Inaugurado en 1916 por Carlos María de Alvear, y su
mujer, Mercedes Elortondo, el majestuoso Palacio Sans Souci
levanta su imponente silueta de estilo neoclásico en la apacible Punta Chica,
a pocos pasos de la avenida Libertador y donde se abren dos diagonales: Paz y
Lanusse. Sobre esta última calle un inconfundible portón de hierro sirve de
acceso al edificio que hoy apenas conserva un parque de contadas hectáreas, un
suspiro del territorio donde Alvear asentara, ésa su residencia veraniega.
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(FOTOS DIFERENTES)
Veinticuatro dormitorios principales de
siete metros de altura cada uno, 14 baños acompañándolos e innumerables
salones y ambientes son testimonio inequívoco de un momento de grandiosidad.
Interiormente, el palacio
central es el salón Imperial iluminado por una gigantesca cúpula de hierro y
cristal rodeada por una galería.
El salón imperial,
el cual desemboca una escalinata que es replica a la del palacio de Versalles. O por
el jardín de invierno “art nouveau” enmarcado por 365 cristales
biselados. También por el llamado salón dorado,
cuyas paredes fueron tapizadas con brocato y oro a la hoja. La sala de juegos, la biblioteca o la
capilla, oratorio cuyo techo fue diseñado en marquetería a roble
como el habitáculo, en lo alto, reservado para el coro.
La galería alta,
su altura equivale a tres pisos de las construcciones modernas.
Hay
allí cocinas, leñeras, bodegas y montacargas instalados para satisfacer las
necesidades de las cuatro alas del palacio. Y unas 40 habitaciones para
albergar a los encargados del mantenimiento y la cocina que, en un principio,
permitía derivar menús diferentes al comedor o bien a las respectivas
“offices” de cada una de las habitaciones del primer piso. Se considera un verdadero lujo.
Posee una tapiz flamenco
del siglo XVII espectacular y un juego de sillones que perteneció al Gral
Manuel Belgrano, entre tantas reliquias. También un ascensor todo labrado, y
ese piano blanco alucinante en el salón de los espejos.
LOS
HABITANTES
La
inauguración del Sans Souci tuvo lugar con una gran fiesta. Las galerías exhibían los cuadros al óleo de los
principales antepasados de la familia: el de Diego de Alvear y
Ponce de León, brigadier general de la armada española y, entre
otros, el de Carlos de Alvear y Balbastro, presidente
de la Asamblea del Año XIII y Director de las Provincias Unidas del Río de la
Plata.
Con todo Carlos María de
Alvear y su mujer bien pronto acallaron la prometedora vida social
que comenzaba a caracterizar a la residencia y el edificio fue quedando en
manos de Diego, a quienes apenas acompañaron una cocinera y un mucamo.
Los 7 mil metros
cuadrados de edificación, obviamente comenzaron a degradarse ante la notoria
falta de cuidadores.
En 1940 el Sans Souci fue
adquirido y habitado por el Cardenal Santiago Copello
y éste, al morir, lo dejó en manos de la Curia Metropolitana.
CUENTA LA HISTORIA...
Estando de viaje en París con sus dos cuñados y en ocasión de visitar los tres
matrimonios, la feria internacional de 1911, en el Campo de Marte; en un stand
presentaba sus trabajos el prestigioso arquitecto
Renée Sargent,
quien había obtenido ese año el premio "París" de arquitectura palacio.
Los tres cuñados decidieron contratarlo para hacer sus viviendas en Buenos
Aires (es obra suya el museo Camondó de París donde funciona la escuela de
decoración, el palacio Vanderbilt, palacios para familias en Estados Unidos,
obras en Londres, etc.).
El palacio Errázuriz
es ahora el museo de arte decorativo;
el palacio Bosch
es ahora la embajada de Estados Unidos y el palacio llamado
SANS SOUCI,
el de mayor magnitud, es ahora la residencia de la la familia Durini. El palacio SANS SOUCI fue inaugurado en
1918. Pocos años después fue
vendido el palacio con solo dos hectáreas, teniendo en su origen 60 hectáreas.
Sans Souci es de estilo neoclásico francés purísimo ya que está inspirado en
la arquitectura clásica del
Versalles. Los cuatro
frentes modelados a través de columnas dóricas pareadas, frontones, cornisas,
balcones y ánforas se encuentran bien caracterizados: El acceso por un pórtico
adosado y una rampa; el del río por una galería con basamento y escalinatas,
el sur por el hemiciclo del jardín de invierno, único ambiente que responde al
estilo "art nouveaux".
EL RECONOCIDO ARQUITECTO
El arquitecto francés René
Sergent (1865 -1927) realizó el proyecto de la residencia en 1911. En ese año
la Sociedad Central de Arquitectos Franceses le había otorgado la Gran Medalla
de la Arquitectura Privada destacando las cualidades de su obra sobria y
elegante dentro de un contexto ecléctico.
Sergent había estudiado en la
Escuela Especial de Arquitectura de París. En 1884 entró en el estudio de
Ernest Sanson considerado el mejor arquitecto diseñador de viviendas privadas.
Bajo su dirección Sergent se apasionó por las obras de algunos arquitectos
franceses de los siglos XVII y XVIII. Hacia 1899
estableció su propio estudio. Su arquitectura ponía el acento en el confort y
en la comodidad de la distribución y se hizo célebre por la construcción de
residencias particulares de estilo neoclásico. En
los primeros quince años del siglo XX trabajó en París, Buenos Aires y Nueva
York; en Londres realizó la ampliación y decoración de los hoteles Claridge y
Savoy. En París proyectó las mansiones del diseñador de modas Worth, del
empresario Otto Bemberg y de los anticuarios Duveen Brothers a las que se
agrega el gran hotel de pasajeros Trianon Palace en Versailles y entre 1912 y
1914 la construcción de la residencia del Conde Moisés de Camondo, hoy
destinada a Museo de Artes Decorativas. Para la
sociedad porteña, además de la mansión de los Errázuriz-Alvear, proyectó las
residencias de la familia Atucha, de los Bosch-Alvear, la mansión Unzué, el
Palacio Sans Souci en San Fernando y el Hogar Luis María Saavedra.
Su actual dueño, el Dr.
Eduardo Durini junto con
su esposa María Josefina
Barra, arquitecta
especialista en restauración de monumentos, remozaron el palacio; emprendieron
grandes obras de infraestructura para obtener las comodidades actuales de la
época sin cambiar la apariencia. Un ala del palacio se transformó en enormes
departamentos para alojar a los futuros herederos de la familia.
El Dr. Durini personalmente rediseñó el jardín para acomodarlo a sus nuevas
dimensiones. Se construyeron nuevas fuentes como
la de los Párvulos y la
de Venus,
además de la piscina artística con esculturas de mármol blanco y la profusión
de vasos de mármol en los jardines dibujados.
Admiramos sus varios mármoles, traídos fundamentalmente de Italia, sus pisos
de roble de Eslavonia, sus fastuosas puertas, ventanas y herrajes principescos
venidos de Francia.