MIRADOR

 

COMASTRI

 

 

Arcón de Buenos Aires

 

 

 

MIRADOR COMASTRI

 

Antigua casa quinta conocida por "el mirador",

otro sobreviviente del siglo XIX. Fue el lugar más alto de la zona.

 

Construido en 1875

 

Entre las casas quintas que aun subsisten queda la de "El Mirador" de la familia Comastri, entre las calles Loyola, Fitz Roy, Bonpland y Aguirre frente a la seccional N° 29 de la Policía Federal. En la actualidad, allí, funciona la Escuela Técnica N° 34 "Ingeniero Enrique M. Hermitte" .

Su clásico mirador era visto desde lejos por la chatura del barrio, ofreciendo un aspecto campestre, acompañado de diversos tipos de palmeras plantadas hace muchos años.

 

Se encuentra en Loyola al 1500- Fue una magnífica construcción para la época.

 

 

Pedro Nolasco Calderón

 

El terreno había pertenecido a Pedro Nolasco Calderón capataz principal de la finca de el Gobernador Rosas en Palermo, era quien cuidaba los caballos del Gobernador y  era viudo de Mercedes Barrionuevo con quien había tenido 7 hijos y luego se casa en segundas nupcias en san Benito de Palermo con Candelaria González, de 28 años de edad. De este segundo matrimonio solo tuvo dos hijos. También Calderón era encargado de un matadero y saladero a orillas del arroyo Maldonado perteneciente a Rosas. Allí trabajaban 285 personas. Pedro enviuda por segunda vez luego de ocho años. La extensión de ese terreno abarcaría hoy unas 60 manzanas, cuyos límites serían la Av. Corrientes y Juan B. Justo ( por entonces el arroyo Maldonado, que corría cielo abierto). Hoy forman parte de los barrios de Villa Crespo, Palermo, Colegiales y Chacarita.

 

 

Agustín Comastri

 

Agustín Rafael Comastri, hijo de Francisco Comastri y Clara Piedrachini, no cumplía 30 años cuando cruzó el mar y se vino para la Argentina. Había nacido en Gragnano, comuna de Capannori, provincia de Lucca, en la región de Toscana, Italia, en enero de 1830. Contrajo matrimonio en mayo de 1861, en la iglesia Nuestra Señora de la Piedad con su novia de origen italiano Clementina Cataldi.

 

Ya instalados decidieron comprar en un remate junto a su socio Juan Neponuceno Terrero, un terreno en la "Chacarita de los Colegiales", viviendo algunos años en una casita modesta antes de construir su residencia. Fueron padres de diez hijos: Francisco, Rosa, Emilia, Pedro, José, Juan, Ángel, Elisa, Luis y Pablo.

 

Luego en 1866 Terrero vende su parte a Comastri. Agustín Comastri, en 1875 construyó una casa de estilo neorenacentista en su quinta de la zona de Chacarita y que era todavía un trigal. Las actividades que emprendió Comastri en su quinta consistió en la fabricación y venta de ladrillos, ya que disponía de varios hornos con numerosa yeguada para amasar el barro; también se dedicó por momentos al cultivo de moreras y fue precursor en la cría de gusanos de seda. Resultaron notables los viñedos cultivados, con una producción de uvas capaces de transformarse en gustosos vinos". Se supo que el establecimiento vitivinícola de Comastri producía 500 bordolesas al año con más de 100.000 pies de viñas (equivalentes a 112.000 litros de vino cada año). En el sótano de la propiedad guardaba los toneles de vino que producía.

 

Como era habitual en un descampado, la casa poseía un alto mirador.


Aún está en pie, pero convertida en escuela desde hace años, y se ha venido intentando con empeño su recuperación.


 Sin ser una obra singular, el Mirador es también un testimonio de aquellos años
del neo-renacimiento.

En el jardín se destacan especies vegetales importantes: olivos, magnolias y palmeras añosas de gran altura. Antes había una fuente de cerámica ya desaparecida.

 

 



Este mirador renacentista italiano servía para vigilar la llegada de los malones. Está ubicado en el centro de la quinta, destaca su armoniosa cúpula, y abarca una manzana de terreno. Está inspirada en la Catedral de Santa María de Todos los Ángeles de Florencia, Italia. Alguna vez en este observatorio hubo un reloj, de origen italiano, que ofreció la hora oficial por muchos años en la región. También hubo un pararrayos- el primero en la zona- así como una gran lámpara alimentada con gas que se encendía por las noches para orientar a los que llegaban al lugar . En este mirador tuvo su escondite Hipólito Yrigoyen cuando fraguaba el movimiento cívico de 1893.

 

 

Actualmente, los miradores han desaparecido o al menos quedan algunos perdidos entre las gigantescas masas de cemento como" el mirador Massue" .

 

 La cúpula de hierro y vitrales de colores quebrados se eleva desde casi 21 metros en la esquina de Loyola y Bonpland.

 

 

Toda la manzana está rodeada por una base material, con una reja que concluye en barrotes  lanceolados, y con tres portones de acceso, hechos de hierro forjado con bellos arabescos, macizos y seguros, sostenidos por dos pilares de mampostería  de sección cilíndrica, propio del estilo arquitectónico de aquella época. Hay otros detalles importantes: una pieza escultórica  que representa a "La Madre" y un mástil para la bandera, donados por la Asociación cooperadora de la Escuela de Educación Técnica N° 34, que funciona allí.

 

 

  Las habitaciones dan a un balcón de mampostería que bordea a toda la planta alta. Se destacan las columnitas de material característico del estilo italiano, como se pueden encontrar en el centro de la ciudad. Se sube por una escalera de mármol que desemboca en otra de madera, para finalizar en un tercer tramo, de las denominadas de caracol, construida en hierro y con adornos en forma de piñas. La cúspide es de forma cónica, y conserva algunos de los vidrios originales de distintos colores, su interior está pintado a mano, mide 21 metros. En la planta baja al descender encontramos un sótano, cubierto por una tapa de madera lustrada. Una vez abajo hay una entrada a un pasadizo.

 

 

 

En la planta alta hay cinco dormitorios, baños y escalera secundaria, y finalmente una torre con escalera caracol hasta el mirador. En total contaba con 10 habitaciones. Entre los lujos que le dieron fama al lugar no pasaron inadvertidos la iluminación a gas y contar con el primer pararrayos del barrio que aun puede verse. En la terraza de la residencia se realizaban concurridas celebraciones, cuando la cúpula estaba brillantemente iluminada. A través del sótano se accede a diferentes túneles que, se supone, se construyeron obedeciendo a la necesidad de una rápida y furtiva salida en casos de peligro tan frecuentes en aquellos convulsionados momentos de la vida argentina.

 

 

 

 

 

 

El Mirador es de planta cuadrada y tiene cuatro columnas de metal en su frente para sostener una galería. La residencia posee dos plantas de distintas dimensiones, y en el centro de la parte superior se eleva la torre, coronada por una Cúpula adornada con vidrios de colores. En el interior de la casa hay un recibidor; sobre el muro sur una estufa de mármol italiano de color castaño claro; se encuentra una habitación amplia con un cielorraso decorativo. La planta baja se compone  además de una sala con una mesa de centro, dos dormitorios y un baño principal; un comedor diario con una mesa para doce comensales, y un piano. Existió también un escritorio o biblioteca, un vestíbulo, así como también una cocina, despensa y una escalera principal.

 

 

Cielorraso de yeso coloreado en relieve
 

 

 

El conducto subterráneo continuaba hacia el este llegando hasta el arroyo Maldonado, para permitir una salida en casos de peligro muy frecuentes en aquellos tiempos. También se habla de una red de túneles en la zona. Actualmente el pasaje se encuentra cerrado. Cabe mencionar que la propiedad fue muy visitada por figuras políticas que llegaron a presidentes. En ella pernoctaron: Roca y Pellegrini, en los días anteriores a la revolución de 1880, cuando las Fuerzas Nacionales acampaban en los terrenos de Chacarita de los Colegiales. Asimismo, el Gral. Mitre y el Dr. Alem visitaron al señor Agustín Rafael Comastri en su residencia.

 

 

La familia Comastri incursionó el el arte funerario y frente

 al Cementerio del Oeste puso una marmolería.

 

 

 

 

  Don Comastri falleció en 1891 a los 61 años de edad y Clementina la sobrellevó hasta 1918. Están en el Cementerio de la Chacarita en una bóveda de Mármol. Luego de la muerte de Agustín Comastri, los herederos vendieron la propiedad al Estado, que lo convirtió, años más tarde, en sede del actual colegio industrial Enrique Hermitte. Con la reforma educativa de los años noventa, la propiedad pasó a depender del Ministerio de Educación.

 

  Don Agustín donó una importante franja de terreno sobre la calle Dorrego y el antiguo boulevard de Corrientes para que se pudieran tender las vías del ferrocarril  que llegara al que fuera el primer cementerio de La Chacarita (hoy parque Los Andes) tirado por la locomotora "la porteña". Esta locomotora tuvo mucho camino que recorrer llevando los muertos que había dejado "la fiebre amarilla".

 

Las tierras habían pertenecido a los sacerdotes ignacianos quienes las recibieron por donación o compra de Hernando Arias de Saavedra, gobernador de Buenos Aires, allá por el año 1608. Esas estancias se denominaban Chacarita de los Padres, las que luego de la expulsión de los sacerdotes citados en 1767, fueron conocidas por Chacarita de los Jesuitas. Como en el lugar descansaban los estudiantes del antiguo colegio San Ignacio también se la llamo Chacarita de los Colegiales, y/o también huerto de los estudiantes.
 

 

En el predio hoy funciona la Escuela de Educación Técnica N° 34 “Ing. Enrique Martín Hermitte”, cuya comunidad escolar es firme defensora de su preservación. El edificio fue declarado Monumento Histórico, pero su estado de abandono salta a la vista.

 

http://www.hermitte.260mb.com

 

           

 


 

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