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Justo José
de Urquiza
Tuvo en total 23 hijos
En Villa
Teresa, sobre el río Uruguay, el general nació en octubre de 1801.
Sus padres eran Don José Narciso de Urquiza y Álzaga y su
madre Maria Cándida García. En 1846, el que ya era considerado uno de
los hombres fuertes del país, rico y próspero, compró la estancia San Pedro, a 20
kilómetros del Palacio San José, la residencia que amó profundamente y que
tenía un lago artificial que navegaba un barco con el que recreaba el
carnaval de Venecia. Fue también precursor de los ferrocarriles. Aprobó el
proyecto del ferrocarril que unía Rosario con Córdoba.
Tuvo 23
hijos
De apetito sexual desenfrenado, este caballero tuvo amoríos con cientos de mujeres. Bastante reacio al matrimonio.
Tuvo doce hijos naturales antes de la relación con Dolores. Urquiza
se hizo cargo de todos ellos atendiendo sus hijos y brindándoles
posibilidades de estudio. No solo estudiaron en Buenos Aires sino
que el general los envió a Europa, Brasil y otros lugares.
Si alguna le gustaba, la señalaba y le facilitaban el acceso a la dama.
Concepción fue
su primera hija. Nació cuando el tenia 19 años. Los hijos naturales
eran descendientes ilegítimos de padres solteros y se legitimaban en
cuanto sus progenitores formalizaban el matrimonio.
Con Segunda Calvento tuvo 4 hijos todos varones. Con otra mujer Cruz López
Jordán tuvo una hija llamada Ana. Otras mujeres que tuvo hijos
fueron Juanita Zambrada que con ella tuvo dos hijos Justo Carmelo y
Maria Juana. Otra de sus mujeres Transito Mercado Pasos le dio
dos hijas Cándida y Cloromida.
Justo José
de Urquiza y Dolores Costa
Dolores Costa
Una historia de amor
En 1851 el General estaba instalado en "El Palacio San José"
de Entre Ríos pero viajaba constantemente por sus asuntos políticos. En uno de sus reiterados viajes conoce a Dolores, la hija de Don Cayetano
Costa y Micaela Brizuela. El iba a cumplir 50 y ella solo tenia 19
años. la conoció en una gala de un teatro que se realizó un baile la pareja bailó
toda la noche ante la mirada de todos y ante Micaela, la madre de la bella
mujer.
Ella...la mujer con quien por fin compartiría su vida. Dolores se
embaraza y el general la lleva a vivir con el. Llega al mundo una hija
de ambos llamada Dolores pero le decían LOLA. Justa nace 17 meses luego de
Lola. La pareja tuvo 11 hijos. Gran parte de los 18 años que Dolores
compartió con Justo lo paso de embarazo en embarazo. En San José también
vivían las hijas que el general había tenido con otras mujeres. Un familión
!.
Se casaron la bella Dolores y el General en octubre de 1855. Tuvo que legitimar a sus 12
hijos. Luego de la muerte de su esposo tuvo que llevar el dolor
entonces tiempo después se radicó en Buenos Aires. También tuvo que
sobrellevar las muertes de dos de sus hijas por viruela. De Cándida y
Micaela. Solo 18 años compartió con su amado. Luego de los 60
años se le diagnostica Carcinoma de Útero y Dolores muere en Buenos Aires en
1896.
Dolores Costa
El
general y su familia antes de morir, Justa y Dolores a la izquierda y Lola a
la derecha , el padre , y el pequeño del medio es Justito ahijado de
Salvador María Del Carril y Tiburcia Domínguez.
Después
de su muerte...
La herencia
se repartió en su descendencia y fue a su hija Justa a quien le correspondió
la estancia San Pedro.
Retrato a lápiz de Dolores Costa que se encuentra en el
Palacio San José
HECHOS A DESTACAR
Urquiza
se acostumbro desde la infancia a realizar las mas rudas tareas
rurales. Su padre había administrado los capos de García
Zúñiga y de Duval hasta que pudo independizarse.
El 11 de abril de
1870, 50 hombres se reunieron en San Pedro y partieron hacia el Palacio San José
con un objetivo claro: asesinar a Urquiza, al que en ese momento acompañaban sus
hijas Dolores y Justa. Las dos jóvenes vieron a su padre, ya con un
balazo en el rostro, recibir cuatro estocadas mortales: una en la espalda y tres
en el pecho.
Estancia San Pedro
Justa
Urquiza fue una joven testigo de ese horror, junto con sus hermanas y la
madre. Con el tiempo, heredó San Pedro, extensa, ganadera y hasta cruzada
por el río Gualeguaychú. Pero tras el crimen, a la familia no le faltaron
dificultades. Simultáneamente se había abatido a dos hijos mayores del
caudillo, por lo que tras velarlo en Concepción del Uruguay y enterrarlo, la
familia temió las profanaciones, por lo que lo trasladó a la basílica, donde
permaneció por muchas décadas no identificado.
La estancia San Pedro, uno de los establecimientos más antiguos de la
provincia, está ubicada en Entre Ríos, en el departamento Uruguay. Hace más
de ciento cincuenta años que es propiedad de la misma familia, los
descendientes de Justo José de Urquiza. Luego de la muerte de Urquiza la
estancia fue heredada por su hija Justa, casada a los 18 años en 1872 con el
general Luis María Campos , militar Argentino de gran trayectoria, fundador
de la escuela de Guerra. La primera parte del casco -que aún perdura- fue
construida en 1872, donde el general Luis María Campos tuvo su cuarto de
soltero -que se conserva- hasta que se casó con Justa.
La casa principal de San Pedro es del año 1872, aunque en 1928, sobre la
primitiva edificación, se construyó en 1928 la actual residencia en estilo
Tudor con el complemento de un espléndido mobiliario. La casa de huéspedes
data de 1911. El casco se amplió con proyecto
del estudio de arquitectura de Sánchez Lagos y De la Torre con estilo Tudor
que totalizó dos mil metros cuadrados y le agregó singular belleza, y hasta
con un reloj de sol, vertical y que alhaja una pared exterior. En 1907,
cuando la estancia mantenía 65 mil ha, murió el general Campos y se
construyeron la capilla gótica Nuestra Señora del Carmen -con baptisterio,
coro y órgano a rollo- y la Casa de Huéspedes, para atender a tanta visita
amiga de la prole Campos Urquiza.
Los salones están decorados con objetos históricos varios, como cartas,
mobiliario y accesorios personales. Entre ellos, un saludo de puño y letra
de Napoleón III, tallas del siglo XIII y perfumeros de los antiguos
habitantes. Fuera de la casa principal, se conservan las construcciones
utilizadas por quienes trabajaban las tierras de la estancia, que formaban
casi un pueblo dentro de la misma: baños, escuela para los chicos,
enfermería y hasta una pulpería. Todo el parque está cercado por majestuosos
portones traídos de Francia.
JUSTA URQUIZA DE CAMPOS falleció el
12 de octubre de 1940, a los 85 años.
Los orígenes
La estancia fue adquirida en 1846 por Justo José de Urquiza, que la destinó a
la cría de vacunos y yeguarizos. Se llama San Pedro por el santo patrono de
su estanciero fundador. Los primitivos estancieros antes producían carbón
aprovechando la abundancia de árboles, además de comercializar cueros
vacunos. Luego fue vendida a Pantaleón Panelo en 1816. Treinta años después
la adquirió el Gral justo José de Urquiza. Las únicas construcciones
eran un rancho y un corral de palo a pique, que aún subsiste, y es utilizado
diariamente. La proximidad con San José (20 km), hacía innecesaria la
construcción de una vivienda principal, por lo cual Urquiza ordenó edificar
una vivienda para el encargado, que para 1864 era Nicomedes Coronel.
Cuando
en 1872 el matrimonio Campos Urquiza se instaló en esta estancia, hicieron
demoler la vieja casa y construir una nueva: Luis María Campos y Justa no
querían que quedara en pie ni la sombra del Nicomedes Coronel quien
participo en el asesinato de Justo José de Urquiza. La remodelación se
concreta en 1928, pero llamativamente se conservan cuatro habitaciones
originales y el mobiliario.
Durante sus años de esplendor, la estancia (que para 1920 tenía cloacas)
se parecía un pequeño pueblo. Aquí vivían unas 1.500 personas, había
panadería, galpón de esquila, pulpería, sala de primeros auxilios, el galpón
de los camperos, guardería de coches y monturas con piso de adoquines de
madera y hasta una escuela, que aún hoy funciona. Todas estas construcciones
que los dueños de casa muestran a sus huéspedes, dan cuenta del modo de
trabajo de una estancia a principios del siglo XX. Sin embargo, de las 70
mil hectáreas que tenía San Pedro en 1940 —año en que muere Justa— hoy sólo
se conservan 6.500. Y estas tierras están dedicadas a la actividad agrícola
—la soja es su principal producción— y ganadera. Cabalgatas, paseos en
piragua, safaris fotográficos por el monte virgen o paseos en coches
antiguos son una buena excusa para apreciar la extensión del lugar.
La casa tiene 12 cuartos y 6 baños, que conservan mobiliario y objetos
de la familia.
El 11 de abril de 1870 se reunieron en San Pedro alrededor de cincuenta
personas, que partieron a San José para matar al general Urquiza. El
caudillo, asesinado en medio de un complot, murió en brazos de sus hijas
Dolores y Justa, quienes reconocieron en la partida de los conspiradores al
encargado de San Pedro, Nicomedes Coronel.
La
casa principal de San Pedro es del año 1872, aunque en 1928, sobre la
primitiva edificación, se construyó en 1928 la actual residencia en estilo
Tudor con el complemento de un espléndido mobiliario. La casa de huéspedes
data de 1911.
Justa de Urquiza, posterior heredera, tenía entonces 15 años y hasta el fin de
sus días recordó ese día. "Toda aquella noche la pasamos mamá, Lola y yo a
merced de los asesinos, amenazados, en la misma alcoba donde lo mataron a
Tata. Inmediatamente se dispuso nuestra partida para Concepción del Uruguay,
de aquel anochecer visto y vivido, que apagó la edad dichosa de mis pocos
años", escribió.
HECHOS A DESTACAR
El primer europeo en
divisar el suelo entrerriano fue
Francisco del Puerto,
superviviente de la expedición de
Juan Díaz de Solís
en
1516. Dicha
expedición buscaba un paso que uniera el
océano Atlántico
con el
océano Pacífico,
para poder llegar hasta
las Indias.
Solís murió en la costa uruguaya durante un ataque indígena, aunque
Francisco del Puerto fue respetado por los indígenas. Luego del
fracaso de la expedición de Solís,
España envió
nuevos navegantes para buscar el paso a las Indias, confiando la
misión a
Fernando de Magallanes,
cuya expedición (completada por
Juan Sebastián Elcano
tras la muerte de Magallanes) daría la primera
vuelta al mundo.
El Palacio Santa Cándida pertenece ahora a doña Adela Unzúe de
Leloir, que fomentó la cría de Aberdeen Angus, muy premiados en
Palermo. El arquitecto Ángel Gallardo amplió lo que había hecho
Fosatti, adosando una galería cubierta con varias esculturas. Para
Oscar Urquiza Almandoz, descendiente de Urquiza y también
historiador, las tres estancias del general muestran una noción
totalizadora del pasado y una visión de cómo se trabaja en el campo
entrerriano.
En 1930 llegó polvoriento Charles Thays, el incansable
paisajista francés. Dispuso de 180 hectáreas destinadas para el
diseño del parque; en la parte de mayor intimidad colocó verjas
francesas y un gran portal forjado y con escudo. Un lago artificial,
desde entonces, se inunda de los bermellones del atardecer y en él
se recorta un grupo escultórico encabezado por un ciervo perseguido
por una jauría. Pero la escena podría revivirse ya que aún pueden
avistarse ciervos, pavos reales y toda la fauna lugareña, desde
avestruces hasta lagartos. En el parque agregó otros bustos: pétreos
de Urquiza, de Campos y un gran bronce de Justa, sentada. También
surgieron tres fuentes, un aljibe, veinte farolas francesas, una
vasca cancha de paleta, la piscina y su quincho para asados, y una
cancha de tenis.
Palacio Santa
Cándida
DONDE
FUNCIONO EL SALADERO MAS GRANDE DE AMÉRICA
Fundado en 1847
Propiedad del general Urquiza
funcionó como el mas importante saladero para su época, desde donde se realizaban
exportaciones de carne a Inglaterra. Era una de las industrias más pujantes
y económicamente poderosas de la región. Lleva ese nombre en
homenaje a la madre del general. Urquiza admiraba mucho a su madre y la
consideraba una mujer muy valiente. A dos de sus hijas también Justo José llamó Candida. Urquiza también tuvo empresa de
carros, minas, yerba, y vendía dentro del virreinato. Fue muy suspicaz para
los negocios. Tenia una sociedad con sus hermanos de productos de la tierra.
Tuvo también varios barcos que los fue comprando de jovencito. Los barcos
llevaban y traían mercaderías constantemente. Desde Santa Candida había un
puerto que exportaba hacia el interior y llevaban todos productos del
saladero.
Fue el primer saladero que ocupó
íntegramente al animal: desde el cuero que se curtía para su posterior
utilización, hasta la grasa con la cual se fabricaban jabones.
El estilo toscano de la casa se lo dio el arquitecto italiano
Fosatti, el mismo que intervino en la última etapa del Palacio
de San José, domicilio estable de Justo y su
familia.
Cueros en los secaderos al
sol.
El predio
contaba con un muelle para embarcar la mercadería que parte a América y
Europa y un ferrocarril. Trabajaban 300 hombres. Llego a faenar 50 mil
animales por año.
En el parque, se encuentran
dos esfinges de mármol, esculturas (reproducciones), Hércules con la
hidra de siete cabezas; y Hércules matando al le león de Nemea. Completando
esto, ejemplares de eucaliptos, casuarinas, tipas blancas y amarillas y un
hermoso ejemplar de roble europeo. Llama la atención, la
armonía del edificio y la perfección de su simetría. La puerta
principal es original de pinotea y presenta finas tallas. Entrando se puede
apreciar una hermosa cancel de hierro y cobre adquirida por Leloir en un
palacio de Venecia.
El piso de la sala de recepción
es de mármol blanco y negro. Tanto las arañas de la recepción , como las del
comedor y de otras dependencias son de cristal de Baccarat importadas de
Venecia. En las
finas dependencias, finos muebles y porcelanas de época; dos grandes
cormicopias que pertenecieron a Sara Bernhardt. Se
destacan las estufas de mármol de carrara que presentan esculpidas hojas
estilizadas como también faunos.
En la década del 30 la casa se
volvió a vender y cayo otra vez en la ruina hasta que en 1971 Francisco
Sáenz Valiente -nieto del prócer-, pudo comprarla y rescatarla de la
decadencia. En
Noviembre 1977 Santa Cándida en la economía de la
provincia y del país fue declarada Monumento histórico nacional.
La planta baja fue destinada
a la recepción y administración. Contaba también con un comedor, el ambiente
social más importante. La escalera de madera,
conservada intacta, llevaba a la planta alta, el área privada de dormitorios
con pisos de baldosas coloradas que aun existen. El edificio esta coronado,
en un cuarto nivel estaba la linterna y mirador, de planta octogonal. En ese
entonces el general vivía en el Palacio San José, con su joven mujer Dolores
Costa y sus once Hijos. Urquiza invirtió toda su fortuna en bienes
productivos, y eso hizo que después de su trágica muerte
en 1870 la sucesión se viera obligada a vender bienes para hacer frente a los
impuestos y obligaciones comerciales contraídas por el general.
El
saladero fue vendido por los herederos de Urquiza para cubrir los costos de
la sucesión ya que eran numerosos descendientes.
El saladero fue
comprado por don
Mariano Unzué, quien lo mantuvo con las mismas características
arquitectónicas. Santa Candida pasa a ser la residencia de verano. Al fallecer
don Mariano lo heredó su hija Adela, casada con
Antonio Leloir,
cuyo padre francés había sido muerto por los indios. La pareja enamorados del paisaje y las posibilidades que ofrecía la
casona, decidieron transformar el saladero en un verdadero casco de
estancia. Agregaron en el parque estatuas italianas y colocaron en la
casa cantidad de objetos de arte.
Contrataron al arquitecto Ángel Gallardo,
quien provocó transformaciones de importancia en la planta baja. Amplió la
recepción y agregó un porche y baños por doquier. La casa se llenó de
detalles de lujo y confort, se agregaron estufas de mármol de gran diseño,
se construyeron sendas galerías para las dos fachadas, y se intercalaron
columnas, molduras y esculturas de mármol con figuras mitológicas, que las
enriquecieron con un armonioso juego de claroscuros. Se colocaron varias
piezas como rosetas y pisos de mármol comprada de la demolición del
primer colegio nacional de Buenos Aires.
Casi todas las
construcciones del Saladero fueron demolidas, salvo un pabellón muy cercano
a la casa, de estilo italiano pero con líneas más criollas, destinado a la
administración del personal. Se lo estilizó con galerías y se agregó una
torre de agua. El jardinero suizo Emilio Bruder se encargó de transformar
los talleres industriales en áreas de canteros de flores y arboledas de
variadas especies, así como avenidas forestadas. Pero luego de la crisis de
1930 se fueron vendiendo partes de la estancia.
Luego de varios sucesores el
palacio fue perdiendo su esplendor hasta que la compra don
Francisco Sáenz Valiente
nieto de Urquiza, en 1971. Su
mujer es Helena Zimmermann.
El matrimonio pasa 10 años de su vida tratando de recuperar el esplendor de
la casona.
De a poco recuperaron la
arquitectura y también los objetos que algunos vinieron de Europa. Hay unos
espejos tipo venecianos que dicen que pertenecieron a Sarah Bernard.
La chimenea es
una chimenea de mármol de carrara y sobre ella hay un gran reloj y dos
candelabros al tono de antimonio. Todo ese conjunto representa toda una
cacería en Escocia. Los personajes poseen vestimenta escocesa y tienen
liebres que destacan escenas de cacería. Se destaca la tapicería que fue
encontrada en un altillo.
Francisco murió en 1997
y era hijo de
Teresa Urquiza, la hija menor del general, que tenía solo tres años cuando
murió su padre. Ella se casó con el marino Juan Pablo Sáenz Valiente.
HECHOS A DESTACAR
El Palacio Santa Cándida pertenece ahora a doña Adela Unzué de Leloir, que fomentó la cría de Aberdeen Angus, muy premiados en
Palermo. El arquitecto Ángel Gallardo amplió lo que había hecho
Fosatti, adosando una galería cubierta con varias esculturas. Para
Oscar Urquiza Almandoz, descendiente de Urquiza y también
historiador, las tres estancias del general muestran una noción
totalizadora del pasado y una visión de cómo se trabaja en el campo
entrerriano.
A principios del siglo XIX los saladeros empezaron a vender también
la grasa de los animales -que era empleada en el alumbrado público y
en la fabricación de velas y jabones- y subproductos como carne
ahumada, lenguas saladas, cueros, cornamentas y crines.
El saladero estaba compuesto por corrales para la hacienda, playa
para la matanza, galpón para preparar la carne, secadero al aire
libre, calderas para derretir la grasa y depósitos para la sal y los
cueros.
Después de muerto el animal se lo desollaba (tarea de sacarle el
cuero), luego se lo llevaba al galpón llamado despostadero (de
depostar : fraccionar la res ) donde se cortaba la carne en tiras
largas y delgadas, se la dejaba desangrar y luego se sumergía en
salmuera (sal en agua) en grandes piletas. Después de varios días de
inmersión la carne se sacaba y se ponía a secar al aire y al sol en
varas de madera horizontales puestas sobre estacas. Una vez seca se
envasaba en barricas para exportarla. La grasa se derretía en un
sitio aparte, donde estaban las calderas , que se llamaba grasería y
se exportaba o se utilizaba para fabricar jabón y velas. En algunos
saladeros también se fabricaba aceite para iluminación con la grasa
de las patas de las reses; este aceite se llamaba "aceite de patas".
Los cueros se salaban y secaban para exportarlos. En los saladeros
trabajaban muchos peones que de acuerdo a las tareas que ejecutaban
se denominaban corraleros, matarifes, despostadores, varaleros (los
que colgaban la carne), que alternaban con reseros y carreros.
El Palacio San José
VISITE :
El Palacio San
José es una verdadera joya levantada en medio de los ricos campos de las afueras
de Concepción del Uruguay en Entre Rios. Es una especie de Versailles
mesopotámico. Aunque más chico que los palacios europeos, tiene dimensiones
inéditas bajo estas latitudes, con sus 38 habitaciones, su lago artificial, su
iglesia y sus jardines de inspiración francesa. Es también un palacio de lujo,
con un mobiliario importado de Europa cuyo valor representaba el colmo de lo
inalcanzable para la época.
Dos torres del
sistema de vigilancia, con sendos relojes, lo flanquean en las esquinas, pero
sólo una cumplía esas funciones, ya que la otra se construyó para darle simetría
al edificio y hasta el reloj de su frente es de adorno. El palacio se construyó
entre 1848 y 1858, primero por Jacinto Dellepiane y luego por Pedro Fossatti,
autor de los refinados detalles como frisos, barandales y cielorrasos. La
residencia contaba con baños y desde 1856 agua corriente.
El agua era obtenida mediante la acción de un
malacate y elevada a un tanque desde donde se distribuía a las distintas
dependencias del palacio. Como todas las grandes residencias la construcción
principal se complementaba con cocheras, caballerizas, palomares, panadería,
molino harinero, bodega y pulpería para abastecer a las ciento cincuenta
personas que integraban el personal.
El comedor sintetiza la
magnificencia del palacio, con sus 14 metros de largo, de los cuales nueve
los ocupa una mesa de caoba, sobre la que penden dos arañas.
Las finas porcelana, cristalería y platería que allí se utilizaban permanecen
en el salón como reliquias, lo mismo que las alfombras, muebles tallados y
cuadros.
Urquiza no comía en ese salón. Lo hacía solo y más temprano que sus invitados
y durante la cena se paseaba en torno a la mesa y conversaba con cada uno de
ellos.
La Sala de Armas y de Juegos, a la que sólo concurrían hombres, tiene una mesa
de billar francesa, con una araña de cuatro lámparas a querosén, especial
para iluminar las partidas del entretenimiento predilecto de Urquiza.
"Urquiza comenzó a construir
este palacio de San José en 1849, para ello contrató arquitectos, constructores
italianos y muchos de los materiales fueron traídos de Europa, sobre todo de
Italia. De su saladero Santa Cándida, se llevaban cueros, huesos, cerdas para
vender en Europa, y como lastre traían todos los mármoles que ustedes van a ver
en la residencia, toda la estatuaria, bancos y demás, incluso mobiliario que
también se trajo de Europa".
Deterioros
Se
modificó el nivel del piso del Patio del Parral; al cambiarse las chapas de los
techos, "llovió" en casi todas las habitaciones y se deterioró el mobiliario. Y
por la misma causa, en el Salón de los Espejos se cayó la araña central de
cristal, que rompió un jarrón de porcelana y el mármol de una mesa.
www.palaciosanjose.com.ar/
HECHOS A DESTACAR
En
una de las
salas de este palacio, Urquiza fue herido de muerte. La sala
recuerda la tragedia, con muebles y adornos de la época.
El 11 de abril de
1870, 50 hombres se reunieron en San Pedro y partieron hacia el
Palacio San José con un objetivo claro: asesinar a Urquiza, al que
en ese momento acompañaban sus hijas Dolores y Justa. Las dos jóvenes vieron a su padre, ya con un balazo en el rostro,
recibir cuatro estocadas mortales: una en la espalda y tres en el
pecho. Hoy, la estancia San Pedro pertenece a Horacio Roca y
María Roca de Favre, tataranietos del general, y es un
establecimiento agrícola-ganadero.
Otra
historia de amor
Justa
Urquiza y Luis
María Campos
Su
padre la llamaba “Negra” y conoció al General a los 15 años y se
caso a los 18 años
GENERAL LUIS MARIA
CAMPOS
Nacido en junio de 1838,
hijo de Martín Teodoro Campos tuvo destacada actuación
en la guerra contra el Paraguay en los combates de Tuyutí, Periberuy,
Curupaytí y Naembó, entre otros. También en los levantamientos del interior
del país y como Ministro de Guerra, cargo que ocupó cuatro veces. Falleció
en 1907, durante la presidencia del Dr. José Figueroa Alcorta.
El matrimonio Campos residió en la estancia San Pedro en el
departamento de C. del Uruguay, uno de los numerosos establecimientos del
Gral. Urquiza, Doña Justa se mantuvo siempre muy
alejada de los acontecimientos políticos que se desencadenaron después del
asesinato de su padre.
familia Urquiza Campos
Fue el presidente
Sarmiento quien, temeroso por la familia, envió a una cañonera para
que los Urquiza se refugiaran en ella, y mandó un regimiento para
sofocar la rebelión de López Jordán al mando de Luis María Campos,
con el grado de comandante militar de Concepción del Uruguay. Esta
misión terminó con la derrota de las tropas rebeldes.
Luego de este episodio, Campos continuó frecuentando a la
familia, a quién había conocido anteriormente en San José, y se
enamoró de la joven Justa. Dos años después, el 24 de agosto de
1872, Justa y Luis María
Campos se casaron. Ese mismo año, al hacerse cargo de la herencia de
Urquiza, el matrimonio Campos ordenó demoler la casa de San Pedro,
la única edificada por Urquiza, y todo lo que recordara la presencia
de Coronel, y se instalaron allí.
Con el paso de los años el patrimonio heredado se incrementó, pues el
general Campos adquirió campos linderos a los que llamó con el
nombre de las batallas en las que intervino: Peribebuy, Caraguatá y
Tuyuty. El establecimiento tuvo hasta el año 1940 una 70.000 ha.
Justa falleció en 1940 a los 98 años Con los Campos al mando, la
estancia se convirtió en un pequeño pueblo. Hacia
1920 trabajaban en ella 120 personas sumadas a las numerosas
familias que tenía cada uno de los trabajadores que residían en San
Pedro y a las familias de colonos, se calcula que llegaron a vivir
en ella alrededor de 400 personas. La distancia de los centros
poblados, las diferentes actividades que se realizaban y la cantidad
de personal hizo necesaria la construcción de diferentes edificios:
panadería, despensa, sala de primeros auxilios, galpón de cueros,
baño para vacunos y otro para bovinos. Todas estas edificaciones se
mantienen en la actualidad en buenas condiciones y destinadas al
mismo uso para el que fueron adaptados a las nuevas necesidades.
Después de la muerte de Justa,
cuatro de sus hijos heredaron la estancia. Actualmente, San Pedro se
dedica a la explotación. La estancia la heredó
María Cristina Campos Urquiza (1896), casada con Horacio Bustos
Morón (1856). Su única hija se llamo María Cristina Bustos Campos.
Esta se caso con Carlos Alberto Roca Hunter quien administro la
estancia mucho tiempo. Ellos tuvieron cuatro hijos : Horacio Jorge,
Carlos Alberto, María Cristina y María Teresa. Todos de apellido
Roca Bustos. Maria Cristina falleció antes que su madre.
Hoy Los anfitriones de la estancia San Pedro son legítimos
descendientes de Justa Urquiza y del general Campos: María Cristina
Roca y su esposo Gustavo Adolfo Favre Roca y Horacio Roca y Ana M.
de Roca. Ellos guían, asesoran y comparten un relax con estirpe.
.
Dolores Urquiza Costa, otra hija del matrimonio
Dolores Urquiza Costa se casó
con el hombre que iba a casarse Felicitas Guerrero antes
de ser asesinada.
Tuvieron siete hijos,
pero este hombre
Samuel Sáenz Valiente
se suicidó
en 1930 al verse quebrado
económicamente.
Tuvieron 7 hijos: Justo José, Anselmo, Samuel,
Dolores Ana, Alfredo, Raúl, Fernando. Samuel Sáenz
Valiente Higginbothom estaba emparentado con Juan Martín
de Pueyrredón, porque era hijo de -Anselmo Sáenz
Valiente Pueyrredón y de Ana Higginbothom. Sus abuelos
eran: Anselmo Sáenz Valiente y Juana Pueyrredón O’Doghan
(hermana de Juan Martín de Pueyrredón).
Dolores Urquiza Costa en su juventud, nacida en 1853,
fallecería en 1940
Samuel Pedro Sáenz Valiente Higuimbothon, nacido en
1846,
contraería
matrimonio con Dolores de Urquiza, la hija del general.
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