"El patrimonio de relojes
monumentales en la ciudad de Buenos Aires, es de aproximadamente 120 ejemplares.
En Nueva York tienen un solo reloj con autómatas mientras que aquí hay dos, el
de la esquina de Diagonal Julio A. Roca y Bolívar recuperado por la empresa
Siemens, después de 36 años de abandono, y el otro, también funcionando, en el
edificio de Rivadavia al 1700, frente a Plaza Congreso.
Estos relojes tienen figuras,
algunos campanas, otros son de marcha solamente, y también están los
electromecánicos y los eléctricos. De la lista que se registra hasta la fecha,
que incluye los de las iglesias y edificios públicos y privados, el 70 % no
funcionan. Pero que no funcionen no significa que estén perdidos, sino que están
abandonados".
Gracias a Selvaggi se salvó el reloj de Siemens, dado que fue él quien en un
reportaje publicado en el año 1988, manifestó que el reloj que tenía la empresa
en su edificio de avenida de Mayo y Piedras, después de la Segunda Guerra
Mundial había sido llevado al edificio "Alea", donde quedó abandonado, con la
máquina desguazada.
A raíz de la publicación la
empresa Siemens decidió restaurarlo, sólo quedaban los autómatas y la campana
rota. Cuatro años demoró su puesta en valor, inaugurándose en su actual
emplazamiento en mayo de 1992. Selvaggi participó solamente como asesor, "por
una cuestión ética no me iba a poner a trabajar en algo que yo pedía que se
arreglara". Otra satisfacción para el horólogo fue la reparación del reloj de la
Torre de los Ingleses.
Durante un tiempo Selvaggi fue el encargado de mantener el reloj del ex Concejo
Deliberante, al que revivió con una pieza de cuarzo que le dio mayor precisión.
También tuvo, en Perú al 600 un taller relojero, "Horologium", donde además de
componer máquinas de todo tipo, pensaba brindar sus conocimientos en la materia
y su biblioteca, "No hubo interesado alguno...".
A Selvaggi se lo convoca nuevamente, para la atención del reloj de la
Legislatura porteña. Afortunadamente esa importante maquinaria vuelve a estar en
las mejores manos.
No podemos cerrar este capítulo sin mencionar a los maestros relojeros Héctor
Iadarola, con local en la calle Paraná 942; Jorge Campos y Alejandro Sfeir, y a
Hugo Duarte (cuya familia va por la quinta generación de relojeros), quien acaba
de instalar un nuevo reloj en la torre de la Iglesia San Ignacio.


Al lado del edificio de
Siemens se encuentra el Hotel Nogaró.


En
el año 1988 Siemens ofreció hacerse cargo de la reparación del muy deteriorado
mecanismo. Tras la autorización correspondiente decide mantener el aspecto
exterior de la obra, reemplazando si el delicado mecanismo de relojería por un
ingenio menos frágil y más preciso: un sistema electrónico comandado por
computadora gobernaría a partir de ese instante el movimiento lento de sus
agujas. Finalmente
en mayo de 1992 los gigantes vuelven a
mudarse hasta su actual emplazamiento. La empresa Siemens nuevamente los luce
orgullosa exponiéndolos en la cúspide del edificio que ocupa desde 1958 en la
esquina de la Diagonal Sur y Bolívar.

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PANORÁMICAS-


El reloj tiene actualmente
un dispositivo eléctrico computarizado que produce fielmente los movimientos
originales. En el año 2004 los colosos fueron desconectados porque los pasajeros
de un hotel vecino se quejaban de los sonidos de las campanadas.



Grandes
grúas fueron necesarias para izar a los colosos de cuatro metros de altura. Su
cuerpo constituido por gruesas chapas de cobre habían tomado el típico tinte
verdoso al ser expuestos durante años al aire húmedo de Buenos Aires.
Poco faltaba para que el enorme reloj
moviera nuevamente sus agujas parsimoniosas, ordenándoles a los autómatas
golpear con lenta determinación su magnífica campana, esa que alguna vez la
firma Bellini e Hijos había fabricado en la provincia de Santa Fé.
Finalmente
el día llegó: el 21 de mayo de 1992, con la misma pompa con que se entroniza a
un soberano y ante la atenta mirada del Presidente de la República los colosos
de Siemens fueron formalmente situados en su nueva morada. La banda del
regimiento de Patricios ponía mientras tanto su cuota de brillo y esplendor a
una noche de fiesta y de reencuentro. Nuestro patrimonio e historia estaban por
esta vez a salvo.


Como la campana fue rajada por los
deterioros que sufrió su sonido fue sintetizado electrónicamente , cuando los
autómatas hacen el movimiento que golpean la campana en realidad no llegan a
hacerlo.


En la vista Sudoeste desde Plaza de Mayo vemos la Diagonal Presidente
Julio A. Roca (Diagonal Sur). Se divisa el edificio Siemens, el cual
presenta dos estatuas golpeando una supuesta campana; y a la derecha
vislumbra con su altura el edificio de la Legislatura de la Ciudad.



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