El edificio es uno de los más exuberantes de Buenos
Aires, y una muestra de la arquitectura ecléctica que encantaba a las clases
altas que gobernaron la Argentina hasta 1916. El estilo puede encuadrarse dentro
del impuesto en el Segundo Imperio Francés, y se destacan las piezas de cerámica
policromada y los abundantes ornamentos en la fachada.
El gran Depósito Ingeniero Guillermo Villanueva, llamado Palacio
de Aguas Corrientes, es un excepcional ejemplo de la arquitectura ecléctica de
fines del siglo XIX en el país. Testimonio del lujo ornamental que caracterizó a
las construcciones de la época, este depósito recaudador y distribuidor de agua
corriente, destinado al abastecimiento de la población porteña, fue producto del
plan de obras de saneamiento de la Capital Federal. La construcción, realizada
entre 1887 y 1894 por la empresa inglesa Bateman, Parsons & Bateman, fue
dirigida por el ingeniero sueco Carlos Mystönner y por el arquitecto noruego
Olof Boye.
FOTO AÑO 1936- En sus tres niveles, contiene 12
tanques de agua (provistos por la firma belga Marcinelle et Coulliet según
licitación de diciembre de 18861) con capacidad total de 72 millones de litros
de agua, con un peso calculado de 135000 toneladas. Estos son sostenidos por una
estructura portante de vigas, columnas y cabriadas metálicas
que soporta doce tanques distribuidos en tres pisos, con una capacidad total de
72 millones de litros de agua potable. La estructura queda oculta tras los
cuatro muros perimetrales del edificio, cuyo espesor alcanza un metro ochenta en
planta baja. Las paredes son de
hasta 1,80 metro de espesor, y sostienen a las 180 columnas, distanciadas seis
metros entre sí. Se levantaron con ladrillos cocinados en un establecimiento que
se instaló en la localidad de San Isidro.
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(fotos panorámicas)
Su revestimiento fue realizado en 130 mil ladrillos esmaltados y 170
mil piezas de cerámica importados de Bélgica e Inglaterra y numerados para
facilitar su colocación. Las piezas de mármol que pretendían cubrir la fachada
en el proyecto original fueron reemplazadas por piezas de terracota elaboradas
en las fábricas Royal Doulton & Co., de Londres, y Burmantofts Company, de Leeds.
Los techos fueron realizados en pizarra verde traída de Francia.
La idea de transformar un depósito de tanques de agua en un palacio ha recibido
numerosas críticas, en general en relación con la falta de necesidad de dotar a
una instalación de este tipo de semejante lujo, considerándolo una exageración y
un derroche. Sin embargo, era usual en esos tiempos que edificios de funciones
utilitarias, como depósitos o terminales ferroviarias, fueran envueltas en
exteriores de aspecto palaciego. En el centro del palacio, un patio interno
provee de luz y aire a los ambientes.
En la segunda mitad del siglo XIX,
la ciudad de Buenos Aires comenzó a crecer rápidamente, recibiendo sucesivas
oleadas migratorias y consolidándose como puerto. El progresivo aumento de la
población trajo con él los problemas del hacinamiento y la falta de preparación
de los servicios públicos para abastecer a una cantidad cada vez mayor de
personas.
Las epidemias comenzaron a abundar: en 1867 el cólera mató a 1500 personas, en
1869 la tifoidea mató a 500, y en 1871 aconteció la histórica epidemia de fiebre
amarilla que se llevó a 14.000 de las 178.000 personas que vivían en Buenos Aires.
Ante los signos alarmantes del
deficiente sistema de agua potable, las autoridades del recién unificado país
tomaron la decisión de proveer a la capital de una red de agua corriente de
avanzada, aprovechando una época de abundancia económica y de prosperidad.
Siguiendo los planes del ingeniero civil inglés John Bateman de 1886, el
gobierno nacional decidió que el depósito de aguas se instalaría en la zona
norte de la ciudad, y se proveería a la misma de caños subterráneos, con la
voluntad de que el edificio del depósito fuera un edificio fastuoso, cuyo
presupuesto alcanzó los 5.531.000 de pesos fuertes.
En
el centro del palacio, un patio interno provee de luz y aire a los ambientes. Pequeños
jardines rodean los frentes del edificio, cerrados por una destacable verja de
herrería que apoya sobre pilares de mampostería, a lo largo de la línea
municipal.
El edificio de la esquina es
el edificio de Instituto de Enseñanza Superior Alicia Moreau de
Justo-
El edificio de la esquina es
el edificio de Instituto de Enseñanza Superior Alicia Moreau de
Justo- CAJA DE JUBILACIONES Y PENSIONES
De izquierda a derecha, abajo:
Palacio Sarmiento, Plaza Rodríguez Peña, Escuela Normal 1, Palacio de Aguas
Corrientes, Hospital de Clínicas viejo y Facultad de Medicina (demolida), con
sus edificios gemelos. Más arriba se ven el Colegio del Salvador, y a la
izquierda la parte trasera de Tribunales.
Dentro de la profusión de elementos
decorativos, se destacan los escudos en relieve de cada una de las provincias
argentinas. Los techos son de pizarra verde, proveniente de Francia.
Su revestimiento fue
realizado en 130 mil ladrillos esmaltados y 170 mil piezas de cerámica
importados de Bélgica e Inglaterra y numerados para facilitar su colocación. Las
piezas de mármol que pretendían cubrir la fachada en el proyecto original fueron
reemplazadas por piezas de terracota elaboradas en las fábricas Royal Doulton &
Co., de Londres, y Burmantofts Company, de Leeds.
El edificio de la esquina es
el edificio de Instituto de Enseñanza Superior Alicia Moreau de
Justo.
La idea de transformar un
depósito de tanques de agua en un palacio ha recibido numerosas críticas, en
general en relación con la falta de necesidad de dotar a una instalación de este
tipo de semejante lujo, considerándolo una exageración y un derroche. Sin
embargo, era usual en esos tiempos que edificios de funciones utilitarias, como
depósitos o terminales ferroviarias, fueran envueltas en exteriores de aspecto
palaciego.
Denominación: Palacio de Aguas
Corrientes
Dirección: Av. Cordoba 1950, Balvanera
Proyectista: Bateman, Parsons & Bateman, ingenieros - Carlos Nystromer,
Ingeniero. Olaf Boye, Arquitecto: Carlos Nystromer
Año de proyecto: 1886
Constructor: V.B.Medici, mampostería - L. Rocchi y Cia, cimientos - Marcinelle y
Coulliet, tanques
Año de construcción: 1887
Año de inauguración: 1894
Corriente estilística: Eclecticismo
Superficie cubierta: 40000.00
Superficie del lote: 10000.00
Uso actual: Institucional administrativo
Uso original: Depósito
Observaciones: Depósito recaudador y distribuidor de agua corriente, para el
abastecimiento de la población porteña. El edificio, de planta cuadrada -de
97,50m de lado y 20 m de altura, aproximadamente- es una colosal estructura
portante conformada por columnas, vigas y cabriadas metálicas que soportan doce
tanques distribuídos en tres pisos, y que cuentan con una capacidad de 72
millones de litros de agua potable. Los tanques del último nivel se encuentran
tras la mansarda, mientras que los del primero fueron desmantelados en 1915, al
crearse otro gran depósito
en Caballito. La estructura
queda oculta tras los cuatro muros perimetrales. En el interior hay un patio
central, también cuadrado -de 18,20m de lado- cerrado por cuatro paredes, que
sirve de iluminación y ventilación a los distintos niveles. En la parte inferior
de este patio, las aberturas poseen grandes vitrales ornamentados, con el escudo
nacional y la sigla de la institución "Obras Sanitarias de la Nación", colocados
a fines de la década de 1920 cuando se instalaron oficinas, hoy recicladas.
Entre las paredes exteriores y las del patio interior están distribuídas 180
columnas de fundición, dispuestas en damero, que soportan el peso de los tanques
y de la cubierta. En el espacio libre entre el nivel de PB y el fondo de los
tanques del primer piso, originalmente, se pensó instalar "baños de natación".
Finalmente, funcionó una fábrica de baldosas y diversos servicios de
mantenimiento de redes de agua y cloacas. El edificio posee torres macizas
levemente exentas, y sendos balcones que jerarquizan los accesos en la parte
central de cada tramo de fachada, agregando contrafuertes interior y
exteriormente. Una platea de cemento con hierros, a 3 metros de profundidad,
abarca toda el área del edificio y recibe las cargas de las paredes perimetrales
y de las columnas. Las fachadas, desligadas en lo funcional y constructivo del
contenido - construídas con ladrillos prensados- , están revestidas con más de
300 mil piezas de terracota, esmaltadas y sin esmaltar, fabricadas especialmente
para esta obra en Inglaterra, por la firma Royal Doulton & Co., de Londres, y la
Burmantofts Company, de Leeds.
Como un mecano de alta precisión, las piezas de
terracota eran colocadas sobre el frente a manera de piezas premoldeadas, con su
ubicación perfectamente definida en planos y con un número en su parte posterior
que indicaba la posición relativa sobre los ladrillos de cada fachada. Los
espesores de estas paredes oscilan entre 1,80m en PB y, 0,60 en el nivel de
cornisamiento superior. Se destacan los escudos en relieve de cada una de las
provincias argentinas, los de la Nación y de la Capital federal. La tonalidad
terracota de PB se realza con el ocre de los sectores que sobresalen de la
fachada (pilastras); contrastando con la apariencia de los paños horizontales de
color celeste verdoso. Se suman ocho cariátides de hierro fundido ubicadas en
las jambas de las ventanas de los cuerpos centrales en las cuatro fachadas,
provistas por la firma W.Macfarrlane & Co., de Glasglow.
Implantado en la manzana determinada por la Avenida Córdoba, Riobamba, Viamonte
(ex Temple) y Ayacucho, este depósito distribuidor se levantó en armonía con los
edificios del barrio, tanto públicos como privados que, por entonces, se estaban
construyendo activamente. El proyecto del Gran Depósito de Servicio, habla
claramente de las intenciones del Gobierno Nacional de expresar la importancia
de las obras de saneamiento realizadas en la Capital, en una construcción que
permitiera el lucimiento negado a la infraestructura subterránea.
Referencias Históricas y Testimoniales: El gran Depósito Ingeniero Guillermo
Villanueva es un caso referencial de la arquitectura del siglo XIX en el país.
Constituye un testimonio fehaciente de una propuesta ornamental inédita en las
construcciones de la época. El Gobierno decidió a poco de iniciadas las obras de
salubridad, privatizarlas por falta de fondos oficiales. Sancionó una ley de
arrendamientos de explotación y terminación de las obras, haciéndose cargo de la
misma la Empresa Samuel B. Hale y Co., la que entonces, por acuerdo con la firma
Water Supply and Drainage Co. Ltd., nombró a Juan B. Médici concesionario de sus
derechos y obligaciones, que incluían levantar el edificio en su obra de
mampostería y su estructura metálica.
En diciembre de 1886, fue licitada en
Europa la provisión de los componentes de la estructura, la que fue contratada
con la firma belga Marcinelle y Coulliet. Los ladrillos comenzaron a fabricarse
en una fábrica de San Isidro. Originalmente, se pensó recubrir los cuatro
frentes del edificio, con mármoles y granitos de las distintas provincias
argentinas. Por cuestiones de tiempos de obtención y traslados, se modificó el
proyecto para utilizar exclusivamente piezas de terracota inglesas. Con el
crecimiento de la ciudad, el Depósito tuvo dificultades para abastecer agua a
los edificios con más de veinte metros de altura. Se construyeron entonces dos
depósitos de gravitación, de similar capacidad, en zonas más altas (Devoto y
Caballito) para poder satisfacer la demanda. Desde hace aproximadamente 40 años,
está fuera de uso y hoy en sus instalaciones funcionan el Museo del Patrimonio
Histórico, el Archivo de Planos Domiciliarios, y dependencias administrativas de
Aguas Argentinas. Este Palacio fue declarado en 1987 Monumento Histórico
Nacional.
_Entre las calles Ayacucho y Junín
estaba la conocida quinta de Bustillo sobre Córdoba que en 1871 rematara
Florencio Madero. También Madero remato en esos tiempos la casa que había
ocupado con sus hijos la viuda del Gral. Urquiza Dolores Costa. Quedaba en
Riobamba entre Lavalle y Tucumán. Era un palacete con trece grandes ambientes,
galpones, cocina, bodega, altillo, cochera, caballeriza, gallinero, un aljibe y
un gran parque.
_180 son las columnas metálicas que conforman su estructura, dispuestas en
damero.
_12 son los tanques de agua, distribuidos en 3 pisos. Los tanques del primer
piso fueron desmantelados en 1915, cuando comenzó a funcionar el deposito de
Caballito.
_72.300.000 de litros es su capacidad total. Para tener un
parámetro debemos
tener en cuenta que para 1877 Buenos Aires solo tenia un deposito de agua que
proveía “nada mas” que unos módicos 2.700.000 litros (el de Plaza Lorea)
35 metros sobre el nivel del mar es su altura, esto para darle mas
presión de
bajada al agua almacenada.
90 x 90 metros: es la medida de la planta, con un patio central abierto de 17
metros de lado.
130.000 ladrillos esmaltados componen su frente,
traídos de Bélgica e
Inglaterra.
1887-1894: es le periodo que duro su
construcción.
20 fueron los años que brindo su servicio a pleno.
1,80m y 0,60 son los metros del espesor sus muros.
170.000 piezas de cerámica podemos encontrar en la fachada.
Hoy funcionan en este bellísimo palacio las oficinas de AYSA, la Biblioteca
Agustín González, el Archivo de Planos Históricos y domiciliarios y el Museo del
Agua y de la Historia Sanitaria.
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