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Justo José de Urquiza

Tuvo en total 23 hijos

 

En Villa Teresa, sobre el río Uruguay, el general nació en octubre de 1801. Sus padres eran Don José Narciso de Urquiza y Álzaga y su madre Maria Cándida García. En 1846, el que ya era considerado uno de los hombres fuertes del país, rico y próspero, compró la estancia San Pedro, a 20 kilómetros del Palacio San José, la residencia que amó profundamente y que tenía un lago artificial que navegaba un barco con el que recreaba el carnaval de Venecia. Fue también precursor de los ferrocarriles. Aprobó el proyecto del ferrocarril que unía Rosario con Córdoba.

 

Tuvo 23 hijos

 

De apetito sexual desenfrenado, este caballero tuvo amoríos con cientos de mujeres. Bastante reacio al matrimonio. Tuvo doce hijos naturales antes de la relación con Dolores. Urquiza se hizo cargo de todos ellos atendiendo sus hijos y brindándoles posibilidades de estudio. No solo estudiaron en Buenos Aires sino que el general los envió a Europa, Brasil y otros lugares.

Si alguna le gustaba, la señalaba y le facilitaban el acceso a la dama. Concepción fue su primera hija. Nació cuando el tenia 19 años. Los hijos naturales eran descendientes ilegítimos de padres solteros y se legitimaban en cuanto sus progenitores formalizaban el matrimonio.

Con Segunda Calvento tuvo 4 hijos todos varones. Con otra mujer Cruz López Jordán tuvo una hija llamada Ana. Otras mujeres que tuvo hijos fueron Juanita Zambrada que con ella tuvo dos hijos Justo Carmelo y Maria Juana. Otra de sus mujeres Transito Mercado Pasos le dio dos hijas Cándida y Cloromida.

 

Justo José de Urquiza y Dolores Costa

 

 Dolores Costa


Una historia de amor


En 1851 el General estaba instalado en "El Palacio San José" de Entre Ríos pero viajaba constantemente por sus asuntos políticos. En uno de sus reiterados viajes conoce a Dolores, la hija de Don Cayetano Costa y Micaela Brizuela. El iba a cumplir 50 y ella solo tenia 19 años. la conoció en una gala de un teatro que se realizó un baile la pareja bailó toda la noche ante la mirada de todos y ante Micaela, la madre de la bella mujer.

Ella...la mujer con quien por fin compartiría su vida. Dolores se embaraza y el general la lleva a vivir con el. Llega al mundo una hija de ambos llamada Dolores pero le decían LOLA. Justa nace 17 meses luego de Lola. La pareja tuvo 11 hijos. Gran parte de los 18 años que Dolores compartió con Justo lo paso de embarazo en embarazo. En San José también vivían las hijas que el general había tenido con otras mujeres. Un familión !. 

Se casaron la bella Dolores y el General en octubre de 1855. Tuvo que legitimar a sus 12 hijos. Luego de la muerte de su esposo tuvo que llevar el dolor entonces tiempo después se radicó en Buenos Aires. También tuvo que sobrellevar las muertes de dos de sus hijas por viruela. De Cándida y Micaela. Solo 18 años compartió con su amado. Luego de los 60 años se le diagnostica Carcinoma de Útero y Dolores muere en Buenos Aires en 1896.

 

Dolores Costa

 

El general y su familia antes de morir, Justa y Dolores a la izquierda y Lola a la derecha , el padre , y el pequeño del medio es Justito ahijado de Salvador María Del Carril y Tiburcia Domínguez.

 

 Después de su muerte...

La herencia se repartió en su descendencia y fue a su hija Justa a quien le correspondió la estancia San Pedro.

 

Retrato a lápiz de Dolores Costa que se encuentra en el Palacio San José

 

HECHOS A DESTACAR

 Urquiza se acostumbro desde la infancia a realizar las mas rudas tareas rurales. Su padre había administrado los capos de García Zúñiga y de Duval hasta que pudo independizarse.

  El 11 de abril de 1870, 50 hombres se reunieron en San Pedro y partieron hacia el Palacio San José con un objetivo claro: asesinar a Urquiza, al que en ese momento acompañaban sus hijas Dolores y Justa. Las dos jóvenes vieron a su padre, ya con un balazo en el rostro, recibir cuatro estocadas mortales: una en la espalda y tres en el pecho.

Estancia San Pedro

Justa Urquiza fue una joven testigo de ese horror, junto con sus hermanas y la madre. Con el tiempo, heredó San Pedro, extensa, ganadera y hasta cruzada por el río Gualeguaychú. Pero tras el crimen, a la familia no le faltaron dificultades. Simultáneamente se había abatido a dos hijos mayores del caudillo, por lo que tras velarlo en Concepción del Uruguay y enterrarlo, la familia temió las profanaciones, por lo que lo trasladó a la basílica, donde permaneció por muchas décadas no identificado.



La estancia San Pedro, uno de los establecimientos más antiguos de la provincia, está ubicada en Entre Ríos, en el departamento Uruguay. Hace más de ciento cincuenta años que es propiedad de la misma familia, los descendientes de Justo José de Urquiza. Luego de la muerte de Urquiza la estancia fue heredada por su hija Justa, casada a los 18 años en 1872 con el general Luis María Campos , militar Argentino de gran trayectoria, fundador de la escuela de Guerra. La primera parte del casco -que aún perdura- fue construida en 1872, donde el general Luis María Campos tuvo su cuarto de soltero -que se conserva- hasta que se casó con Justa.  

La casa principal de San Pedro es del año 1872, aunque en 1928, sobre la primitiva edificación, se construyó en 1928 la actual residencia en estilo Tudor con el complemento de un espléndido mobiliario. La casa de huéspedes data de 1911.  El casco se amplió con proyecto del estudio de arquitectura de Sánchez Lagos y De la Torre con estilo Tudor que totalizó dos mil metros cuadrados y le agregó singular belleza, y hasta con un reloj de sol, vertical y que alhaja una pared exterior. En 1907, cuando la estancia mantenía 65 mil ha, murió el general Campos y se construyeron la capilla gótica Nuestra Señora del Carmen -con baptisterio, coro y órgano a rollo- y la Casa de Huéspedes, para atender a tanta visita amiga de la prole Campos Urquiza.

Los salones están decorados con objetos históricos varios, como cartas, mobiliario y accesorios personales. Entre ellos, un saludo de puño y letra de Napoleón III, tallas del siglo XIII y perfumeros de los antiguos habitantes. Fuera de la casa principal, se conservan las construcciones utilizadas por quienes trabajaban las tierras de la estancia, que formaban casi un pueblo dentro de la misma: baños, escuela para los chicos, enfermería y hasta una pulpería. Todo el parque está cercado por majestuosos portones traídos de Francia.
JUSTA URQUIZA DE CAMPOS falleció el 12 de octubre de 1940, a los 85 años.


Los orígenes


La estancia fue adquirida en 1846 por Justo José de Urquiza, que la destinó a la cría de vacunos y yeguarizos. Se llama San Pedro por el santo patrono de su estanciero fundador. Los primitivos estancieros antes producían carbón aprovechando la abundancia de árboles, además de comercializar cueros vacunos. Luego fue vendida a Pantaleón Panelo en 1816. Treinta años después la adquirió el Gral justo José de Urquiza.  Las únicas construcciones eran un rancho y un corral de palo a pique, que aún subsiste, y es utilizado diariamente. La proximidad con San José (20 km), hacía innecesaria la construcción de una vivienda principal, por lo cual Urquiza ordenó edificar una vivienda para el encargado, que para 1864 era Nicomedes Coronel.
Cuando en 1872 el matrimonio Campos Urquiza se instaló en esta estancia, hicieron demoler la vieja casa y construir una nueva: Luis María Campos y Justa no querían que quedara en pie ni la sombra del Nicomedes Coronel quien participo en el asesinato de Justo José de Urquiza. La remodelación se concreta en 1928, pero llamativamente se conservan cuatro habitaciones originales y el mobiliario.

Durante sus años de esplendor, la estancia (que para 1920  tenía cloacas) se parecía un pequeño pueblo. Aquí vivían unas 1.500 personas, había panadería, galpón de esquila, pulpería, sala de primeros auxilios, el galpón de los camperos, guardería de coches y monturas con piso de adoquines de madera y hasta una escuela, que aún hoy funciona. Todas estas construcciones que los dueños de casa muestran a sus huéspedes, dan cuenta del modo de trabajo de una estancia a principios del siglo XX. Sin embargo, de las 70 mil hectáreas que tenía San Pedro en 1940 —año en que muere Justa— hoy sólo se conservan 6.500. Y estas tierras están dedicadas a la actividad agrícola —la soja es su principal producción— y ganadera. Cabalgatas, paseos en piragua, safaris fotográficos por el monte virgen o paseos en coches antiguos son una buena excusa para apreciar la extensión del lugar.  La casa tiene 12 cuartos y 6 baños, que conservan mobiliario y objetos de la familia.

 


El 11 de abril de 1870 se reunieron en San Pedro alrededor de cincuenta personas, que partieron a San José para matar al general Urquiza. El caudillo, asesinado en medio de un complot, murió en brazos de sus hijas Dolores y Justa, quienes reconocieron en la partida de los conspiradores al encargado de San Pedro, Nicomedes Coronel.

 

 
 

La casa principal de San Pedro es del año 1872, aunque en 1928, sobre la primitiva edificación, se construyó en 1928 la actual residencia en estilo Tudor con el complemento de un espléndido mobiliario. La casa de huéspedes data de 1911.

 


Justa de Urquiza, posterior heredera, tenía entonces 15 años y hasta el fin de sus días recordó ese día. "Toda aquella noche la pasamos mamá, Lola y yo a merced de los asesinos, amenazados, en la misma alcoba donde lo mataron a Tata. Inmediatamente se dispuso nuestra partida para Concepción del Uruguay, de aquel anochecer visto y vivido, que apagó la edad dichosa de mis pocos años", escribió.


 

HECHOS A DESTACAR

El primer europeo en divisar el suelo entrerriano fue Francisco del Puerto, superviviente de la expedición de Juan Díaz de Solís en 1516. Dicha expedición buscaba un paso que uniera el océano Atlántico con el océano Pacífico, para poder llegar hasta las Indias. Solís murió en la costa uruguaya durante un ataque indígena, aunque Francisco del Puerto fue respetado por los indígenas. Luego del fracaso de la expedición de Solís, España envió nuevos navegantes para buscar el paso a las Indias, confiando la misión a Fernando de Magallanes, cuya expedición (completada por Juan Sebastián Elcano tras la muerte de Magallanes) daría la primera vuelta al mundo.

  El Palacio Santa Cándida pertenece ahora a doña Adela Unzúe de Leloir, que fomentó la cría de Aberdeen Angus, muy premiados en Palermo. El arquitecto Ángel Gallardo amplió lo que había hecho Fosatti, adosando una galería cubierta con varias esculturas. Para Oscar Urquiza Almandoz, descendiente de Urquiza y también historiador, las tres estancias del general muestran una noción totalizadora del pasado y una visión de cómo se trabaja en el campo entrerriano.

  En 1930 llegó polvoriento Charles Thays, el incansable paisajista francés. Dispuso de 180 hectáreas destinadas para el diseño del parque; en la parte de mayor intimidad colocó verjas francesas y un gran portal forjado y con escudo. Un lago artificial, desde entonces, se inunda de los bermellones del atardecer y en él se recorta un grupo escultórico encabezado por un ciervo perseguido por una jauría. Pero la escena podría revivirse ya que aún pueden avistarse ciervos, pavos reales y toda la fauna lugareña, desde avestruces hasta lagartos. En el parque agregó otros bustos: pétreos de Urquiza, de Campos y un gran bronce de Justa, sentada. También surgieron tres fuentes, un aljibe, veinte farolas francesas, una vasca cancha de paleta, la piscina y su quincho para asados, y una cancha de tenis.

 

Palacio Santa Cándida

DONDE  FUNCIONO EL SALADERO MAS GRANDE DE AMÉRICA

Fundado en 1847

Propiedad del general Urquiza funcionó como el mas importante saladero para su época, desde donde se realizaban exportaciones de carne a Inglaterra. Era una de las industrias más pujantes y económicamente poderosas de la región. Lleva ese nombre en homenaje a la madre del general. Urquiza admiraba mucho a su madre y la consideraba una mujer muy valiente. A dos de sus hijas también Justo José llamó Candida. Urquiza también tuvo empresa de carros, minas, yerba, y vendía dentro del virreinato. Fue muy suspicaz para los negocios. Tenia una sociedad con sus hermanos de productos de la tierra. Tuvo también varios barcos que los fue comprando de jovencito. Los barcos llevaban y traían mercaderías constantemente. Desde Santa Candida había un puerto que exportaba hacia el interior y llevaban todos productos del saladero.

Fue el primer saladero que ocupó íntegramente al animal: desde el cuero que se curtía para su posterior utilización, hasta la grasa con la cual se fabricaban jabones.

 

El estilo toscano de la casa se lo dio el arquitecto italiano Fosatti, el mismo que intervino en la última etapa del Palacio de San José, domicilio estable de Justo y su familia.

Cueros en los secaderos al sol.

 

El predio contaba con un muelle para embarcar la mercadería que parte a América y Europa y un ferrocarril. Trabajaban 300 hombres. Llego a faenar 50 mil animales por año.

En el parque, se encuentran dos esfinges de mármol, esculturas (reproducciones), Hércules con la hidra de siete cabezas; y Hércules matando al le león de Nemea. Completando esto, ejemplares de eucaliptos, casuarinas, tipas blancas y amarillas y un hermoso ejemplar de roble europeo.  Llama la atención, la armonía del edificio y la perfección de su simetría. La puerta principal es original de pinotea y presenta finas tallas. Entrando se puede apreciar una hermosa cancel de hierro y cobre adquirida por Leloir en un palacio de Venecia. El piso de la sala de recepción es de mármol blanco y negro. Tanto las arañas de la recepción , como las del comedor y de otras dependencias son de cristal de Baccarat importadas de Venecia.  En las finas dependencias, finos muebles y porcelanas de época; dos grandes cormicopias que pertenecieron a Sara Bernhardt. Se destacan las estufas de mármol de carrara que presentan esculpidas hojas estilizadas como también faunos. En la década del 30 la casa se volvió a vender y cayo otra vez en la ruina hasta que en 1971 Francisco Sáenz Valiente -nieto del prócer-, pudo comprarla y rescatarla de la decadencia. En Noviembre 1977 Santa Cándida en la economía de la provincia y del país fue declarada Monumento histórico nacional.

 

La planta baja fue destinada a la recepción y administración. Contaba también con un comedor, el ambiente social más importante. La escalera de madera, conservada intacta, llevaba a la planta alta, el área privada de dormitorios con pisos de baldosas coloradas que aun existen. El edificio esta coronado, en un cuarto nivel estaba la linterna y mirador, de planta octogonal. En ese entonces el general vivía en el Palacio San José, con su joven mujer Dolores Costa y sus once Hijos. Urquiza invirtió toda su fortuna en bienes productivos, y eso hizo que después de su trágica muerte en 1870 la sucesión se viera obligada a vender bienes para hacer frente a los impuestos y obligaciones comerciales contraídas por el general.

 El saladero fue vendido por los herederos de Urquiza para cubrir los costos de la sucesión ya que eran numerosos descendientes.

 El saladero fue comprado por don Mariano Unzué, quien lo mantuvo con las mismas características arquitectónicas. Santa Candida pasa a ser la residencia de verano. Al fallecer don Mariano lo heredó su hija Adela, casada con Antonio Leloir, cuyo padre francés había sido muerto por los indios. La pareja enamorados del paisaje y las posibilidades que ofrecía la casona, decidieron transformar el saladero en un verdadero casco de estancia. Agregaron en el parque estatuas italianas y colocaron en la casa cantidad de objetos de arte.

Contrataron al arquitecto Ángel Gallardo, quien provocó transformaciones de importancia en la planta baja. Amplió la recepción y agregó un porche y baños por doquier. La casa se llenó de detalles de lujo y confort, se agregaron estufas de mármol de gran diseño, se construyeron sendas galerías para las dos fachadas, y se intercalaron columnas, molduras y esculturas de mármol con figuras mitológicas, que las enriquecieron con un armonioso juego de claroscuros. Se colocaron varias piezas como rosetas y pisos de mármol comprada de la demolición del primer colegio nacional de Buenos Aires.

Casi todas las construcciones del Saladero fueron demolidas, salvo un pabellón muy cercano a la casa, de estilo italiano pero con líneas más criollas, destinado a la administración del personal. Se lo estilizó con galerías y se agregó una torre de agua. El jardinero suizo Emilio Bruder se encargó de transformar los talleres industriales en áreas de canteros de flores y arboledas de variadas especies, así como avenidas forestadas. Pero luego de la crisis de 1930 se fueron vendiendo partes de la estancia.

Luego de varios sucesores el palacio fue perdiendo su esplendor hasta que la compra don Francisco Sáenz Valiente nieto de Urquiza, en 1971. Su mujer es Helena Zimmermann. El matrimonio pasa 10 años de su vida tratando de recuperar el esplendor de la casona. De a poco recuperaron la arquitectura y también los objetos que algunos vinieron de Europa. Hay unos espejos tipo venecianos que dicen que pertenecieron a Sarah Bernard. La chimenea es una chimenea de mármol de carrara y sobre ella hay un gran reloj y dos candelabros al tono de antimonio. Todo ese conjunto representa toda una cacería en Escocia. Los personajes poseen vestimenta escocesa y tienen liebres que destacan escenas de cacería. Se destaca la tapicería que fue encontrada en un altillo.

 Francisco murió en 1997 y era hijo de Teresa Urquiza, la hija menor del general, que tenía solo tres años cuando murió su padre. Ella se casó con el marino Juan Pablo Sáenz Valiente.

 

 

 

 

HECHOS A DESTACAR

  El Palacio Santa Cándida pertenece ahora a doña Adela Unzué de Leloir, que fomentó la cría de Aberdeen Angus, muy premiados en Palermo. El arquitecto Ángel Gallardo amplió lo que había hecho Fosatti, adosando una galería cubierta con varias esculturas. Para Oscar Urquiza Almandoz, descendiente de Urquiza y también historiador, las tres estancias del general muestran una noción totalizadora del pasado y una visión de cómo se trabaja en el campo entrerriano.

  A principios del siglo XIX los saladeros empezaron a vender también la grasa de los animales -que era empleada en el alumbrado público y en la fabricación de velas y jabones- y subproductos como carne ahumada, lenguas saladas, cueros, cornamentas y crines.

El saladero estaba compuesto por corrales para la hacienda, playa para la matanza, galpón para preparar la carne, secadero al aire libre, calderas para derretir la grasa y depósitos para la sal y los cueros.


Después de muerto el animal se lo desollaba (tarea de sacarle el cuero), luego se lo llevaba al galpón llamado despostadero (de depostar : fraccionar la res ) donde se cortaba la carne en tiras largas y delgadas, se la dejaba desangrar y luego se sumergía en salmuera (sal en agua) en grandes piletas. Después de varios días de inmersión la carne se sacaba y se ponía a secar al aire y al sol en varas de madera horizontales puestas sobre estacas. Una vez seca se envasaba en barricas para exportarla. La grasa se derretía en un sitio aparte, donde estaban las calderas , que se llamaba grasería y se exportaba o se utilizaba para fabricar jabón y velas. En algunos saladeros también se fabricaba aceite para iluminación con la grasa de las patas de las reses; este aceite se llamaba "aceite de patas". Los cueros se salaban y secaban para exportarlos. En los saladeros trabajaban muchos peones que de acuerdo a las tareas que ejecutaban se denominaban corraleros, matarifes, despostadores, varaleros (los que colgaban la carne), que alternaban con reseros y carreros.

 

El Palacio San José

 

 

 

 

 

 

 

VISITE :

El Palacio San José es una verdadera joya levantada en medio de los ricos campos de las afueras de Concepción del Uruguay en Entre Rios. Es una especie de Versailles mesopotámico. Aunque más chico que los palacios europeos, tiene dimensiones inéditas bajo estas latitudes, con sus 38 habitaciones, su lago artificial, su iglesia y sus jardines de inspiración francesa. Es también un palacio de lujo, con un mobiliario importado de Europa cuyo valor representaba el colmo de lo inalcanzable para la época.

Dos torres del sistema de vigilancia, con sendos relojes, lo flanquean en las esquinas, pero sólo una cumplía esas funciones, ya que la otra se construyó para darle simetría al edificio y hasta el reloj de su frente es de adorno. El palacio se construyó entre 1848 y 1858, primero por Jacinto Dellepiane y luego por Pedro Fossatti, autor de los refinados detalles como frisos, barandales y cielorrasos. La residencia contaba con baños y desde 1856 agua corriente. El agua era obtenida mediante la acción de un malacate y elevada a un tanque desde donde se distribuía a las distintas dependencias del palacio. Como todas las grandes residencias la construcción principal se complementaba con cocheras, caballerizas, palomares, panadería, molino harinero, bodega y pulpería para abastecer a las ciento cincuenta personas que integraban el personal.

El comedor sintetiza la magnificencia del palacio, con sus 14 metros de largo, de los cuales nueve los ocupa una mesa de caoba, sobre la que penden dos arañas.
Las finas porcelana, cristalería y platería que allí se utilizaban permanecen en el salón como reliquias, lo mismo que las alfombras, muebles tallados y cuadros.
Urquiza no comía en ese salón. Lo hacía solo y más temprano que sus invitados y durante la cena se paseaba en torno a la mesa y conversaba con cada uno de ellos.
La Sala de Armas y de Juegos, a la que sólo concurrían hombres, tiene una mesa de billar francesa, con una araña de cuatro lámparas a querosén, especial para iluminar las partidas del entretenimiento predilecto de Urquiza.

"Urquiza comenzó a construir este palacio de San José en 1849, para ello contrató arquitectos, constructores italianos y muchos de los materiales fueron traídos de Europa, sobre todo de Italia. De su saladero Santa Cándida, se llevaban cueros, huesos, cerdas para vender en Europa, y como lastre traían todos los mármoles que ustedes van a ver en la residencia, toda la estatuaria, bancos y demás, incluso mobiliario que también se trajo de Europa".
 

Deterioros

Se modificó el nivel del piso del Patio del Parral; al cambiarse las chapas de los techos, "llovió" en casi todas las habitaciones y se deterioró el mobiliario. Y por la misma causa, en el Salón de los Espejos se cayó la araña central de cristal, que rompió un jarrón de porcelana y el mármol de una mesa.
 

www.palaciosanjose.com.ar/

HECHOS A DESTACAR

 En una de las salas de este palacio, Urquiza fue herido de muerte. La sala recuerda la tragedia, con muebles y adornos de la época. El 11 de abril de 1870, 50 hombres se reunieron en San Pedro y partieron hacia el Palacio San José con un objetivo claro: asesinar a Urquiza, al que en ese momento acompañaban sus hijas Dolores y Justa.  Las dos jóvenes vieron a su padre, ya con un balazo en el rostro, recibir cuatro estocadas mortales: una en la espalda y tres en el pecho.  Hoy, la estancia San Pedro pertenece a Horacio Roca y María Roca de Favre, tataranietos del general, y es un establecimiento agrícola-ganadero.

 

 

Otra historia de amor

 Justa Urquiza y Luis María Campos

Su padre la llamaba “Negra” y conoció al General a los 15 años y se caso a los 18 años

 

 

GENERAL LUIS MARIA CAMPOS

Nacido en junio de 1838, hijo de Martín Teodoro Campos tuvo destacada actuación en la guerra contra el Paraguay en los combates de Tuyutí, Periberuy, Curupaytí y Naembó, entre otros. También en los levantamientos del interior del país y como Ministro de Guerra, cargo que ocupó cuatro veces. Falleció en 1907, durante la presidencia del Dr. José Figueroa Alcorta. El matrimonio Campos residió en la estancia San Pedro en el departamento de C. del Uruguay, uno de los numerosos establecimientos del Gral. Urquiza, Doña Justa se mantuvo siempre muy alejada de los acontecimientos políticos que se desencadenaron después del asesinato de su padre.

 

familia Urquiza Campos

 

Fue el presidente Sarmiento quien, temeroso por la familia, envió a una cañonera para que los Urquiza se refugiaran en ella, y mandó un regimiento para sofocar la rebelión de López Jordán al mando de Luis María Campos, con el grado de comandante militar de Concepción del Uruguay. Esta misión terminó con la derrota de las tropas rebeldes.  Luego de este episodio, Campos continuó frecuentando a la familia, a quién había conocido anteriormente en San José, y se enamoró de la joven Justa. Dos años después, el 24 de agosto de 1872, Justa y Luis María Campos se casaron. Ese mismo año, al hacerse cargo de la herencia de Urquiza, el matrimonio Campos ordenó demoler la casa de San Pedro, la única edificada por Urquiza, y todo lo que recordara la presencia de Coronel, y se instalaron allí.

Con el paso de los años el patrimonio heredado se incrementó, pues el general Campos adquirió campos linderos a los que llamó con el nombre de las batallas en las que intervino: Peribebuy, Caraguatá y Tuyuty. El establecimiento tuvo hasta el año 1940 una 70.000 ha. Justa falleció en 1940 a los 98 años Con los Campos al mando, la estancia se convirtió en un pequeño pueblo.  Hacia 1920 trabajaban en ella 120 personas sumadas a las numerosas familias que tenía cada uno de los trabajadores que residían en San Pedro y a las familias de colonos, se calcula que llegaron a vivir en ella alrededor de 400 personas. La distancia de los centros poblados, las diferentes actividades que se realizaban y la cantidad de personal hizo necesaria la construcción de diferentes edificios: panadería, despensa, sala de primeros auxilios, galpón de cueros, baño para vacunos y otro para bovinos. Todas estas edificaciones se mantienen en la actualidad en buenas condiciones y destinadas al mismo uso para el que fueron adaptados a las nuevas necesidades.

 Después de la muerte de Justa, cuatro de sus hijos heredaron la estancia. Actualmente, San Pedro se dedica a la explotación.  La estancia la heredó María Cristina Campos Urquiza (1896), casada con Horacio Bustos Morón (1856). Su única hija se llamo María Cristina Bustos Campos. Esta se caso con Carlos Alberto Roca Hunter quien administro la estancia mucho tiempo. Ellos tuvieron cuatro hijos : Horacio Jorge, Carlos Alberto, María Cristina y María Teresa. Todos de apellido Roca Bustos.  Maria Cristina falleció antes que su madre.

 Hoy Los anfitriones de la estancia San Pedro son legítimos descendientes de Justa Urquiza y del general Campos: María Cristina Roca y su esposo Gustavo Adolfo Favre Roca y Horacio Roca y Ana M. de Roca. Ellos guían, asesoran y comparten un relax con estirpe.

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  Dolores Urquiza Costa, otra hija del matrimonio

 

  Dolores Urquiza Costa se casó con el hombre que iba a casarse Felicitas Guerrero antes de ser asesinada. Tuvieron siete hijos, pero este hombre Samuel Sáenz Valiente se suicidó en 1930 al verse quebrado económicamente. Tuvieron 7 hijos: Justo José, Anselmo, Samuel, Dolores Ana, Alfredo,  Raúl, Fernando. Samuel Sáenz Valiente Higginbothom estaba emparentado con Juan Martín de Pueyrredón, porque era hijo de -Anselmo Sáenz Valiente Pueyrredón y de Ana Higginbothom. Sus abuelos eran: Anselmo Sáenz Valiente y Juana Pueyrredón O’Doghan (hermana de Juan Martín de Pueyrredón).

 

Dolores Urquiza Costa en su juventud, nacida en 1853, fallecería en 1940

 

Samuel Pedro Sáenz Valiente Higuimbothon, nacido en 1846,

 contraería matrimonio con Dolores de Urquiza, la hija del general.

 

 
           

 

 

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