LOS COLOSOS DE SIEMENS

Arcón de Buenos Aires

 

 

 

LOS COLOSOS DE SIEMENS

 

Bolívar y Diagonal Sur

 

EX SEDE DE LA LOTERÍA NACIONAL

 

Ellos están allí desde hace años. Son antiguos habitantes de una ciudad que los ha visto con asombro cambiar de casa a través de las épocas, movidos por la urgencia de los acontecimientos históricos que manejan. Su vida comienza allá por 1930, cuando la empresa alemana Siemens decide emplazarlos en el décimo piso de su imponente edificio de la Avenida de Mayo 869.

Luego vino la segunda guerra mundial y con ella la expropiación de todos los bienes pertenecientes a las empresas alemanas. Siemens se quedó sin edificio y los gigantes sin casa. Rápidamente el gobierno concedió el ingenio de relojería de casi tres toneladas de peso a la CGT, y ésta decidió emplazarlo sobre el Diario Democracia sito por aquel entonces en la calle Bouchard 722. Luego de la caída de Perón vivieron sus horas más oscuras. El conjunto cayó en el abandono, el saqueo, la depredación y el vandalismo y la maquina del reloj quedó desguazada.

 

 

"El patrimonio de relojes monumentales en la ciudad de Buenos Aires, es de aproximadamente 120 ejemplares. En Nueva York tienen un solo reloj con autómatas mientras que aquí hay dos, el de la esquina de Diagonal Julio A. Roca y Bolívar recuperado por la empresa Siemens, después de 36 años de abandono, y el otro, también funcionando, en el edificio de Rivadavia al 1700, frente a Plaza Congreso.

 

Estos relojes tienen figuras, algunos campanas, otros son de marcha solamente, y también están los electromecánicos y los eléctricos. De la lista que se registra hasta la fecha, que incluye los de las iglesias y edificios públicos y privados, el 70 % no funcionan. Pero que no funcionen no significa que estén perdidos, sino que están abandonados".

Gracias a Selvaggi se salvó el reloj de Siemens, dado que fue él quien en un reportaje publicado en el año 1988, manifestó que el reloj que tenía la empresa en su edificio de avenida de Mayo y Piedras, después de la Segunda Guerra Mundial había sido llevado al edificio "Alea", donde quedó abandonado, con la máquina desguazada.

 A raíz de la publicación la empresa Siemens decidió restaurarlo, sólo quedaban los autómatas y la campana rota. Cuatro años demoró su puesta en valor, inaugurándose en su actual emplazamiento en mayo de 1992. Selvaggi participó solamente como asesor, "por una cuestión ética no me iba a poner a trabajar en algo que yo pedía que se arreglara". Otra satisfacción para el horólogo fue la reparación del reloj de la Torre de los Ingleses.

Durante un tiempo Selvaggi fue el encargado de mantener el reloj del ex Concejo Deliberante, al que revivió con una pieza de cuarzo que le dio mayor precisión. También tuvo, en Perú al 600 un taller relojero, "Horologium", donde además de componer máquinas de todo tipo, pensaba brindar sus conocimientos en la materia y su biblioteca, "No hubo interesado alguno...".

A Selvaggi se lo convoca nuevamente, para la atención del reloj de la Legislatura porteña. Afortunadamente esa importante maquinaria vuelve a estar en las mejores manos.

No podemos cerrar este capítulo sin mencionar a los maestros relojeros Héctor Iadarola, con local en la calle Paraná 942; Jorge Campos y Alejandro Sfeir, y a Hugo Duarte (cuya familia va por la quinta generación de relojeros), quien acaba de instalar un nuevo reloj en la torre de la Iglesia San Ignacio.


 

Al lado del edificio de Siemens se encuentra el Hotel Nogaró.

 

 

En el año 1988 Siemens ofreció hacerse cargo de la reparación del muy deteriorado mecanismo. Tras la autorización correspondiente decide mantener el aspecto exterior de la obra, reemplazando si el delicado mecanismo de relojería por un ingenio menos frágil y más preciso: un sistema electrónico comandado por computadora gobernaría a partir de ese instante el movimiento lento de sus agujas. Finalmente en mayo de 1992 los gigantes vuelven a mudarse hasta su actual emplazamiento. La empresa Siemens nuevamente los luce orgullosa exponiéndolos en la cúspide del edificio que ocupa desde 1958 en la esquina de la Diagonal Sur y Bolívar.

 

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El reloj tiene actualmente un dispositivo eléctrico computarizado que produce fielmente los movimientos originales. En el año 2004 los colosos fueron desconectados porque los pasajeros de un hotel vecino se quejaban de los sonidos de las campanadas.

 

 

Grandes grúas fueron necesarias para izar a los colosos de cuatro metros de altura. Su cuerpo constituido por gruesas chapas de cobre habían tomado el típico tinte verdoso al ser expuestos durante años al aire húmedo de Buenos Aires. Poco faltaba para que el enorme reloj moviera nuevamente sus agujas parsimoniosas, ordenándoles a los autómatas  golpear con lenta determinación su magnífica campana, esa que alguna vez la firma Bellini e Hijos había fabricado en la provincia de Santa Fé. Finalmente el día llegó: el 21 de mayo de 1992, con la misma pompa con que se entroniza a un soberano y ante la atenta mirada del Presidente de la República los colosos de Siemens fueron formalmente situados en su nueva morada. La banda del regimiento de Patricios ponía mientras tanto su cuota de brillo y esplendor a una noche de fiesta y de reencuentro. Nuestro patrimonio e historia estaban por esta vez a salvo.

 

Como la campana fue rajada por los deterioros que sufrió su sonido fue sintetizado electrónicamente , cuando los autómatas hacen el movimiento que golpean la campana en realidad no llegan a hacerlo.

 

En la vista Sudoeste desde Plaza de Mayo vemos la Diagonal Presidente Julio A. Roca (Diagonal Sur). Se divisa el edificio Siemens, el cual presenta dos estatuas golpeando una supuesta campana; y a la derecha vislumbra con su altura el edificio de la Legislatura de la Ciudad.

 

 

 


 
           

 

 


 

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