Su bisnieta Mónica Abal cuenta que Don Rafael
Diaz su creador llegó en el 1890 a Buenos Aires. Trabajó de mozo, se asoció a
otros españoles para sus primeros negocios y en los años 20 creó Muebles Díaz,
que funcionaba en el planta baja BAJA del edificio.
Al chalet NO lo
usaba para vivir. Al final de cada
jornada regresaba en el tren a su casa en Banfield.
“Muebles Díaz”
Este edificio, en Sarmiento 1117, fue
el sueño de un valenciano, llegado a la Argentina a fines del
siglo XIX. En 1927 Díaz inauguró “Muebles Díaz”. Era una monumental tienda.
El chalet era de dos plantas, como los que había visto en Mar del Plata. Rafael
se pasaba el día en su negocio, y el chalet era su refugio para la hora del almuerzo y su siesta
que culminaba a las 16 hs. Se afirma que en cada uno de sus 7 pisos se exhibía
un estilo distinto de muebles. Llegó a constituir el showroom más grande de
América latina en su tipo.
La mueblería era una de las más grandes de América
y pionera en la venta a crédito. Crecía su fama y se la conocía como “la
mueblería del Chalet”, toda una curiosidad en un barrio de anchos y altos
edificios, que en todo caso se remataban con hermosas cúpulas. Vendía muebles a
todo el país con financiación y por el sistema de catálogos. El español en
cuestión, amasó una gran fortuna con el producto de su negocio: compró
edificios, cines, teatros, hoteles y llegó a tener una emisora de radio propia,
la que funcionó en el chalet: L.O.K Muebles Díaz, era el nombre de la misma y la
frecuencia era AM 630, que luego pasó a ser Radio Rivadavia. En una oportunidad,
para el cumpleaños de su esposa le regaló el Hotel Riviera de Mar del Plata.
Don Rafael era
hombre de darse los gustos. También tuvo su propia radio a los efectos de
difundir los avisos comerciales de su empresa, y creó en 1929 “LOK Radio Muebles
Díaz”, con las antenas ubicadas en el mismo edificio. La emisora anunciaba los
productos comerciales, alternando con música. Esa frecuencia sería vendida por
Díaz y se transformaría en la actual Radio Rivadavia.
En los 60, Rafael
Díaz murió. La mueblería dejó de funcionar a fines de la década siguiente y hoy
se utiliza como un edificio
de oficinas.
El chalet
que aun se conserva es una construcción del riquísimo patrimonio arquitectónico de Buenos
Aires.
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(vistas diferentes)
Los últimos años
Rafael Díaz,
los pasó en silla de ruedas, hemipléjico
pero lúcido, hasta que
falleció en 1968. El negocio quedó en manos de sus hijos y, hacia
fines de los años 70, los pisos se alquilaron para otros usos. Y con
el auge de los carteles lumínicos, el chalet, quedó tapado.
Por años estuvo abandonado y oculto. Fue sede de una agencia de
modelos y el laboratorio de un fotógrafo. Hoy queda la mayólica con
el nombre Muebles Díaz sobre la medianera que da a Libertad. Y el
cartel de chapa de la entrada, fileteado. También, un manuscrito
inédito en el que, según su bisnieta, Don Rafael cuenta su vida y
habla del Buenos Aires que vivió.
Radio Rivadavia fue fundada en 1928 por la casa
Muebles Díaz, propiedad de Rafael Díaz, con el nombre de L.O.K. Radio
Muebles Díaz. Al año siguiente el gobierno nacional (presidente
Hipólito Yrigoyen) se hizo cargo de la radio adoptando el nombre de
LS5 Estación Rivadavia.
En 1934, adoptó el nombre de LS5 Radio
Rivadavia a raíz de una disposición general del gobierno. En 1933,
puso al aire uno de los programas más exitosos y duraderos de la
radiofonía argentina: "La Oral Deportiva", dedicado al fútbol y
conducido por Edmundo Campagnale y Eduardo "Lalo" Pelicciari, que
dominaron el periodismo deportivo de la época.
Por la misma época la
radio obtuvo un resonante éxito transmitiendo el radioteatro diario Sandokán, el tigre de la Malasia sobre el libro de Emilio Salgari.
El 24 de abril de 1958 siete días antes de entregar el poder al
gobierno democrático de Arturo Frondizi, la dictadura militar
llamada Revolución Libertadora privatizó la radio entregándola a la
empresa Radio Emisora Cultural S.A., propiedad de Minera Aluminé y
Banco Buenos Aires.
En 1958 se inició el programa El rotativo del
aire, estableciendo un nuevo sistema de cobertura periodística
propia y permanente con corresponsales externos y locales. El
programa sigue aún en el aire.
Casualmente, el mismo año murió
Edmundo Campagnale, la voz de identificación de Radio Rivadavia. Fue
sustituido entonces en la Oral Deportiva por el relator deportivo
José María Muñoz, el Gordo Muñoz, quien se convertiría en el
periodista más premiado de la radiofonía argentina y director
indiscutido de la radio. Muñoz sería acompañado en los comentarios
deportivos por Enzo Ardigó, otro destacado periodista.
Pocos años
después se sumó a la radio como locutor comercial Jorge Cacho
Fontana, que se convertiría en uno de los locutores más destacados
de la historia del país y que luego conduciría el exitoso Fontana
Show. En 1959 fue la primera radio del país en transmitir 24 horas
con una programación propia. Debido a ello adoptó como logotipo un
gallo y una lechuza, para simbolizar el día y la noche.
Luego de la
muerte de José María Muñoz, su lugar fue ocupado por Horacio García
Blanco y por Ernesto Cherquis Bialo. Hoy, Enrique Sacco y su equipo
son los responsables de llevar adelante “La Oral Deportiva”. Otros
importantes locutores que se desempeñaron extensamente en radio
Rivadavia fueron Alberto Almada, Alfredo Garrido y Juan Alberto
Badía. En el año 1968 el negocio fue manejado por los hijos de
Rafael hasta finales de la década del 70.
Los carteles de propaganda luminosa
han tapado al chalet, hoy ocupado por oficinas.
Desde su fundación en 1920, la radio fue instalándose en el centro
de la vida cotidiana de las familias: radioteatros, partidos de
fútbol, música, humor, noticias y hasta discursos políticos se
escuchaban en el hogar y gracias al cine, los ídolos de la radio se
convirtieron en rostros familiares. La radio unificó simbólicamente
y contribuyó a la identidad de la sociedad argentina. En la década
de los 30 al aire de la radio se le decía "eter", a los locutores se
los conocía como "speakers", a los avisos publicitarios se los
identificaba como reclames y a las emisoras se las llamaba "broadcastings".
Por iniciativa del pionero Jaime Yankelevich, Radio Nacional, que a
partir de 1932, luego de un concurso público pasara a llamarse Radio
Belgrano, comienza a transmitir en cadena al interior del país. A
partir de 1930, el radio receptor toma un lugar central e
incondicional en cada hogar. El género del radioteatro es una de las
iniciales pasiones populares. Novelas como Chispazos de tradición,
de José Andrés González Pulido, influyeron poderosamente sobre la
vida cotidiana: en su horario casi nadie hablaba por teléfono. Las
grandes tiendas del centro se vieron obligadas a colocar
altoparlantes en sus salones para que las clientas no se perdieran
el capítulo del día. En aquella Argentina de rasgos aldeanos, mucho
se aprendía de la radio, como los inmigrantes que, a fuerza de
escuchar, se familiarizaban con el lenguaje de su nuevo país. Los
ídolos de la gente ya no eran tan lejanos. Lo que más atraía de la
radio era su indudable practicidad y utilidad. Los informes sobre la
Guerra Civil Española y las transmisiones desde el Colón; los
concursos con premios y los partidos de fútbol transmitidos desde
las canchas; los bailables en vivo y el candoroso humor de la época,
todo llegaba sin que el oyente se moviera de su casa. En cualquier
noche, era posible captar el programa más popular, pero también el
mensaje más sofisticado. LR1 Radio El Mundo, LR3 Radio Belgrano y
RL4 Radio Splendid llegaban, mediante cadenas, a 45 emisoras de todo
el país. Cada una con público propio, protagonizaron la edad de oro
de la radiofonía nacional. A partir de 1951, cuando llegó la
televisión, la radio debió admitir un reparto en las preferencias
populares. Muchos temieron por su desaparición, en especial porque
"la pantalla chica" se apropió de géneros, personajes y artistas
consagrados en la radio pero, con ahogos y desmayos, la radio siguió
adelante, recuperó su lugar y hoy, a más de 80 años de su fundación
goza de buena salud y proyección futura. (Carlos Ulanovsky -
Historia Visual de la Argentina).
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