CHACRA

LOS

TAPIALES

 

Arcón de Buenos Aires

 

 

 

 Chacra de Los Tapiales

 

La Chacra de “Los Tapiales”, uno de los pocos monumentos históricos que se mantienen en pie en La Matanza, albergó durante casi tres siglos parte de la historia argentina.

Los primitivos pobladores de estas tierras fueron los indios Querandíes. Con la conquista de América, Juan de Garay reparte tierras a sus lugartenientes mas destacados por orden de la corona española. En el año 1615 el Gobernador Capitán General del Río de La Plata y Paraguay, Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias), hace merced real otorgando al conquistador español Pedro Gutiérrez una chacra compuesta de 600 varas de frente por una legua de fondo.

 

Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias)

 

 

 

Después de casi doscientos años de ventas y sucesiones el 17 de mayo de 1775 Martín Joseph de Altolaguirre adquiere la chacra en 3.229 pesos de plata.

 

Desde ese entonces, y gracias a esta innovadora idea, se conoce al lugar como "Los Tapiales de Altolaguirre". 

 

Las 540 hectáreas del Mercado Central guardan un secreto. Se trata de una enorme casona, rodeada de gomeros de más de cien años, que fue testigo de una parte de la historia argentina: es la chacra "Los Tapiales", propiedad que había pertenecido de la familia Ramos Mejía desde 1808 hasta 1967. Estaba a unos quinientos metros al norte de la estación ferroviaria. Tal vez sea el edificio en pie más antiguo de Ramos Mejía.

 

La chacra, declarada Monumento Histórico Nacional el 21 de mayo de 1942. Martín José de Altolaguirre se las vendió, incluyendo la casona, a Francisco "Pancho" Ramos Mejía en 1808. Dicha Chacra constaba, aproximadamente, de 7.000 hectáreas, teniendo por límites, al norte, los pagos de El Palomar, al Sur el otrora Riachuelo de los navíos; Al naciente, diversas chacras que se extendían hasta las proximidades de la Plaza Miserere y al poniente, la extensa pampa. Treinta años más tarde, apremiado por necesidades económicas, Altolaguirre vende “Los Tapiales” a Don Francisco Hermógenes Ramos Mejíía, quien acababa de regresar junto a su cónyuge, María Antonia de Segurola, del Alto Perú, luego de realizar varios años estudios.

 

 

 

El hacendado, un protector de los indios pampas, se mudó allí junto a su mujer y sus siete hijos. Las paredes de la chacra, hoy en La Matanza, guardan mucha historia. En sus salas acamparon las tropas de Lavalle después de la batalla de "Puente de Márquez". Y hasta fueron el escenario de algunos fragmentos de la película "Camila" de María Luisa Bemberg.

 

 

Francisco Hermógenes Ramos Mejía Ross

fue un destacado defensor de las poblaciones aborígenes-

 

 

 

María Antonia de Segurola

 

 

 

Chacra "Los Tapiales"

 

La chacra contaba con numerosas arboledas y potreros cercados con tapias de tierra revestidas por ambos lados con tunas de penca, lo que probablemente dio lugar al nombre posterior de la chacra, "Los Tapiales". Altolaguirre, su anterior dueño, había efectuado una intensa actividad de forestación. Allí también se efectuaron las primeras plantaciones de lino, así como cultivos de olivares y 100 hectáreas de nogales. El terreno adquirido también incluía un amplio caserón situado frente a lo que hoy es la autopista a Ezeiza.

 

Cuando en 1808 los Ramos Mejía tomaron posesión de la chacra no se practicaba aún el alambrado de los campos, por lo que el perímetro estaba marcado con ciento cuarenta mojones de piedra.  La parte de la chacra que hoy es jurisdicción de la ciudad de Ramos Mejía estaba atravesada por el Camino Real, que llevaba a la Guardia de Luján. Las carretas (y más tarde las diligencias) en camino a la Provincia de San Luis o a Córdoba (y de allí a Chile o al Perú), debían necesariamente transitarlo por ser el único camino existente. Otro importante camino que cruzaba la chacra a poca distancia del Camino Real era el que hoy se denomina Avenida Gaona, y que desde la primera mitad del siglo XIX se conoció como "Camino de Gauna".

 

año 1930

 

La casa tuvo varias reformas y por eso es difícil establecer con certeza para qué se usaba cada habitación. La parte más antigua es la torre almena. Allí las paredes son de adobe y las vigas están hechas de troncos de palmeras cortados a mano. A simple vista se ven las irregularidades de los hachazos. Otra curiosidad: las puertas de una de las entradas a la casa son más bajas de lo normal. Miden un poco más de 1,80 metro para evitar que los indios que visitaban a los Ramos Mejía entraran a caballo.

 

 

 

Finalmente, Don Francisco Ramos Mejía muere en 1.828, apenado y entristecido por el fallecimiento de dos de sus hijos a causa de la peste. Con tal motivo, sus familiares piden autorización a las autoridades para enterrarlo en su chacra. Tal solicitud les es denegada. Cuenta la tradición que, ante la situación planteada y encontrándose la familia en los prolegómenos de su entierro, transcurridos dos días de largos velorios de esos tiempos, a la hora de la siesta y en medio del descanso, una partida de indios Pampas sigilosamente retiró el cuerpo y partieron en silencio en busca de su morada definitiva. El destino final de sus restos, a ciencia cierta, sus descendientes nunca lo conocieron.

 

 

 

Tras la muerte del hacendado y la de su esposa María Antonia Segurola de Ramos Mejía, el 13 de agosto de ese mismo año se divide la chacra de Los Tapiales en cuatro partes iguales entre: Matías, Ezequiel, Magdalena y Marta - Ramos Mejía.

 

La fracción 2da de tierra que le corresponde a Doña Marta Ramos Mejía casada con Francisco B. Madero, consistió en 616 cuadras 03 centésimas.

El 2 de julio de 1885, Don Francisco Bernabé Madero, dice en los autos testamentarios de doña Marta Ramos Mejía de Madero, que al realizarse la cuenta de partición y división quedo en condominio con sus hijos menores en diversas propiedades, por tal motivo solicita la cesación de dicho condominio, mediante una nueva división. Hacia 1900 la familia Madero vendió la quinta a la familia Narbondo, que la mantuvo en su poder hasta el año 1926, en que fue adquirida por el Colegio Ward en la suma de 280.000 pesos, según escritura del 18 de noviembre de ese año, ante el escribano Martín Britos. Abarcaba una superficie de 72.445 m2 ricamente arbolados e incluía un amplio caserón con paredes de 60 cm. de espesor, que aún se conserva rodeado por el parque del colegio.

 

colegio Ward

 

 


 

 Los tapiales perteneció a los descendientes de Ramos Mejía hasta 1967. Ese año, la ley 17.422 le dio al predio la condición de "tierras de utilidad pública", para destinarlas al Mercado Central. Sus autoridades decidieron contactar a expertos y descendientes de la familia para rescatar parte de la historia de ese predio y conservarlo. Así formaron la Asociación de Amigos de la Chacra "Los Tapiales".


La casona, a la que se accede por la autopista Riccheri, se ubica detrás de las oficinas administrativas del Mercado: es imposible verla porque está en una zona más alta y hace falta subir una pendiente.

 

 

Finalmente, en 1.963, por Ley 17.422 se le da al predio condición de “tierras de utilidad pública” y se dispone la expropiación para ser destinada a la Corporación Mercado Central de Buenos Aires, la que quedó propietaria del caserón y encargada de velar por su conservación. En 1987 llega a la Argentina el Papa Juan Pablo II, en esta visita se acerca al Mercado Central -una de las habitaciones de la torre fue preparada como lugar de descanso para su estadía- realizando en él una misa de campaña. En 1858 llegó el primer tren a esa zona en lo que se denomino apeadero San Martín, arrastrado por "la Porteña", con dos vagones de pasajeros más pequeños que un tranvía antiguo.

 

 

 

Las 540 hectáreas del Mercado Central guardan un secreto. Se trata de una enorme casona, rodeada de gomeros de más de cien años, que fue testigo de una parte de la historia argentina: es la chacra "Los Tapiales", propiedad de la familia Ramos Mejía desde 1808 hasta 1967.

 

 

estación de Ramos Mejía

En 1858 llegó a la zona de Ramos Mejía el primer tren que era denominado estación San Martín, ubicada donde actualmente se encuentra la estación Ramos Mejía de Trenes de Buenos Aires S.A., el primer tren era arrastrado por “la Porteña”, con dos vagones de pasajeros más pequeños que un tranvía antiguo. Los Ramos Mejía advirtieron la importancia estratégica de la parada ferroviaria por esto es que dan como donación cuatro manzanas para que se construyan los edificios públicos. Originalmente, el lugar fue construido en 1907 por John Doyer, un arquitecto holandés que la ideó como un albergue para el jefe de la estación del tren. Cien años después, un grupo de vecinos transformó el lugar para convertirlo en un centro cultural en el cual tienen lugar distintas expresiones artísticas.

 

 

estación de Ramos Mejía HOY- La construcción de sus dos plantas concluyó en 1906. En el piso superior estaba la vivienda del jefe de la estación. Con los años, quedó abandonada. Ahora es transformada en el Museo de la Ciudad de Ramos Mejía.

 

 

¿Cómo se trasladaban las familias desde Buenos Aires hacia esa y otras quintas que se asentaron en los alrededores?

 

El ferrocarril no ofrecía aún un servicio que cubriera satisfactoriamente las necesidades; hacia 1862, por ejemplo, circulaban en días feriados sólo siete convoyes de ida desde la Estación del Parque hasta Moreno, cada dos horas, desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde, y siete trenes de regreso, siempre arrastrados por locomotoras a vapor. En los días laborables el servicio se reducía a seis trenes de ida y otros seis de vuelta, parte de los cuales hacían recorridos parciales hasta Floresta o Morón. Se deduce que, desde la Estación del Parque (actual Plaza Lavalle) hasta la que hoy es la estación Ramos Mejía, se tardaba en llegar de cuarenta y cinco a cincuenta minutos; desde Once, de treinta y cinco a cuarenta minutos.

 

 

 

 

 

 

 

 

  Sobre el río Matanza, se encuentra el barrio “La Salada” que en otros tiempos era punto turístico y recreativo, ya que la rectificación del río Matanza, hizo que se encontraran napas de agua salada con propiedades curativas, por lo que se explotó turísticamente construyendo piletas, confiterías e instalaciones para recibir visitantes. HOY casi no es reconocido como parte de la localidad de Tapiales. Este barrio por su parte, esta más ligado a Villa Recondo y al partido de Lomas de Zamora (la feria que se ubica en el barrio de Ing. Budge en la otra rivera del río lleva el nombre de “La Salada”) que al barrio mismo de Tapiales.

 

En el año 1916, se instaló en Ramos Mejía el servicio eléctrico, para la iluminación se recurría a las velas de estearina o de cera y a candiles y faroles a querosén, que se conseguía en latas cerradas de 20 litros o era traído en carros por los proveedores y distribuido en grandes alcuzas.

 

Antiguamente nuestro pais pasa momentos difíciles pasando por la la anarquía y por las constantes luchas entre unitarios y federales. Por esa época la Provincia de Buenos Aires era gobernaba por el coronel Manuel Dorrego, quien fue fusilado el trece de diciembre de 1828 durante el drama de Navarro. Como consecuencia de los enfrentamientos de Puente Márquez entre Federales y Unitarios, y después de producirse el alzamiento de los “Libres del Sur” en Dolores, los hijos de Ramos Mejía: Matías y Ezequiel Ramos Mejía decidieron incorporarse a las fuerzas del General Lavalle y por el acto de firmarse el Pacto de Cañuelas, en el año 1829, hospedaron al General Lavalle en la chacra “Los Tapiales”. como consecuencia de este hospedaje Juan Manuel De Rosas determinó la confiscación de la chacra, esta situación se extendió de 1840 a 1853. Cuando Doña María Antonia Segurola de Ramos Mejía recupera la propiedad, se encontró con la realidad de que su chacra estaba perturbada por el vandalismo y los cuatreros.

 

María Antonia Segurola se casa en segundas nupcias con su cuñado Ildefonso Ramos Mejia. Después de la caída de Rosas madre e hijos volvieron a la patria a tomar posesión de todas las tierras.  Cuando tenía más de 70 años de edad Doña María Antonia Segurola de Ramos Mejía, tomó la decisión de dividir su patrimonio entre sus 4 hijos sobrevivientes que eran Ezequiel, Matías , Marta y Magdalena. Entonces se dividió la zona entre los cuatro herederos con las dos estancias Miraflores y Los Tapiales, luego la familia ordenó que se realizara el trazado del pueblo. Por este efecto para dibujar dicho trazado se tomó como ejes hacia el sur los tres caminos que existían en ese momento que actualmente son las avenidas: de Mayo, Rivadavia y San Martín, se delinearon las calles a semejanza del dibujo aplicado desde la época de la Colonia a los nuevos puntos urbanos. Este dibujo se originó en las Leyes de Indias, que fueron dictadas por el Rey español en el siglo XVI, el mismo que estableció la división de módulos básicos llamados manzanas, de una parte del territorio. Doña María Antonia Segurola muere el 4 de febrero de 1860.

 

  A medida que fue transcurriendo el tiempo, las grandes extensiones de tierras de la zona en poder de los hermanos Ramos Mejía fueron cambiando de dueño por herencia o por venta de predios, además se produce la consiguiente parcelación de las propiedades. En estas parcelas de propiedades se fueron asentando numerosas casas quintas con hermosos parques, en los cuales numerosas familias de muy buena posición económica y de apellidos reconocidos de la alta sociedad porteña construyeron residencias muy importantes para disfrutar del verano o para paseos de fin de semana. La zona se fue revalorizando y se logró un gran crecimientos gracias a las casas quintas que se usaban para veranear. De esta forma, esta zona para disfrutar del tiempo libre y el prestigio social fueron causas que pusieron a Ramos Mejía en un lugar de privilegio.

 

 

Además hubo factores muy importantes que ayudaron al crecimiento de la ciudad como ser: en 1904 el adoquinamiento de la Avenida Rivadavia, en 1913 la mejora de la Avenida de Mayo, en 1930 se produjo el pavimento, en 1921 llega a la ciudad el primer servicio público de transporte automotor de pasajeros, esa compañía es la que después se transformaría en la empresa Transporte Ideal San Justo, línea 96, en 1923 se realizó la electrificación del Ferrocarril Oeste en el tramo Once-Moreno que permitía combinar con el subte hacia la Plaza de Mayo. El slogan de esa época era: “del subte al tren sin cambiar de andén”.  En 1925 una empresa denominada Furst Zapiola y Compañía remató un total de 25 manzanas en 502 lotes. El crecimiento, la explosión inmobiliaria y la modernización no se detuvieron.