La bolsa de Comercio se gesta por
iniciativa de Diego de Alvear y también fue el impulsor de la fundación del Club
del Progreso y fue su primer presidente. Felipe Lavallol fue el primer
presidente del primer directorio de la bolsa fundada en 1854.
Calle San Martín 216, predio
que se le compró a la familia Bosh. Fue el primer edificio, que es actual sede
del banco Central. La Bolsa compró en 1860 a la familia Bosch el predio de la
calle San Martín 216 y llamó a concurso para la construcción de su edificio
propio, a cuyo efecto fijó un límite presupuestario de 700.000 pesos moneda
corriente. Era la primera vez que en Buenos Aires se hacía una obra
arquitectónica especial para una entidad de esta naturaleza, reflejando el
carácter de su función en su imagen urbana.
HOY es actual sede del banco
Central.
calle San Martín 216
En el
edificio de San Martín 216 se encuentra actualmente el Museo Histórico y
Numismático “Dr. José Evaristo Uriburu (h)”, dependencia del Banco Central de la
República Argentina. En el Museo se custodian y exhiben las series de monedas
argentinas e hispanoamericanas que circularon en el país a partir de mediados
del Siglo XVI. Asimismo, se atesoran allí billetes nacionales, provinciales y
particulares, así como elementos técnicos de fabricación de valores monetarios
utilizados en diversas épocas, y un archivo de documentos históricos. Con
referencia a la edificación propiamente dicha, cabe destacar que la fachada
original de la antigua sede de la Bolsa casi no ha variado a lo largo del
tiempo.
25 de Mayo y Rivadavia -
Antigua Bolsa de Comercio. Fue integrada al banco Nación en 1920 y dos
décadas después fue demolido el edificio para construir otro. A partir de
entonces y hasta hoy, la Bolsa contribuiría sin interrupciones a promover la
industria, el trabajo, y la riqueza: los genuinos cimientos de una paz duradera.
25
de Mayo y Rivadavia - Antigua Bolsa de Comercio, hoy edificio del Banco Nación.
Se ve el gran recinto
central de doble altura, con iluminación cenital, al que se ingresaba a través
de un vestíbulo con puertas acristaladas. También se aprecia la mítica
“baranda”, instalada para separar a los corredores de los asistentes: la
primigenia “rueda de operaciones” que jocosamente llamó la atención del viajero
inglés Thomas Hutchinson.
Vista del interior del antiguo edificio de la Bolsa de Comercio. Se pueden ver
en las paredes lo que parecen ser pizarras con cotizaciones.
La Bolsa de Comercio de Buenos Aires tiene como antecedente en el país la “Sala
de Comercio”, fundada en 1810 por un grupo de residentes ingleses para su uso
exclusivo. Estaba ubicada en 25 de Mayo y Cangallo. En 1821, Bernardino
Rivadavia creó la Bolsa Mercantil, que funcionó durante poco tiempo hasta su
disolución, en el antiguo edificio del Consulado situado en la calle San Martín
137 , hoy Banco de la Pcia. de Buenos Aires. Durante años, una agrupación de
corredores, denominada Camuati, operó en la clandestinidad ante la negativa de
las autoridades de reconocer esta actividad. Recién en 1854, después del
derrocamiento de Rosas, este grupo creó la “Sociedad de Bolsa de Comercio” con
sede en un local alquilado en la esquina de San Martín y Cangallo (actual
Pte. Perón) mientras los arq. Hunt y Schroeder construían el primer edificio en
Martín 216, donde actualmente funciona la Biblioteca Prebisch.
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click en la imagen para ampliar -
Ante la falta de
espacio para realizar las operaciones bursátiles, la Bolsa se mudó en 1885, a
Rivadavia 357 sitio del inmueble proyectado para ese fin por los arqs. Juan A.
Buschiazzo y J. Mariani, que fue demolido en la década de 1930 para construir el
Banco de la Nación. Debido a la imposibilidad de prorrogar el contrato con la
empresa constructora y al continuo incremento de las operaciones, las
autoridades de la Bolsa, decidieron adquirir un predio ubicado sobre 25 de Mayo,
Sarmiento y L.N.Alem , donde se levantaba en el siglo XIX una importante
residencia, propiedad de Francisco Llavallol, que ocupó durante años el
Consulado Pontificio, y otros cinco lotes linderos. Su unificación constituye el
solar definitivo del edificio que nos ocupa.
A
comienzos del siglo XIX ocupaba el terreno (Rivadavia entre Reconquista y 25 de
Mayo), la caballeriza de Crow y Malcolm, donde se guardaba la carroza que
conducía el Santísimo en las procesiones que partían de la catedral. Años
después se levantó allí una vivienda particular.” Se estableció en ese lote (al
lado de la caballeriza) –a principios del siglo XIX- la importante sastrería
inglesa Coyle, que ocupaba un inmueble de piso alto. Más tarde y tomando también
el terreno anterior, levantó allí su edificio la Bolsa de Comercio. Esta lo
ocupó desde 1885 hasta 1916, en que dicho solar fue adquirido por el Banco de la
Nación Argentina.
La antigua Bolsa de Comercio
Ocupando una extensión un poco más
amplia que la de la actual ochava del Banco de la Nación, en la esquina de
Rivadavia y 25 de Mayo, se encontraba el edificio de la Bolsa de Comercio,
construido por el arquitecto italiano Juan Buschiazzo. Este local, se formó con
la fusión de tres propiedades: la primera, lindera con el
Teatro
Colón perteneció a doña María Josefa del Pino, nieta del virrey y cuñada de los
generales Necochea. De su esposo heredó una gran fortuna y como no tenía hijos,
dedicó sus bienes a obras benéficas. Asistió abnegadamente a los enfermos en la
luctuosa epidemia de fiebre amarilla de 1871 y, al año siguiente, legó el dinero
necesario para erigir un asilo que lleva su nombre. A1 edificarse el Colón, la
casa de la señora del Pino quedó varios metros adentro; la Municipalidad cedió
luego lo que faltaba para alinearlo con la calle. Al fallecer doña Josefa en
1872, el solar fue comprado por la Bolsa de Comercio.
La misma sociedad adquirió luego la
propiedad lindera por el este, en su origen un terreno baldío comprado en 1826
por el general Juan José Viamonte. En 1840 lo vende al inglés Juan Malcolm,
quien realizó allí las primeras construcciones: una gran caballeriza donde se
guardaban numerosos coches, victorias, volantas, caballos y mulas. Los herederos
vendieron el predio a la Bolsa.
La tercera propiedad, que dio forma
aproximada a la actual ochava del Banco de la Nación, perteneció al Dr. Esteban
Agustín Gazcón, a cuyos sucesores la compró en 1839 don Ladislao Martínez.
Ladislao Martínez
quien a los 14 años intervino en las invasiones inglesas, mereciendo el apodo de
Napoleón Chico y pese a su corta edad se lo designa teniente del rey. Dejó a su muerte una
fortuna inmensa; una de sus propiedades, loteada por su hijo del mismo nombre,
dio origen al pueblo de Martínez. El predio pasó luego a la familia Ortiz Basualdo, que lo vendió a la Bolsa de Comercio. Este
edificio de la Bolsa albergó durante años a una legión de inversores,
oportunistas, delincuentes, estafadores y vivió días dramáticos con la crisis de
1890, oportunidad en que grandes familias que "jugaban a la Bolsa", quedaron
realmente en la miseria. Recordamos de paso que Julián Martel en su libro "La
Bolsa", nos brinda un vívido retrato de estos días de la crisis en el predio que
nos ocupa.
Fue
demolido este edificio de plaza de Mayo para construir otro.
frente sobre las calles 25 de Mayo y Sarmiento.
frente sobre la avenida Alem
frente sobre la avenida Alem ayer
frente sobre la avenida Alem HOY
¿Por qué hay una imagen de
Hermes con su gorro alada y su caduceo se encuentra en la entrada de la Bolsa de
Comercio por la calle 25 de mayo? Porque Hermes era custodio de los caminos de
circulación del comercio. De ahí que en el mundo antiguo naciera la asociación
entre el dios griego y el comercio.
Propietario original: Bolsa de Comercio de Buenos Aires
Proyectista: Christophersen Alejandro. Arquitecto.
Constructor: Baldasarre Zani. Constructor.
Año de inauguración: 1916
Corriente estilística: Academicismo Francés
Observaciones:
El ambicioso proyecto que fue encargado al arq. Alejandro Christophersen e
inaugurado en 1916, tuvo que atenerse a determinadas pautas impuestas por los
propietarios:
* destinar una superficie de 9.000 m2 para oficinas de renta.
* tener en cuenta, al diseñar la fachada, la posible construcción de un puente
que uniera la calle Sarmiento con el edificio del Correo cruzando la Av. Alem y
manteniendo el nivel de la calle 25 de Mayo, obra que no fue concretada pero
condicionó la altura del basamento. Prever bajo la recova de la Av. Alem la
instalación de comercios destinados a casas de cambio, de navegación, un gran
restaurant, peluquería, etc.
Finalmente el partido adoptado fue de una planta compacta en los primeros pisos.
A partir del techo del hall , ubicado en el centro del edificio, emerge un
volumen de 20 m. de altura rodeado por un anillo interno de aire y luz que
permite la iluminación de las oficinas superiores. A este cuerpo central se
accede por la caja de circulación vertical con entrada por 25 de Mayo, donde se
ubicó el acceso principal. Esta ochava curva situada en la mencionada esquina de
25 de Mayo y Sarmiento, consta de tres grandes puertas que conducen a un
vestíbulo ovalado y desde allí al gran hall central rodeado de importantes
columnas en cuyos extremos se emplazaron circulaciones verticales. Es de
destacar la gran escalera de honor que comunicaba con los despachos de las
autoridades. Las plantas superiores de la ochava curva presentan columnas
apareadas, mientras que el remate se efectúa a través de fuerte cornisa y
cúpula. Sobre la Av. Alem la fachada presenta elementos de estilo academicista
francés.
Su fuerte basamento formado por la recova fue tratado con almohadillado
horizontal. Presenta un cuerpo central levemente avanzado con pórtico neoclásico
en el que se destaca un frontón con esculturas en alto relieve representando la
navegación. Su autor Ernesto Rigante realizó además las esculturas que
enriquecen el interior. El remate superior del edificio se materializa a través
de mansarda curva revestida con láminas de cobre. El arq. Christophersen diseñó
todos los elementos de la obra, desde rejas, faroles, muebles, hasta las cartas
con el menú del restaurant, que funcionaba en la P.B. del edificio entrando por
Alem.
Las casas de la calle 25 de mayo
numero 8 y 22 eran habitadas permanentemente por prostitutas que a toda hora del
día se exhibían en los balcones con vestimenta provocativa.
El prostíbulo de 25 de Mayo y Rivadavia,
a metros de la Casa de Gobierno, motivó en varias oportunidades la intervención
policial por sus escándalos. Los diarios de entonces, especialmente "La
Tribuna", consiguieron su clausura temporaria en varias oportunidades.
Las
muchachas tenían buenos clientes en el
Gran Hotel Argentino, donde José Hernández terminó de redactar su "Martín
Fierro", ubicado donde hoy se halla el edificio de la SIDE y cuyas ventanas
daban a la casa mencionada. Todas las mujeres "levantaban" clientes en el vecino
Teatro
Colón.
¿Qué aspecto tenía la ciudad por aquellos años? Fue
justamente en 1862 cuando la luz eléctrica apareció en Buenos Aires, y la
primera vivienda iluminada con ese tipo de energía fue la Confitería del Gas:
café situado por entonces en Rivadavia y Esmeralda, que -ironías aparte- debía
su nombre a los 11 faroles de gas que adornaban su fachada. Sin embargo, el gas
continuaría iluminando por mucho tiempo a gran parte de la ciudad, incluido el
frente del edificio de la Bolsa que es objeto de esta nota. En tanto, la
inauguración de la primera línea de tranvías tirados por caballos debería
esperar hasta 1871, y los servicios de cloacas y de agua corriente no estarían
definitivamente terminados hasta 1880.
A decir verdad, cualquiera que se alejara unas pocas cuadras de lo que hoy se
conoce como el Microcentro no encontraría mucho más que “una sucesión de
pantanos transversales, a cual más grande y profundo”, según relata el
historiador Alfredo Taullard: “En esa época empezaban a nivelarse las calzadas,
pues hasta entonces en pleno centro las aguas llovidas corrían que era un
portento por sus declives naturales. En ciertas calles las aceras eran tan altas
que en las esquinas había escalones para poder subir a ellas. En algunas hasta
habían tenido que colocar, de trecho en trecho, postes con una cadena o barrote
de hierro (como protección, para que los peatones no cayeran a la calle). Estos
postes servían a la vez para atar las cabalgaduras”.
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