Allí también se celebraron
entusiastas carnavales junto al río. Durante las fiestas patrias, se
programaba el rasante vuelo de palomas con sus alas pintadas de celeste y
blanco.
Aun siguen en pie faroles originales importados de Francia; la glorieta que, a
la altura de avenida Belgrano.
Los frecuentadores diurnos eran reemplazados por visitantes de otro nivel,
arribados en lustrosos Ford A y T, que se estacionaban en tres filas frente a
las confiterías La Rambla, Brisas del Plata, Juan de Garay y La Perla, y la
cervecería Munich, todas construidas por el arquitecto húngaro Andrés Kálnay.
La declinación comenzó en la década del 40
impulsada, entre otros motivos, por la creciente contaminación del río.
La
primera queja por contaminación fue en 1830, por los saladeros.
En lenta agonía, desapareció todo, o casi. Si uno
se dirige ahora hacia el Sur por la Avenida de los Italianos, se topará con un
palacete art déco en el que funcionó la confitería Munich, como se llamaba a la
más famosa cervecería que tuvo la ciudad.
Para los
más osados y con ansias de aventura, estaba el Parque de diversiones llamado
Parque Genovés. Se calcula que más de 20.000 personas pasaban por allí cada fin
de semana. Era una salida económica y popular, que podía disfrutar toda la
familia.
Hasta el 10 de junio de 1945, el volante
de los vehículos estaba a la derecha y se circulaba por la izquierda, como en
Gran Bretaña.
Imagen de la Costanera Sur con gente y en pleno auge porteño. Se observa el
espigón Plus
Ultra.
Año 1955-Hace
más de 50 años, la Costanera Sur era uno de los paseos públicos que más gente
atraía. Sin embargo, con el paso del tiempo, llegó la decadencia y el Río de La
Plata
se volvió prohibido. A medida que las aguas se fueron contaminando, este
histórico lugar se convirtió en una especie de patio trasero de la ciudad. El
esplendor decayó y la zona fue elegida como un depósito de escombros de las
demoliciones que se hicieron para construir las primera autopistas. Los
sedimentos del dragado del Río de La Plata también se sumaron a la Costanera Sur
como relleno.
Turistas
en costanera sur-La
Costanera y el Antiguo Balneario Municipal
abarcaban un ancho paseo arbolado
paralelo al puerto que enfrentaban al río.
La pérgola de la
costanera sur. En la escultura puede apreciarse la figura de este
caballero VIALE sosteniendo en su mano derecha un salvavidas y en una actitud pronta a
brindar su ayuda.
=Balneario
y monumento a Luis Viale =
LUIS VIALE ...(Era banquero y fue héroe de un naufragio frente a esas costas).
El monumento de Luis Viale originalmente estaba en la Recoleta. Fue una obra
realizada por el escultor italiano, Tabacchi Eduardo.Se recuerda la valentía y
templanza del empresario Luis Viale, que sacrificó su vida en el naufragio del
vapor América, ocurrido en estas aguas del Río de la Plata a fines del siglo
XIX. Viale en medio del accidente marítimo había cedido su salvavidas a la
señora de Marcó del Pont que se encontraba embarazada y ella se salva. La
escultura se exhibió en el balneario y cuando el esplendor del balneario se
apagó, y fue retirada del lugar en la intendencia de Cacciatore que se
caracterizó por quitar de los sitios públicos verdaderas obras de arte e interés
histórico. Tiempo después la estatua de Viale fue vista en un viejo corralón
municipal al costado de las vías frente al hipódromo de Palermo hasta que
nuevamente fue colocada en la costanera Sur.
Espigón
Plus Ultra
Espigón
Plus Ultra- antiguo mirador al Río de la Plata - El
circulo rojo muestra la ubicación de la Fuente de las Nereidas. Este sector de
la rambla definido entre el Espigón Plus Ultra y la Pérgola de Luis Viale era
antiguamente conocido como "el balneario" de la ciudad, con sus sistemas de
escalinatas y su tradicional secuencia de bancos y farolas, y era un lugar
obligado de reunión y esparcimiento.
La obra, el "Plus Ultra", del
escultor José Lorda, fue emplazada en la Costanera Sur, en el remate del espigón
que lleva el mismo nombre.
Espigón Plus Ultra
Su antigua
función de mirador al Río de la Plata es reemplazada -Los
viejos vestuarios o casillas para bañistas del espigón Plus Ultra, cuya terraza
se metía en el río, fueron tomados hace unos años y allí llegaron a vivir 80
personas. Actualmente esa gente fue ubicada en hoteles, albergues y hogares de
tránsito.
En la
punta del espigón se encuentra la obra, el "Plus Ultra", del escultor José Lorda.
Es un
homenaje al hidroavión Plus Ultra tras su travesía realizada en 1926 entre
Madrid y Buenos Aires. Se trata de un monumento evocativo -en la imagen de
bronce de Icaro- del vuelo transatlántico realizado por Ramón Franco Bahamonde a
bordo del Plus Ultra. Fue fundida en el arsenal de guerra Esteban de Luca en
1928.
foto actual-Para que la Costanera vuelva a ser lo que era se
decidió conservar elementos originales como los faroles y se construyeron
réplicas de lo que se perdió, como los bolardos y los baldosones de granito
gris. Estos siguen el diseño original de las veredas de 15 metros de ancho, que
fueron concebidas por el paisajista Benito Carrasco cuando fue director de
Paseos de la Ciudad a principios del siglo pasado.
Aun se
conservan estas escaleras que fueron testigo del balneario porteño en su auge.
Hoy en día, la extensión de la zona de relleno ha reducido el sector a una
estrecha laguna.
También se recuperaron las históricas farolas estilo francés que caracterizan el
lugar. La pérgola, a la altura del boulevard Azucena Villaflor (continuación de
la avenida Belgrano) también fue refaccionada. El anfiteatro, con capacidad para
2.500 personas, frente a la estatua de "Las Nereidas", de Lola Mora volvió a ser
escenario de espectáculos al aire libre y gratuitos.
Imagen
de la Costanera Sur en el año 1920 sin gente.
Desde la inauguración del paseo costanero, en 1918, las familias porteñas se
refrescaban en el agua y merendaban en las antiguas confiterías, diseñadas por
el arquitecto Andrés Kalnay. Hoy, de las cuatro existentes, sólo la estructura
art déco de la vieja Munich está en condiciones, donde funciona el Museo de las
Telecomunicaciones. Las
confiterías que conforman el lugar como la Munich, Brisas del Plata, La Perla y
La Rambla ya que eran lugares preferidos en el paseo costero dominguero por la
avenida Costanera.
Imagen
de la Costanera Sur HOY
|
haga click en la
imagen para ampliar
La
pérgola de la costanera sur hoy (VARIAS FOTOS)-
El
monumento de
Luis Viale. Reserva ecológica.
En un
vértice de la reserva ecológica se alza una escultura que data de 1937,
realizada en mármol de Carrara: La Ola. Representa a una bella mujer rodeada por
la fuerza del mar, y es obra del argentino Nicolás Isidro Bardas, nacido en
1871, y discípulo de Lucio Correa Morales.
Ubicada
frente a la Reserva Ecológica, este nostálgico boulevard de árboles centenarios
se extiende por aproximadamente 20 cuadras, desde la rotonda de la Avenida
España, en Dársena Sur, hasta el Yacht Club Argentino en el extremo sur de
Dársena Norte.
La costanera fue creada en 1918 como balneario municipal; hoy es ideal para
tomar sol, andar en bicicleta o rollers, jugar al fútbol o pasear. Con veredas
anchas y largas extensiones de espacios verdes, este parque cuenta con un
mirador desde donde puede verse la Reserva Ecológica Costanera Sur.
Se pueden
destacar las tres lagunas extensas que forman parte de esta reserva ecológica,
llamadas: Laguna de las Gaviotas, que esta rodeada por los Senderos del Medio,
de los Alisos y de Los Lagartos; la Laguna de los Patos, rodeada de los Caminos
o Senderos de los Lagartos, de los Plumerillos y del Medio; y la Laguna de los
Coipos, que se extiende en forma horizontal rodeada por el Sendero de los
Lagartos y la Rambla de la Costanera Sur. Entre los senderos de los Alisos y de
los Sauces se encuentra la Playa Recreo.
La Reserva Ecológica posee para sus diferentes recorridos internos espacios
especiales para descanso y recreos, bancos para picnic e interesantes miradores.
La pérgola de la
Costanera Sur hoy.
Los trajes de baño
eran del cuello hasta las rodillas
COSAS DE LA VIDA!!! Antes
los hombres no podían andar con el torso desnudo y las mujeres tenían que salir
del agua bien tapadas, para ir derecho al vestuario. Como las mallas eran de
lana, todas cerradas, se morían de calor. Después salieron unas de material
elástico, que tenían cinturón, la pierna bien baja y media pollerita. En la
época colonial y durante el primer período revolucionario 1880 aproximadamente,
las ordenanzas policiales prohibían los baños mixtos, pero esas reglas nunca
fueron respetadas. Los trajes de baño eran del cuello hasta las rodillas. Las
mujeres que concurrían a los balnearios iban acompañadas por un bañero que les
cargarían las capas para propiciar el baño. Los hombres frecuentaban un sector y
las mujeres otros bien lejanos. Había casillas para vestirse. Se prohibía el uso
de anteojos de teatro u otro objeto como largavistas asi como situarse en la
orilla como espectador cuando se bañaban mujeres. Fue en 1840 cuando surgieron
los primeros shorts de baño para hombres, que carecían de elástico y que, cuando
se empapaban, se caían hasta los tobillos. Para evitar esas situaciones
embarazosas, Charles Goodyear diseñó en 1844 un modelo de una sola pieza, que
cubría de pies a hombros. A principios del siglo XX, los hombres lucieron
bañadores formados por pantalones hasta las rodillas y camisetas de manga corta.
Las mujeres, en cambio,
vestían camisones, medias y zapatillas. Hasta 1912, las damas, además de tener
que bañarse en zonas distintas de las de los hombres, iban custodiadas por
doncellas que las transportaban hasta la orilla en casetas sobre ruedas. En
1922, los hombres empezaron a lucir sus torsos, pero las mujeres todavía se
bañaban con pantalones de franela y vestidos ornamentados con lazos y puntillas.
Pero en 1930, la firma Jantzen fabricó unas mallas elastizadas para mujeres que,
posteriormente, dieron lugar a los bañadores de una sola pieza. Los bañadores
femeninos perdieron definitivamente las mangas y las medias. Los diseñadores
empezaron a fabricar unos modelos de algodón que marcaban de forma sugerente la
figura femenina. El nadador norteamericano Johnny Weissmuller ganó la medalla de
oro en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928 en calzoncillos largos sumamente
incómodos y de algodón que lejos de repeler el agua funciona como una gran
esponja. Fue la madre del emperador Napoleón III la reina de Holanda Hortensia
de Beauharnis quien marco un estilo para su época. En 1812 lucio un traje hecho
de punto en color chocolate, bajo una túnica de manga larga. Pantalón a la
turca, ceñido en los tobillos, y en el pelo una carlota al estilo de su gorra de
dormir. Este modelo fue el arquetipo de los trajes de baños de su época, hasta
finales del mismo siglo.
"El traje de baño admitido es todo aquel que cubre el cuerpo desde el cuello
hasta la rodilla". (Reglamento de Bañistas. Mar del Plata, 1888)-
_En
1830 fue Juan Manuel de Rosas que había decretado que las personas que
concurrían a los baños del río lo hagan ocupando los hombres la parte izquierda del muelle hasta
Recoleta y las mujeres y los niños de 7 años en el sector de abajo a la derecha del
mismo punto.
IMPORTANTE
LA TRAGEDIA DEL VAPOR
"AMÉRICA" -1871
A fines del siglo XIX y avanzado el XX,
el barco que hacía el trayecto Buenos Aires - Montevideo y viceversa tardaba
toda la noche en cruzar el río.
El sábado 23 de diciembre
de 1871, numerosas familias partían hacia las quintas de San Isidro, para pasar
las fiestas de Nochebuena y Navidad. Otras, en cambio, se aprestaban a cruzar el
río a bordo del vapor Villa del Salto o bien en el América, para reunirse con
sus familiares y amigos de la vecina orilla. El vapor América, era una joya de
la navegación fluvial, un verdadero palacio flotante. Había sido construido en
los astilleros Mc Kay, de Aldrey, Boston, en 1868 y fue botado el22 de febrero
de ese mismo año. Era del tipo de los que navegaban en el Mississippí y fue
adquirido por el comandante Bossi y dos socios accionistas.
El América tenía matrícula
italiana, desplazaba 1.040 toneladas, tenía máquinas de 860 caballos, y navegaba
a una velocidad de 18 nudos.
La noche del 24 de diciembre de 1871,
el vapor América zozobró en la mitad del río. En esa catástrofe se ahogaron
ciento treinta personas porque los salvavidas no alcanzaron para todos los
pasajeros. Entre los pasajeros iban Augusto Marcó del Pont y Carmen Pinedo
Quesada que se encontraba embarazada, también viajaba el Sr Luis Viale un
comerciante italiano cofundador del Banco de Italia, personas que el destino los
uniría trágicamente en pocas horas.
Luis
Viale,
de unos cincuenta años, ya se había puesto su salvavidas cuando advirtió
que una señora muy joven y embarazada no lo tenía; entonces, sacándoselo, con
tranquila abnegación, se lo ofreció. Él desapareció en el río y ella se salvó.
La Municipalidad de Buenos Aires dispuso erigir la estatua de
Viale
en el acto de entregar el salvavidas en su tumba y algunos años después la
colocó frente al río.
El América era un vapor de lujo, con propulsión a paletas laterales
construido en los astilleros MacRay & Aldus de Boston, EE.UU., con 73 metros de
eslora y 10 de manga, con un desplazamiento de 1.300 toneladas. Llevaba 134
pasajeros mas su tripulación, que sumaban unas 190 personas.
.En
el suntuoso salón comedor de primera clase, entre la lujosa boisserie y la luz
de las lámpa- ras de gas, brillaban las alhajas de las señoras, las finas
toilettes de perlas y brillantes. La conversación era amena, todos se conocían,
nuestra sociedad aún era familiar, el cos-mopolitismo vendría después.
Luego de una abundante
cena y paseos en cubierta, la mayoría del pasaje se fue a dormir, pero
luego de la 1 de la mañana se oyó una gran explosión, seguramente
originada en las calderas, que estaban ya algo deterioradas por los
años. El Capitán Bossi no se percató
en un principio que había un incendio, solo ordeno largar el ancla, no
viendo lo que ocurría en otras partes del buque. El Villa del Salto los
había pasado mientras tanto sin observar las luces de auxilio. Pero el
vigía del Cerro observó
que se incendiaba un vapor y dio las primeras señales, el barco estaba a
18 millas del Cerro y 7 de la costa uruguaya. El fuego invadió en un
momento todo el buque, dividiéndolo en dos partes, por supuesto el
pánico invadió al barco, solo se arrió un bote con algunos marineros,
los demás trataban de salvarse desesperadamente tirándose al agua y
agarrándose de lo que podían, mientras algunos miembros de la
tripulación aprovechaban el caos para robar a los desgraciados
pasajeros, intimidándolos con armas y golpeándolos.
A la hora de iniciado
el fuego recién llego el Villa del Salto que pudo rescatar a muchos
pasajeros heridos, quemados y semiahogados. En total murieron 49
personas, algunos de los cuales ni siquiera figuraban en las listas de
pasajeros. El Capitán Bossi debió enfrentar ataques públicos de
familiares de las victimas y de sobrevivientes, pero muchos lo
defendieron e inculparon en vez al Capitán Morse, por no haber visto el
incendio del buque, cuando había pasado a menos de 300 metros del mismo
y haber tardado mas de la cuenta en volver a socorrerlo.
El juicio posterior
sobreseyó a los capitanes y quedo la duda de un sabotaje en las calderas
por parte de un maquinista. Una comisión de la Escuadra de Guerra
Italiana (ya que esa era la bandera del buque) llego a la misma
conclusión. El Capitán Bossi siguió navegando en otros mares, pero nunca
pudo superar la tragedia del América.
Dichas empresas
fueron siempre privadas, hasta el año 1949, cuando Perón las hizo
estatales.
Fuente:
Historias del Vapor de la
Carrera. de Richard Durant.
Carlos Mey. 18-10-2004
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