le produjo a la señora Eva Perón no serlo ella. Luego de la victoria de la Revolución Libertadora sus restos
descansan en dicho templo.
En el barrio de la RECOLETA se encuentran
casi enfrentados los monumentos de un padre y de su hijo. LOS
ALVEAR. En una plazoleta se encuentra la estatua de CARLOS y en otra
plazoleta la de su hijo TORCUATO, Primer intendente de Buenos Aires.
El monumento a CARLOS (el que esta
montado a Caballo), el escultor francés Emilio Bourdelle tardo 10
años en concluirlo, y antes de traerlo a nuestra ciudad fue exhibido
en el Palacio de las Tullerias de Paris, debido a su gran calidad
estuvo a punto de ser declarado monumento nacional de Francia. Fue
inaugurado en 1926.
El monumento a Torcuato se encuentra en la
Plaza Intendente Alvear (entre Av. Pueyrredón, Av. del Libertador y
Alvear). Fue obra del escultor Joris y el fundidor Lauer y fue
inaugurado en 1900. El monumento posee un busto de Torcuato de
Alvear y en la parte superior una figura con alas que representa La
Gloria.
Recomendamos:
http://www.ovidiolagos.com/La_pasion_de_un_Aristocrata.pdf
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