Los promotores de la obra fueron los salteños
Emilio San Miguel y David Ovejero, dueños de gran fortuna y propietarios de la
casona de 1830 que había en el terreno. Su arquitectura fue inspirada en
las grandes galerías mundiales de la época, este estilo de pasaje cautivaba a
quienes visitaban Europa y tiene sus semejantes en la Galería Vittorio Emanuele
II, en Milán, Italia realizada en el año 1865 y el Pasaje Mädler en Leipzig,
Alemania. Al principio se pensó en levantar el palacio tan sólo sobre la calle
Florida, pero luego se sumó al proyecto el Banco Supervielle, propiedad de los
Pacheco Anchorena y del
lote que miraba a San Martín. Se optó entonces por un edificio-pasaje que
conectara ambas calles mediante una galería de 116 metros.
El emprendimiento fue encomendado al arquitecto italiano Francisco Gianotti,
quien construye la
confiteria Del molino. Francisco Gianotti fue un gran admirador de las galerías de Milán y Turín.
Cuentan que él mismo gestionó un convenio con el Banco Supervielle, propietario
de un terreno en la calle San Martín, para poder hacer un pasaje que llegara
hasta Florida.
El edificio fue inaugurado
el 16 de diciembre de 1915, siendo padrino de la
ceremonia el Ministro del Interior, Miguel S. Ortiz. La bendición fue dada por
Monseñor Mariano Espinoza, Arzobispo de Buenos Aires, en tanto que estuvieron
presentes ese día, el Presidente de la República, Victorino de la Plaza; el Dr.
Indalecio Gómez; el Gral. José Félix Uriburu y los nietos de Martín Miguel de
Güemes, Adolfo y Domingo Güemes. El Dr. Ricardo Rojas pronunció una conferencia
en la sala teatral del subsuelo acerca de la vida del caudillo salteño. La
ceremonia toda fue organizada por el Círculo de la Prensa, en tanto que la
Dirección
General de Paseos adornó con plantas y ramos de flores el pasaje, el teatro
y los salones restaurant. La inauguración de la Galería fue un impacto para toda
la sociedad porteña de la época y el edificio quedó abierto el día después de
aquella jornada, fijándose el precio de la entrada en un peso.66 Tal sensación
causó la Galería que la Revista Técnica de Arquitectura le dedicó un número
especial, en enero de 1916. En él se celebraba que la Galería era “una obra de
gran aliento, la primera en su género que se construye en la América del
Sud y constituye un galardón más para la metrópoli argentina, que con
justo orgullo figura entre las primeras urbes del mundo.”
año 1916
El remate de los 14 pisos está
conformado por dos cúpulas Art Noveau de hierro y vidrio que están siendo
recuperadas. Hasta 1921 estuvieron en el podio. Pero llegó otro coloso y se
quedó con el mérito de edificio más alto.
La Galería Güemes fue considerada el primer rascacielos construido en Buenos
Aires, con sus 14 pisos y 87 metros de altura.
Sus 87 metros fueron un hito de la arquitectura urbana y
todo un alarde de tecnología, ya que los 14 ascensores recorrían 140 metros en
apenas un minuto.
Los
ascensores fueron, para la tecnología de entonces, un alarde de velocidad.
Tenia sistemas contra
incendios que bombeaban hasta 24 mil litros por hora y que eran activados a
través de alarmas eléctricas ubicadas en la planta baja y los subsuelos. Fue considerada una
de las obras cumbres de Art Noveau.
El nombre de la Galería que costó
quince millones de pesos fuertes, rinde homenaje al máximo héroe de la provincia
de Salta, General Martín Miguel de Güemes. El 15 de diciembre de 1915, la
inauguración fue organizada por el Círculo de la Prensa y a ella asistieron el
Presidente de la Nación, Victorino de la Plaza y descendientes del prócer
salteño. Tres mil metros cuadrados ahora
destinados al tango y a las artes de la ciudad. El edificio que lo contiene
marcó una etapa en el crecimiento de Buenos Aires.
El faro
Encendido en su cúpula
a 87 metros de altura servía de referencia a las embarcaciones del Río de la
Plata. Los curiosos esperaban su turno y pagaban veinte centavos para subir
hasta el mirador con telescopio y contemplar desde allí el crecimiento de la
capital. Actualmente el binocular no se encuentra.
El teatro
Fue el mas elegante de la zona dorado a la hoja y
terciopelo azul de Francia, un cabaret y un restaurante; pisos de vivienda que
daban a Florida y pisos de oficina sobre San Martín; en la terraza del piso 14
otro restaurante, con mirador. El teatro contaba con butacas montadas sobre
una losa de hormigón armado que, a su vez, tenía apoyo pivotante capaz de
cambiar la pendiente de la sala. El conjunto daba una impresión que rozaba lo
futurista, alli se estrenaron obras de distinguidos autores argentinos. En
este teatro que funcionaba
en el subsuelo cantó
Carlos Gardel, el 27 de
febrero de 1917, y también actuó
Pepe Biondi. El teatro
que aun esta en vigencia se denomina Astor Piazola. También actúo Pepitito
Marrone. El director Alan Parker en el 90 con Antonio Banderas y Madona en Evita
estuvieron alojados alli y filmaron escenas. También se filma alli Gatica, el
mono. El teatro
contaba con butacas montadas sobre una losa de hormigón armado que, a su vez,
tenía apoyo pivotante capaz de cambiar la pendiente de la sala.
La Galería Güemes en sus comienzos. Se puede apreciar una de las cúpulas
originales, que fueron tapadas en la década del 40 y recuperadas recientemente. Los distintos sectores contaban
con refrigeración, calefacción y ventilación forzada, y hasta fue comidilla por
indiscreto el tablero luminoso que informaba acerca de la ocupación de las
oficinas. Un sistema de tubos neumáticos servía de correo interno del edificio. El edificio conecta
las calles San martín y Florida, por medio de un pasaje comercial.
No menos impacto causó la
combinación de iluminación natural y artificial de la bóveda y la broncería del
pasaje.
haga
click en la imagen para ampliar
Galerías Güemes a la izquierda y vista a la tienda Gath y Chaves.
La Galería Güemes también
situada en esta calle es uno de los ejemplos más representativos, ubicados en
Buenos Aires, de este movimiento arquitectónico internacional que surge en
Europa a fines del Siglo XIX
y se extiende
a la Argentina en forma contemporánea. Buenos Aires posee obras muy
significativas de la tendencia italiana.
En el primer subsuelo se
ubicaron los depósitos de los locales comerciales.
Éstos, que preveían una excelente iluminación y ventilación, eran además,
servidos por un carril destinado al transporte de mercaderías desde la entrada
al
pasaje. El segundo subsuelo fue destinado para la construcción de un restaurante
y un teatro. Ambos espacios tuvieron que ajustarse a las disposiciones vigentes
con respecto a teatros en casos de siniestros. En el tercer subsuelo se
instalaron
las salas de máquinas, las bombas, los tableros y los locales auxiliares.
La historia de los rascacielos porteños
arranca con la construcción de las Galerías Güemes, en Florida 165. Inauguradas
en diciembre de 1915.
La Galería Güemes fue considerada el
primer rascacielos construido en Buenos Aires, con sus 14 pisos y 87 metros de
altura.
En el último piso la casa Grimaldi
Sabirana y Cía, había instalado un poderoso telescopio para que el público por
solo 25 centavos gozara de observar una gran panorámica de la ciudad desde esa
altura. El mirador permaneció cerrado durante 30 años.
El pasaje, techado con una bóveda
de cañón corrido, fue diseñado con 116
metros de largo, 8,5 de ancho y 14 de alto en su parte central. La perspectiva,
sería ininterrumpida desde Florida hasta San Martín de no ser por la presencia
de
los dos halls de 12 m. por 12 m, coronados por sendas cúpulas circulares de 20
m. de alto apoyadas a su vez en 8 columnas.
Sobre Florida uno de los locales
sería ocupado desde 1917 por la
sastrería Tow, propiedad del comerciante norteamericano Martin Tow, quién en
1928, fascinado con el edificio, adquiriría la mayor parte de las acciones del
mismo. Casa Tow era una camisería muy
importante.
Galería Güemes entrada por San
Martín.
Hacia la década de
1910 Florida era una de las calles con más movimiento comercial de Buenos
Aires, y peatonal 10 horas al día. Sobre ella se habían edificado casas de
clase alta en las últimas décadas del siglo XIX.
Galería Güemes sobre Florida
antes del incendio
y se observa la entrada del teatro La Florida.
Se observa en su fachada un
arco de triunfo y mascarones de facciones facetadas.
Entrada a oficinas
El sistema de calefacción original
estuvo a cargo de las casas Grouvelle
& Arquembourg, Liebner y la Compañía Nacional de Calefacción. Como era
por vapor a baja presión, la sequedad del aire que esto generaba, fue compensada
con una inyección de agua enfriada y vaporizada. La renovación de aire de
los subsuelos se producía 8 veces por hora, en tanto que para el servicio contra
incendio fueron previstas tres motobombas capaces de elevar 24.000 litros por
hora cada una hasta los 80 metros. En el primer piso, planta baja y subsuelo
fueron distribuidos 72 avisadores automáticos de incendio marca Siemens-
Schuckert. Las instalaciones eléctricas estuvieron a cargo de la casa Gino
Cavallari y la casa Laborde.
Entrada a oficinas. La
instalación de los ascensores, así como también la de los montacargas y
montaplatos,
correspondió a la casa Otto Franke & Cía.
Observen los detalles de broncería de los escaparates
y de las puertas de los ascensores.
En la década del ’20 la galería
empezó a cobrar mala fama, ya que las
dos salas del subsuelo se convirtieron en “antros” de la mala vida: el cabaret
“Abdulla Club” y el “Teatro Florida”, que en los ’70 llegó a dedicarse a los
espectáculos de streap-tease. Era común escuchar también que los departamentos
de la torre superior fueran utilizados para hacer el famoso “cuento del
tío” a los desprevenidos que llegaban del interior del país. En aquellos pisos
superiores existió durante mucho tiempo un hotel, en el que solían alojarse
artistas
extranjeros y nacionales. Durante algunos años, la Galería también supo albergar
a las redacciones de las revistas Nativa, Tía Vicenta y El Correo de la
Tarde. El piso 14° fue completamente reformado hacia 1930, realizándose
compartimentaciones que deformaron el espacio original del restaurante. Por
esa época también desapareció la farola que coronaba la torre.
Una típica muestra notoria de ese
Art Nouveau tardío y manierista que usaba Gianotti, mezclado con estilos
bizantinos, esculturas en bronce y mármol, y luminarias modernistas, todo
inscripto y controlado por proporciones impecablemente clásicas. La altura de
semejante edificación no estaba permitida en Buenos Aires.
Algunas cariátides desaparecieron.
Afortunadamente no fueron retiradas, sino que permanecen ocultas bajo una
cubierta removible ubicada sobre la marquesina del banco. En cambio, permanecen
a la vista las de la otra entrada lateral.
Todos los locales comerciales
fueron
conectados con los depósitos del subsuelo por medio de cómodas escaleras
de mármol.
Entrada a oficinas
Este edificio "entrada Mitre"
llega hasta el mirador.- La confitería estaba en el piso 14 antiguamente-
Sus
curiosos capiteles estan formados por leones.
Entrada
sobre San Martín.
Entrada
sobre Florida. El Teatro Florida,
con capacidad para 300 personas fue reinaugurado hace pocos años y es un
ambiente ideal para celebrar congresos, convenciones, conferencias, etc.
A fines de los años ‘10 las máximas alturas de la ciudad de Buenos Aires
estaban dadas por la cúpula del Congreso Nacional (la más alta de todas), el
Railway Building, la Galería Güemes, las torres de La Inmobiliaria y la torre de
65 m. que coronaba la ampliación del Palacio Municipal, ocurrida a
comienzos de la década. Tampoco podemos dejar de mencionar al Edificio Otto
Wulf, obra del arquitecto danés Morten F. Rönnow. Situado en la esquina NO de
Belgrano y Perú, otra “mole” de casi 60 metros, compuesta por 11 niveles altos,
doble mirador y doble cúpula que habían sido construidos entre los años 1912 y
1914 para sede de la legación del Imperio Austro-Húngaro. Sin embargo, no
faltaba mucho para que un nuevo coloso superara en altura a todas las
construcciones
de la ciudad. A comienzos de la década del ’20, la Avenida de Mayo
volvería a sorprender a la opinión pública porteña con la edificación del
Palacio
Barolo, símbolo máximo de la arteria.
El primer cuerpo del
edificio fue compuesto en base a un esquema de
planta baja con locales comerciales y cinco pisos altos. Los pisos 3°, 4° y 5°
fueron destinados a oficinas y a escritorios, en tanto que los pisos 4° y 5° con
frente a San Martín, fueron diseñados para establecimiento de baños (turcoromanos,
aromáticos, hidroterápicos, helioterápicos, etc.); incluyendo una gran
terraza con piscinas para quien quisiera bañarse al aire libre.
Los pisos 6° a 12° fueron
destinados a departamentos
con las máximas comodidades; en total, 58 viviendas compuestas
por una sala de estar, un dormitorio y un baño. El piso 14° (como en la mayoría
de los rascacielos norteamericanos, en la Galería Güemes no existe el piso 13°)
fue acondicionado para albergar al gran salón restaurant de 21 por 30 metros,
cuyos ventanales corridos (bow-windows) eran utilizados como mirador.
En 1947 el edificio fue adquirido
por los hermanos Diaberkirian, quienes
pusieron en marcha una reestructuración del mismo, tanto en cuanto a su uso, a
raíz de la presión inmobiliaria, como en lo que refería al lenguaje, realizando
modificaciones en su fachada principal. Así fue como en 1960 el estudio Miglia
y asociados incorporó 600 metros cuadrados más para oficinas debajo de la
bóveda del lado de la calle Florida. También en 1968, con la nueva Ley de Alqui-
leres los pisos 6° a 14° pasaron a transformarse en oficinas. Sin embargo, el 10
de septiembre de 1971 un devastador incendio causó la destrucción total de la
fachada y de la parte nueva de Florida, quebrando para siempre la integridad de
la arquitectura del edificio. Finalmente, en 1997 los hermanos Diaberkirian
venderían el paquete accionario a un grupo bancario. Como curiosidad podemos
decir que el local de la sastrería Tow sería ocupado por la primera sucursal
porteña de los alfajores marplatenses Havanna.
En 1967
se produjo un incendio que destruyó todo desde la entrada hasta la primera
cúpula del hall central. Las reparaciones se hicieron sin conservar el estilo ni
la decoración originales otorgándole a la construcción unas líneas rígidas que
desentonan con el conjunto. El gran problema que se planteó con la fachada sobre
Florida, fue que en esa época la arquitectura del pasado no se tenía en cuenta,
la filosofía entonces era la del bulldozer (topadora). El de Florida es un mal
frente de la década de los 60.
El
10 de septiembre de
1971 otro incendio azotó el
frente de la Galería Güemes, donde existía una camisería llamada El Cisne,
causando serios daños a su estructura e interiores. El frente de la
calle Florida quedó destruido, y fue diseñada una nueva fachada de
estilo moderno, con un
muro cortina de vidrio,
rompiendo el aspecto y la integridad del edificio original. También se aprovechó
para construir un entrepiso. Luego de años de decadencia y pérdida de
valor, la administración de la Galería Güemes decidió encarar trabajos de
restauración del edificio, encargados al estudio del arquitecto Reinaldo Lemos
en 2004. Se descubrieron las
claraboyas, que estaban
tapiadas con
hormigón, se recuperaron
pinturas murales y se llevaron adelante trabajos de enlucido de los
bronces. En 2008,
las obras generales fueron concluidas. La restauración finalizó con la
instalación del complejo Astor Piazzolla.
En 1987 la Galería fue
reconocida por el Museo de la Ciudad como "Testimonio vivo de la memoria
ciudadana". En abril de 2010, fue abierto al público el mirador de la
Galería Güemes, permitiendo a los visitantes una vista en 360 grados de las
alturas de Buenos Aires.
Desde
el piso 6 al 12 originalmente la galería tuvo un petit hotel. Uno de los personajes
destacados que se alojó
quince meses en un departamento de la calle San
Martín, fue el escritor y aviador francés
Antoine de Saint-Exupéry,
que escribió allí su libro
"Vuelo nocturno"
que trataba de los pilotos que como el volaban en la oscuridad. Llegó
en 1929.
Los departamentos de
soltero se comenzaban a convertir en oficinas en el año 1968, antes
de esto Antoine autor de “ El Principito” se alojó aquí en el
sexto piso en el año 1931 cuando trajo como mascota de su viaje al
Sur a un cachorro de foca que tenía en la bañera durante su estadía.
Cuando el viajaba la encargada del hotel la alimentaba con un plato
de pescado fresco diariamente. Al principio en su correspondencia el
aviador calificaba Buenos Aires como una ciudad con gente triste y
una enorme ciudad de cemento. A su madre le escribió: En esta ciudad
soy un prisionero. Saint se dedica a volar de noche y abrió nuevas
perspectivas para el trafico aéreo. En esa época los aviones no
contaban con radar, ni equipos de radio. Se guiaban prácticamente
por las estrellas. De a poco el afamado aviador fue adaptándose a la
ciudad. Conoció el tango y escuchó a Carlos Gardel. Visitó los
cabarets de Armenonville y un Buenos Aires nocturno. Comenzó un
romance que termina en casamiento en Francia con Consuelo. El abril
de 1943 publica en medio de un clima bélico por la segunda guerra
mundial "El Principito". Demás esta decir que el escritor se lo
pasaba dibujando principitos y afirmando que ese era el niño que el
llevaba dentro. En 1944 falleció cayendo su avión en medio del
mediterráneo en medio de una operación bélica.
En la terraza tuvo su estudio el pintor
Juan Carlos Lamela.
Cuando
se inauguró, los locales de planta baja eran ocupados por firmas importantes de
la época, Cía. Argentina de Tabacos, Kalisay J. Greciet y Cía. (muebles), Luis
Tirasso (vino de Mendoza), Biblioteca Argentina, Grimaldi Subirana y Cía.
(óptica y precisión), A. F. Belahunde y Cía. (pianos), Martín Marcó y Cía.
(cigarros habanos elaborados con materias primas del país), Van Riel (exposición
de fotografía artística), Agua Mineral Salta y La Vascongada.
Durante mucho tiempo fue el punto
más alto del país hecho por el hombre.
La fachada de Florida esta totalmente modificada pero la de San Martín aun se
mantiene y conserva rastros de su antiguo esplendor.
En la terraza existió un
mirador y una confitería.
La galería no tiene piso 13
salta del 12 al 14, donde estaba la confitería.
Alejandro Romay comenzó en Radio
Libertad su actividad en el subsuelo de la galería.
El barco que traía los mármoles italianos
para la fachada sobre Florida fue hundido por un submarino alemán.
La galería tiene sus fantasmas, como el de la joven artista del
teatro de varieté que se arrojó sobre la cúpula atravesando los
vitraux de colores.
En la galería se instaló en el año
1917 el primer local de la cadena Bonafide destinado a la venta de café e
instalando la primera tostadora de granos de café un hecho inédito para esa
época.
El Museo de la Ciudad - Secretaría
de Cultura, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires reconoce a la Galería
Guemes como “testimonio de la memoria ciudadana” por haberse mantenido hasta el
presente conservando su carácter y decoración original. 29/04/87.
Varios teatros de revista se
habían instalado en el subsuelo. En el "burlesque" llegó a actuar
Carlos Gardel. El Zorzal Criollo se presentó la noche del 27 de febrero de 1917.
La decadencia del cabaret empezó después de los 60. Se dejaron de hacer
espectáculos en vivo y terminó siendo una sala de proyección de películas
condicionadas. Hace dos años el Complejo Astor Piazzolla restauró cada
centímetro del antiguo teatro. Hace medio siglo está identificada con la venta
de perfumes. Los negocios de esencias en su nave principal van por la tercera
generación de la misma familia de perfumistas.
La Galería Guemes tenía el teatro
subterráneo llamado teatro Florida y el lujoso cabaret llamado Abdulla Club y
tenía un restaurante en el ultimo piso.
Julio Cortazar y un grupo de
amigos solían frecuentar la galería en busca de aventuras eróticas.
SABIAS?
EL PRINCIPITO SE
ESCRIBE EN EL AÑO 1943. SU AUTOR VIVIÓ UN TIEMPO EN BUENOS AIRES EN LA GALERÍA
Güemes Y TENIA UNA FOCA EN LA BAÑADERA.
Desde el piso 6 al 12 originalmente la galería Guemes tuvo un petit hotel. Uno
de los personajes destacados que se alojó quince meses en un departamento fue el
escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, que escribió allí su libro
"Vuelo nocturno" que trataba de los pilotos que como el volaban en la oscuridad.
Llegó en 1929. Antoine autor de “ El Principito” se alojó aquí en el sexto piso
en el año 1931 cuando trajo como mascota de su viaje al Sur a un cachorro de
foca que tubo en la bañera durante su estadía. Cuando el viajaba la encargada
del hotel la alimentaba con un plato de pescado fresco diariamente. Al principio
en su correspondencia el aviador calificaba Buenos Aires como una ciudad con
gente triste y una enorme ciudad de cemento. A su madre le escribió: En esta
ciudad soy un prisionero. Saint se dedica a volar de noche y abrió nuevas
perspectivas para el trafico aéreo. En esa época los aviones no contaban con
radar, ni equipos de radio. Se guiaban prácticamente por las estrellas. De a
poco el afamado aviador fue adaptándose a la ciudad. Conoció el tango y escuchó
a Carlos Gardel. Visitó los cabarets de Armenonville y un Buenos Aires nocturno.
Comenzó un romance que termina en casamiento en Francia con Consuelo. El abril
de 1943 publica en medio de un clima bélico por la segunda guerra mundial "El
Principito". Demás esta decir que el escritor se lo pasaba dibujando principitos
y afirmando que ese era el niño que el llevaba dentro. En 1944 falleció cayendo
su avión en medio del mediterráneo en medio de una operación bélica.
Frases del principito de
Antoine de Saint-Exupéry
“Sólo se conocen bien las
cosas que se domestican”
“No se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”.
“Todas las personas mayores
fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)”
"Tú no eres para mí todavía
más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito.
Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros
cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad
el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el
mundo".
“Fue el tiempo que pasaste
con tu rosa lo que la hizo tan importante.”
“No era más que un zorro
semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el
mundo.”
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